miércoles, 22 de diciembre de 2010

Tres prioridades para superar la crisis de vocaciones II

NASHVILLE, lunes, 28 julio 2008 (ZENIT.org).- Hay ciertas órdenes tanto de hombres como de mujeres, incluyendo la suya, que han disfrutado de un enorme crecimiento en las últimas décadas. Creo que la clave para crecer en vocaciones está en el testimonio de vivencia gozosa de un ideal que es leal, eucarístico, fiel a la Iglesia y a sus enseñanzas. Se vive en una vida de comunidad vibrante y arraigada en la oración. Eso fue lo que experimenté con las religiosas dominicas de Nashville.

Yo creo que los jóvenes de hoy son idealistas como han sido siempre y buscan un modo de canalizar su celo y encontrar soporte a un deseo de crecer en santidad. No pienso que atraigan fantásticos programas o espiritualidades complicadas sino más bien simple fidelidad.

Hay movimientos del Espíritu Santo que encienden fuegos en muchas direcciones hoy que están alcanzando un momento significativo y deberían llenarnos de esperanza. El Consejo de Superioras Mayores (CMSWR) es una organización de comunidades religiosas que están comprometidas en vivir lo esencial de la vida religiosa y se apoyan unas a otras. Recomendaría a las jóvenes que exploran la vocación religiosa una visita a el sitio web del CMSWR para ver las muchas comunidades que están creciendo hoy, a pesar de informaciones en sentido contrario.


--Muchos hablan, de hecho, de crisis de vocaciones y del final de las vocaciones sacerdotales. ¿Qué hay de las vocaciones de religiosas? ¿Está la crisis llegando a su fin? 

--Hermana Hopkins: Las religiosas han sido la espina dorsal del servicio social, educación y cuidado social en los Estados Unidos. La disminución en el número de mujeres que entran en la vida religiosa ha tenido un impacto en estos campos y pasarán muchos años antes de ver una recuperación significativa.

Tengo que recordar sin embargo que el Espíritu Santo no está limitado por las encuestas Gallup o las predicciones de los estudios sociológicos.

Considere la simplicidad y tenacidad de la beata Teresa de Calcuta en un tiempo en que el número de religiosas estaba declinando. Su respuesta a la llamada de Dios produjo una nueva orden religiosa que creció hasta cuatro mil religiosas, y una fraternidad de religiosos asociada de trescientos miembros, y más de cien mil voluntarios laicos, que actúan en 610 misiones en 123 países. 

Los que nuestro mundo necesita es más madres Teresas, gente con celo, humildad y amor sin miedo. En los últimos veinte años he visto cómo aumenta tanto en número como en calidad y apertura el número de mujeres que se interesan por la vida religiosa. Dado el hecho de que nuestra cultura no apoya tales ideas, está claro que sólo lo explica la gracia. 

Pienso que para fomentar las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa las tres principales prioridades deberían estar en las áreas de educación, devoción sacramental y una pastoral juvenil que exponga a los jóvenes tanto a la oración como a la evangelización.

Los jóvenes están hambrientos de aprender la fe y reconocer el carácter irracional del relativismo. Tienen un deseo natural de "conocer" a Dios y tendrán más probabilidad de dedicarse a una vida dedicada a El si son educados en la fe. Pienso que esta generación está dispuesta a comprender la necesidad de este enfoque apostólico, dada la confusión y el sufrimiento que ha provocado su ausencia. Es importante que la Iglesia siga reforzando la educación católica que esté bien centrada, que sea fiel y que esté arraigada en la excelencia.

La devoción a los sacramentos es clave para descubrir y para alimentar una vocación. Cuando los jóvenes se benefician de la regular recepción de la Eucaristía, cuando acuden a la confesión y empiezan a desarrollar una vida religiosa, entonces la llamada de Dios tiene una oportunidad para ser escuchada. La adoración eucarística está produciendo muchas vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, algo lógico si se considera que el tiempo dedicado en la presencia de Dios ofrece luz y calor a nuestras almas.

Hay un movimiento del Espíritu Santo en acto que crece en intensidad cuando los jóvenes se influencian afectivamente unos a otros. No hay nada más poderoso que el testimonio de los jóvenes que se esfuerzan por conocer y hacer la voluntad de Dios. El Amor no puede quedar encerrado y cuando descubrimos la Persona de Cristo, es natural experimentar una compulsión interior a compartir este descubrimiento con otros.

La pastoral juvenil que prepara a la conversión, a la devoción y que expone a buenas influencias ha tenido éxito a la hora de producir vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa. Por supuesto, es importante para los jóvenes estar en relación con sacerdotes y religiosas que vivan gozosa y fielmente este compromiso.

El Papa Benedicto XVI lo expuso mejor a los jóvenes con los que se encontró en Dunwoodie, en su viaje a los Estados Unidos, cuando les desafió diciendo: "Tended hacia un estilo de vida caracterizado auténticamente por la caridad, la castidad y la humildad, imitando a Cristo, el Sumo y Eterno Sacerdote, del que deben llegar a ser imágenes vivas".


Más información en www.nashvilledominican.org o en el Council of Major Superiors of Women Religious: www.cmswr.org

Por Kathleen Naab, traducido del inglés por Nieves San Martín.
http://www.almas.com.mx/almas/artman/publish/article_2077.php

No hay comentarios: