viernes, 30 de septiembre de 2011

La diócesis de Valencia cuenta con 32 comunidades de vida contemplativa integradas por 400 religiosas y 20 cartujos


Cerca de cuatrocientas religiosas, veinte religiosos cartujos y un ermitaño canónico consagrado en la archidiócesis de Valencia integran en la actualidad las distintas órdenes y congregaciones religiosas de vida contemplativa, a las que estará dedicada mañana, domingo, la celebración de la Jornada por la Vida Consagrada Contemplativa, también conocida como “Pro Orantibus”.

En la diócesis valentina existen un total de 32 monasterios de vida contemplativa y una cartuja, según ha informado a la agencia AVAN el vicario episcopal para la Vida Consagrada, José María Ciller.

Con motivo de la celebración “Pro Orantibus”, el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, dedica su carta de esta semana a esta jornada en la que recuerda el “gran don de la vida contemplativa y la presencia de muchos monasterios que pueblan nuestra geografía”, que son “lugares de luz, esperanza y amor”.

Según Osoro, “muy a menudo pasamos junto a estos monasterios, sin darnos cuenta de lo que de allí surge, de la vida que están dando a este mundo”, porque “todo lo hacen y viven por nosotros, por los hombres y mujeres de este mundo”.

La Jornada, que se celebra en toda España con el lema “Lectio divina, un camino de luz”, tiene como objetivos "rezar por los que rezan por nosotros como expresión de reconocimiento y gratitud hacia los religiosos contemplativos y dar a conocer lo que significa este género de vida", ha explicado.

Los propios cristianos seglares “están llamados también, pese a no contar con un carisma específico para ello, a orar intensificado lo que es la vocación general de los contemplativos, es decir, adorar a Dios en nombre de toda la Humanidad e interceder a favor de todos los hombres y mujeres del mundo”.

jueves, 29 de septiembre de 2011

¿Cómo es la vida de una benedictina? Un documental que «rompe» la clausura revela los secretos


Las monjas benedictinas de Tyburn, Reino Unido, presentaron este jueves Tyburn Convent Gloria Deoun documental sobre los monasterios que la orden ha abierto en América, en los últimos treinta años, y en otros países.
Este jueves, el monasterio Gloria Deo de Tyburn hizo la presentación oficial de la película, en una recepción en Tyburn, Londres. Asistieron la madre general de la orden M. Xavier McMonagle y el director de la obra Michael Lucas Davies.
La madre general dijo que esta película “interesará no sólo a los católicos deseosos de descubrir más acerca de cómo las monjas benedictinas viven en realidad y cómo su carisma de oración, la adoración eucarística y hospitalidad ejercen influencia sobre la comunidad cristiana y católica”.

El documental de noventa minutos
, de Michael Lucas Davies, en formato dvd, lleva a un recorrido visual por nueve monasterios, empezando por la casa madre, cerca de Marble Arch. Una buena parte se dedica a los últimos monasterios abiertos en Sechura, Perú; Villacabamba, Ecuador; y Antioquia, Colombia.
¿Qué tipo de vida llevan estas mujeres?Es un recorrido por la historia de mujeres que entran en los monasterios como novicias hasta que llegan a su profesión perpetua. Muestra el trabajo de Londonez, antiguo fotógrafo de moda, con una vívida imagen de la espiritualidad de las benedictinas, basada en el trabajo, la oración y la adoración perpetua de Jesucristo eucaristía.
Narra cómo el monasterio del Sagrado Corazón en Sechura se convirtió en la primera fundación de las monjas de Tyburn en un país en vías de desarrollo. Las monjas fueron en 1976 por invitación del arzobispo de Piura que les pidió específicamente orar por los sacerdotes y seminaristas. Muestra lo cercanas que viven las benedictinas de las comunidades en las que se desarrollan. Han abierto un hospital y un museo, y trabajan en estrecha colaboración con oblatos laicos.
El monasterio de la Puerta del Cielo, en Villacabamba, Ecuador, situado a 1.565 metros sobre el nivel del mar en la cordillera de Los Andes, es mucho más reciente. Data de 2002, cuando el obispo de Loja solicitó a la monjas fundar una comunidad contemplativa que orara por los sacerdotes de su diócesis y ayudara a la gente del lugar a descubrir la dimensión orante de su vida cristiana.

Las monjas han transformado la ladera de una montaña, “llena de basura y malas hierbas”, en un jardín por el que pasear o meditar con una amplia variedad de plantas autóctonas, flores y hierbas medicinales.
El monasterio del divino Paráclito en Colombia es uno de los más recientes. Las monjas de Tyburn establecieron su tercera casa de América Latina ante la insistente y urgente petición de un obispo que le solicitaba expresamente orar por la paz en su país.
Un viaje por diferentes monasterios del mundoAdemás de los monasterios en América, la película traslada al espectador a otros seis monasterios en diversos países.
En Londres, el espectador puede descubrir el mapa “negro”, que traza el camino que recorrían los católicos hacia la horca de Tyburn para ser ejecutados. La monja francesa Marie Adele Garnier dijo, en medio de la persecución, que se fundaría una casa religiosa en Tyburn, en honor del martirio de los católicos durante la Reforma. Y así ha sido.
En Irlanda, el monasterio de San Benito, en un edificio de estilo colonial, antes sede del Almirantazgo británico, con vistas a la pintoresca Cork Harbour, ofrece disfrutar de la paz y tranquilidad de un jardín construido especialmente para los padres de niños fallecidos.

En el monasterio de Riverstone en Sydney, Australia se puede ver el momento en el que la madre Justin Allchurch hizo su profesión solemne. En la tranquilidad del sur rural, en Auckland, Nueva Zelanda, las benedictinas cuidan rebaños y su casa se construye gracias al activo entusiasmo de la población local. Las monjas en Largs, Escocia, cantan y tocan instrumentos musicales, meditan en la intimidad de su jardín amurallado y adoran a Jesús Eucaristía.
Las mismas que se arrodillan ante la tumba del beato Juan Pablo II, en la basílica de San Pedro de Roma, ofreciendo oraciones de gratitud por su invitación a abrir un monasterio para orar por el papa.
El director se ha emocionado mucho con el proyectoEl director Michael Lucas Davies, dijo a propósito de este documental: “Se me saltaron las lágrimas muchas veces por la belleza de lo que estaba filmando. Ha superado mis expectativas. Las cosas que he visto y los momentos que he compartido con estas bellas personas religiosas los mantendré conmigo para siempre”.
Davies es fundador de Multimedia Nativa. Nacido en Londres, estudió diseño y tecnología en Farnborough, Hampshire, antes de unirse a Bow Street Studios. Abandonó la empresa comercial para dedicarse al diseño gráfico. Fue pionero en el uso de imágenes panorámicas de 360º, que aplicó a los sitios de las benedictinas de la Abadía de San Miguel, Farnborough, Inglaterra, y St. Hugh, la abadía de cartujos Parkminster, West Sussex, Inglaterra.
Por la calidad de su trabajo al diseñar websites religiosos, recibió el encargo de las monjas de Tyburn de producir su primera página web. Aunque no es católico, se describe como un hombre de “fe firme”.
Las monjas de Tyburn, adoratrices del Sagrado Corazón de Jesús de Montmartre, integran una orden de benedictinas contemplativas. Su finalidad es glorificar a la Trinidad, encontrar una expresión práctica en la participación diaria en la eucaristía, el oficio divino, la adoración perpetua al Santísimo Sacramento, y la oración diaria por el Papa, la Iglesia, el país y toda la familia humana. Viven dentro de la tradición monástica de la Iglesia, bajo la regla de San Benito, ora et labora.
Tyburn Convent es la casa madre de las monjas de Tyburn. Desde hace más de cien años han orado allí sin cesar ante Jesús eucaristía en memoria de los 105 mártires católicos que sufrieron y murieron por su fe en el patíbulo y la horca de Tyburn entre 1535 y 1681. El convento es también el lugar de celebración de la Conferencia de Tyburn, inaugurada por la monjas de Tyburn hace más de una década, que se propone mantener un amplio diálogo sobre temas de interés nacional.

Para más información, puede visitar la página web: www.tyburnconvent.org.uk.

martes, 27 de septiembre de 2011

¿Para ser monja de clausura hay que tener buena salud?

Santa Juana Chantal
No. Si bien la mayoría de las órdenes de clausura por las reglas que tienen precisan que se tenga buena salud para afrontar las privaciones, vigilias, etc., la orden de la Visitación (Salesas) admite mujeres con estado de salud delicado, incluso enfermas, y vocaciones de edad tardía (ver post “Orden de la Visitación: Humildad ante Dios y dulzura para con el prójimo”, publicado el 3 de Septiembre de 2011)

domingo, 18 de septiembre de 2011

Iglesia, mi amor

 5 razones de nuestro amor a la Iglesia (José Luis Martín Descalzo)

Creo que no puedo escribir  sobre las cosas que amo sin hablar también sobre la Iglesia, sobre mi querida Iglesia. Comprendo que, al hacerlo, no estoy muy a la moda, porque hoy lo que priva es hablar de  ella, cuando menos, con despego (¡y tantas veces con ferocidad!), incluso entre los creyentes.
Dicen que el signo de los tiempos es gritar: «Cristo, sí; Iglesia, no»; pero a mí eso me parece tan invero­símil como decir «quiero al alma de mi madre, pero a mi madre no». Y lamento no entender a quienes la insultan o desprecian «en nombre del Evangelio» o a quienes parecen sentirse avergonzados de su historia y piensan que sólo ahora o en el futuro vamos a construir la «verdadera y fiel Iglesia». No sé, pienso que tal vez cuando ya esté en el cielo sentiré compasión hacia eso en lo que aquí abajo convertíamos entre todos a la Iglesia, pero mientras esté en la tierra ya tengo bastante trabajo con quererla como para en­contrar también tiempo para ver sus fallos.

Y voy a ver si explico un poco las razones por las que la quie­ro. Para ser un poco sistemático, voy a reducirlas a cinco funda­mentales.
1.La primera es que ella salió del costado de Cristo. ¿Cómo podría no amar yo aquello por lo que Jesús murió? ¿Y cómo no podría yo amar aCristo sin amar, al mismo tiempo, aquellas cosas por las que él dio su vida? La Iglesia -buena, mala, mediocre, santa o pecadora, o todo eso junto-fue y sigue siendo la esposa de Cristo. ¿Puedo amar al esposo despreciándola?
Pero-alguien me dirá-¿cómo puedes amar a alguien que ha traicionado tantas veces al evangelio, a alguien que tiene tan poco que ver con lo que Cristo soñó que fuera? ¿Es que no sientes al menos nostalgia de aquellos tiempos en los que -como decía san Ireneo- la santidad deCristo estaba todavía caliente» y en la que la fe ardía con  toda viveza en el alma de los creyentes.
Pero ¿es que hubiera justificado un menor amor la nostalgia de mi madre joven  que yo podía sentir cuando mi madre era vieja? ¿Hubiera yo podido devaluar sus pies cansados y su corazón fatigado?
 A veces oigo en algunos pulpitos o tribunas periodísticas  demagogias que no tienen ni siquiera el merito de ser nuevas que, por ejemplo, hablan de que la Iglesia prostituida. Y recuerdo aquel disparatado texto que Saint-Cyran  escribía a san Vicente de Paúl y que es –como ciertas críticas de hoy- un monumento al orgullo:
 «Sí, yo lo reconozco: Dios me ha dado grandes luces. Él me ha hecho comprender que ya no hay Iglesia. Dios me ha hecho comprender que hace cinco o seis siglos que ya no existe Iglesia. Antes de esto la Iglesia era un gran rio que  llevaba sus aguas transparentes, pero en el presente  parece ser Iglesia que  ya no es más que cieno. La Iglesia era su esposa, pero actualmente es una adultera y una prostituta. Por eso la ha repudiado y quiere que la sustituya otra que le sea más fiel. 
Me  quedo, claro, con san Vicente de Paul,  que, en lugar de soñar pasadas o futuras utopías, se dedicó a construir su santidad, y con ella, la de la Iglesia. un rio de cieno hay que purificarlo, no limitarse a condenarlo. Sobre todo cuando nadie puede presentar ese supuesto libelo de repudio que Cristo habría dado a su  esposa.

2. La segunda razón por la que amo a la   Iglesia es porque ella y solo ella  me ha dado a Cristo y cuanto sé de él. A través de esa larga cadena de creyentes muchas veces  mediocres me ha llegado el recuerdo de Jesús y su evangelio. Sí, claro, a veces lo ha ensuciado al transmitirlo, pero todo lo que de él sabemos nos llegó a través de ellas. Ella no es Cristo, ya lo sé. Él es el absoluto, el fin; ella, sólo el  medio. Incluso es cierto que cuando digo «creo en la Iglesia» lo que estoy diciendo es que creo en Cristo, que sigue estando en ella; lo mismo que cuando afirmo que bebo un vaso de vino, lo que realmente bebo es el vino, no el vaso. Pero ¿cómo podría beber el vino si no tuviera vaso?El canal no es el agua que transporta, pero ¡qué importante es el canal que me la trae!
El centro final de mi amor es Cristo, pero «ella es la cámara del tesoro, donde los apóstoles han depositado la verdad, que esCristo», como decía san Ireneo. Ella es «la sala donde el Padre de familia celebra los desposorios de su Hijo», como escribía san Cipriano. Ella es verdaderamente -ahora es el río de san Agustín quien se desborda- «la casa de oración adornada de visibles edifi­cios, el templo donde habita tu gloria, la sede inconmutable de la verdad, el santuario de la eterna caridad, el arca que nos salva del diluvio y nos conduce al puerto de la salvación, la querida y única esposa que Cristo conquistó con su sangre y en cuyo seno renace­mos para tu gloria, con cuya leche nos amamantamos, cuyo pan de vida nos fortalece, la fuente de la misericordia con la que nos sus­tentamos». ¿Cómo podría no amar yo a quién me transmite todos los legados de Cristo: la eucaristía, su palabra, la comunidad de mis hermanos, la luz de la esperanza?
3. Pero su historia es triste, está llena de sangres derramadas, de intolerancias impuestas, de legalismos empequeñecedores, de maridajes con los poderes de este mundo, de jerarcas mediocres y vendidos... Sí, sí, es cierto. Pero también está llena de santos. Y ésta es la tercera razón de mi amor. Siempre que yo me monto en un tren sé que la historia del ferrocarril está llena de accidentes. Pero no por eso dejo de usarlo para desplazarme. «La Iglesia -decía Bernanos- es como una com­pañía de transportes que, desde hace dos mil años, traslada a los hombres desde la tierra al cielo. En dos mil años ha tenido horas de retraso.. Pero hay que decir que gracias a sus santos la compañía no ha quebrado». Es cierto, los santos son la Iglesia, son lo que jus­tifica su existencia, son lo que no nos hace perder la confianza en ella.
Ya sé que la historia de la Iglesia no ha sido un idilio. Pero, a fin de cuentas, a la hora de medir a la Iglesia a mí me pesan mucho más los sacramentos que las cruzadas, los santos que los Estados pontificios, la gracia que el Derecho canónico. ¿Estoy con ello diciendo que amo a la Iglesia invisible y no a la visible? No, desde luego. Pienso que tenía razón Bernanos al escribir que «la Iglesia visible es lo que nosotros podemos ver de la invisible» y que como nosotros tenemos enfermos los ojos sólo vemos las zonas enfermas de la Iglesia. Nos resulta más cómodo. Si viéramos a los santos, tendríamos obligación de ser como ellos. Nos resulta más rentable «tranquilizarnos» viendo sólo sus zonas oscuras, con lo que sentimos, al mismo tiempo, el placer de criti­carlas y la tranquilidad de saber que todos son tan mediocres como nosotros. Si nosotros no fuésemos tan humanos, veríamos más los elementos divinos de la Iglesia, que no vemos porque no somos ni dignos de verlos.
4. Voy a atreverme a decir más: yo amo con mayor intensidad a la Iglesia precisamente «porque» es imperfecta. No es que me gus­ten sus imperfecciones, es que pienso que sin ellas hace tiempo me habrían tenido que expulsar a mí de ella. A fin de cuentas, la Iglesia es mediocre porque está formada de gente como nosotros, como tú y como yo. Y esto es lo que, en definitiva, nos permite seguir dentro de ella.
Bernanos lo decía con exacta ironía:
«Oh, si el mundo fuera la obra maestra de un arquitecto obse­sionado por la simetría o de un profesor de lógica, de un Dios deís­ta, la santidad sería el primer privilegio de los que mandan; cada grado de la jerarquía correspondería a un grado superior de santi­dad, hasta llegar al más santo de todos, el Santo Padre, por supues­to. ¡Vamos! ¿Y os gustaría una Iglesia así? ¿Os sentiríais a gusto en ella? Dejadme que me ría. Lejos de sentirnos a gusto, os quedaríais en esta congregación de superhombres dándole vueltas entre las manos a vuestra boina. Por fortuna, la Iglesia es una casa de familia donde exis­te el desorden que hay en todas las casas familiares, siempre hay sillas a las que le falta una pata, las mesas están manchadas de tinta, los tarros de confites se vacían misteriosamente en las alacenas, todos lo conocemos bien, por experiencia».
Sí, por fortuna en la Iglesia imperan las divinas extravagancias del Espíritu, que sopla donde quiere. Y gracias a ello nosotros podemos agradecerle a Dios cada noche que aún no nos hayan echado de esa casa de la que todos somos indignos. Tendremos, claro, que luchar por mejorarla. Pero sabiendo bien que siempre ha sido mediocre, que siempre será mediocre, como en las casas siem­pre hay polvo por muy cuidadosa que sea su dueña. No se sabe por dónde, pero el polvo entra siempre. Y uno limpia el polvo en lugar de pasarse la vida enfadándose con él.
En rigor, todas esas críticas que proyectamos contra la Iglesia deberíamos volcarlas contra cada uno de nosotros mismos. Lo voy a decir en latín con las preciosas palabras de san Ambrosio: «Non in se, sed in nobis vulneratur Ecclesia. Caveamus igitur, ne lapsus noster vulnus Ecclesie fíat» (no en ella misma, sino en nosotros, es herida la Iglesia. Tengamos, pues, cuidado, no sea que nuestros fallos se conviertan en heridas de la Iglesia).
5. La quinta y más cordial de mis razones es que la Iglesia es -literalmente- mi madre. Ella me engendró, ella me sigue ama­mantando. Y me gustaría ser como san Atanasio, que «se asía a la Iglesia como un árbol se agarra al suelo». Y poder decir, como Orígenes, que «la Iglesia ha arrebatado mi corazón; ella es mi patria espiritual, ella es mi madre y mis hermanos». ¿Cómo enton­ces sentirme avergonzado por sus arrugas cuando sé que le fueron naciendo de tanto darnos y darnos a luz a nosotros?
Por todo ello espero encontrarme siempre en ella como en un hogar caliente. Y deseo -con la gracia de Dios- morir en ella, como soñaba y consiguió santa Teresa. Y ése será mi mayor orgullo en la hora final.
(Libro: Razones para el amor. Ediciones Sígueme. Salamanca. 2007, pp 752-756)
http://es.paperblog.com/madre-iglesia-100063/


Poema

«Iglesia, mi amor, Iglesia, mi madre: 
Sólo corres haciéndote cautiva 
del amor del Hijo de Dios.
Iglesia rechazada, Iglesia escarnecida: 

Mi amor cura tus heridas, 
y tus sufrimientos transfiguran mi vida. 
el secreto de los pobres, que son tu fuerza, 
es toda nuestra alegría.

Tu canto de alabanza despierta mi corazón,
tu silencio habla más alto que todos los gritos.
Tu pasión se hace Eucaristía.
Por la verdad de tu libertad,
haces de mí lo que soy.

Felicidad de ofrecer la vida por la Esposa elegida, 
en su pobreza y en su esplendor.
Comunión en la felicidad de su Bien Amado, 
luz de los que han perdonado, 
salvación de la humanidad.

Has besado la cadena de tus pies y de tu cuello, 
cadena de oro, cadena de amor 
que te une a Jesús y a María. 
Algunas flores sólo brotan entre
las lágrimas, las lágrimas de la sangre y del amor de Dios» 



Autora:  Marie-Anne Petit

sábado, 10 de septiembre de 2011

Google se convierte en una poderosa herramienta para llenar los monasterios de nuevas monjas

Los tiempos cambian y con ello también las manreas de resolver las inquietudes y cuestionamientos. Incluso los más hondos del corazón. Esta es la experiencia de miles de muchachas que en la actualidad tienen cuestionamientos vocacionales y desean saber qué y cómo ser religiosa. Y ya no se lo preguntaaaaan sólo al párroco o a la catequista sino que cada vez son más las que acuden a Google


Así lo cuenta Antonio González, administrador del blog CatInfor.com. y director de Revaloria.org quien ha detectado que en el poderoso buscador de Internet la búsqueda “ser monja” se hace 2.400 veces al mes, “cómo ser monja”, 320 veces y “hacerse monja”, 170.


"Ahora cuando una chica se pregunta si tendrá vocación de monja… lo busca en Google. No pregunta a una amiga, o a una monja o a un sacerdote", señala González.


La anécdota de «Sor Youtube» y el incremento de vocaciones
González ha reseñado en su blog la curiosa anécdota que ha vivido gracias a una tía suya que es monja:mientras ésta le contaba su vocación, él la grabó con su teléfono móvil y el vídeo lo subió a Internet. A partir de ahí no paran de surgir nuevas vocaciones.





«Un día del año 2008 fui a visitar a mi tía Puri, que es monja en el convento de Dominicas de Segovia. Me comentó que estaban necesitadas de vocaciones. Le comenté que podía ayudarle de dos formas: rezando para que tengan vocaciones y haciendo un blog, para dar a conocer el convento.
»Dicho y hecho: saqué mi móvil y le grabé un vídeo, en el que ella cuenta por qué se hizo monja y cómo se siente en esa vida que lleva. Ese vídeo-testimonio de 1:50 minutos ya lo han visto más de 51.000 personas.
»Después le hice un blog. Gracias al blog, donde escribe mi tía Puri, las monjas dominicas se acercan a las jóvenes que tienen inquietudes y preguntas sobre la vocación o que simplemente quieren conocerlas y saber cómo es la vida en el convento.


»Como algunos sabéis, me dedico al SEO (poner una página primera en Google) en Trei. Por eso ya me sale sólo pensar: ¿Esta página para que búsqueda de Google quiero que sea la primera?
»En el caso de su blog pensé: ahora cuando una chica se pregunta si tendrá vocación de monja… lo busca en Google. No pregunta a una amiga, o a una monja o a un sacerdote. ¿Y qué busca en Google una chica que quiere ser monja? “ser monja”, “cómo ser monja” o “hacerse monja”. Esas son las 3 búsquedas que definí.
Además, hay una herramienta de Google que te dice el número de veces que se hace cada búsqueda al mes:
1. “ser monja”,  se hace 2.400 veces al mes.
2. “cómo ser monja”, se busca 320 veces al mes.
3. “hacerse monja”, se hace 170 veces al mes».

sábado, 3 de septiembre de 2011

Orden de la Visitación (Salesas): Humildad ante Dios y dulzura para con el prójimo

La Orden de la Visitación de Santa María fue fundada en 1610 por San Francisco de Sales;Santa Juana Frémyot de Chantal, en Annecy (Francia).
Su espiritualidad se fundamenta en la humildad ante Dios y la dulzura para con el prójimo. Ambas virtudes se encuentran en la Caridad de Cristo y de María. Las Salesa deben renovar constantemente la actitud de María en el Misterio de la Visitación: servicio, humildad, dulzura, abandono y sencillez.
Este carisma contemplativo tiene una particularidad no muy conocida y motivo de que mujeres que han sentido la llamada a la vocación contemplativa no hayan podido responder a ella. Descartan las grandes penitencias corporales y otras costumbres excesivamente rígidas y austeras,de este modo son bienvenidas a la Visitación mujeres con salud débil,incluso enfermas,y vocaciones en edad tardía.
Esta suavidad relativa de la Regla se ve compensada por la insistencia en la práctica de la humildad, de la caridad la lucha contra el egoísmo y el amor propio para lograr que el alma, libre de todos los lazos, estuviera totalmente disponible a la acción divina
En la actualidad están presentes en 30 países, con 154 monasterios.
En Madrid existen 3 conventos

Primer Monasterio
Santa Engracia, 20. Madrid-28010
Tel. 91.448.78.22

Segundo Monasterio
San Bernardo, 72. Madrid-28015
Tel. 91. 522.25.65
e-mail: 2monast.visitacion.madrid@gmail.com

Tercer Monasterio
Pº. San Francisco de Sales, 46. Madrid-28010

Tel. 91.533.34.36
Segundo Convento de la Visitación. Madrid