sábado, 30 de abril de 2011

Tres días de fe en Roma para celebrar al nuevo beato Juan Pablo II

Juan Pablo II subirá a los altares el 1 de mayo ante cientos de miles de fieles
Darío Menor | La espera ha terminado. Tres meses y medio después de que fuese anunciada de forma oficial, por fin ha llegado el día en que se celebrará la beatificación de Juan Pablo II, el papa más mediático de la historia y uno de los grandes protagonistas del siglo XX. Durante tres días (sábado, domingo y lunes), la Iglesia vibrará con el recuerdo del Papa Wojtyla y su ascenso a los altares: cientos de miles de fieles seguirán la ceremonia desde la Plaza de San Pedro del Vaticano, mientras millones de personas en todo el mundo lo harán a través de sus televisores.
En Roma, donde se respira el ambiente de las grandes ocasiones, ya está todo preparado para el 1 de mayo, una fecha que quedará marcada en los calendarios: en ella ya no solo se celebrará la jornada del trabajador; también se recordará como el primer día en que los católicos pudieron venerar al papa polaco como beato.
El evento inicial de la beatificación será la vigilia que se celebrará el sábado 30 de abril en la explanada del Circo Massimo entre las 20:00 h. y las 22:30 h. del sábado y que estará dividida en dos partes: la primera, dedicada al recuerdo de la figura de Juan Pablo II; en la segunda el Rosario será el protagonista.
Una noche de testimonios
Las palabras y los gestos del anterior pontífice será recordados por algunos de sus más estrechos colaboradores, como el cardenal Stanislaw Dziwisz, quien fue su secretario personal; el español Joaquín Navarro-Valls, portavoz vaticano durante 22 años; y la religiosa francesa Marie Simon-Pierre, cuya milagrosa curación de la enfermedad de Parkinson ha servido para impulsar el proceso de beatificación. Tras los testimonios, los presentes en el Circo Massimo, que serán probablemente varios cientos de miles, entonarán elTotus tuus, el himno compuesto en honor de Juan Pablo II cuando celebró sus bodas de oro sacerdotales.
En la segunda parte de la vigilia se recitará el Rosario en conexión directa con cinco santuarios marianos, y el cardenal Agostino Vallini, vicario del Papa para la Diócesis de Roma, detallará la riqueza espiritual y pastoral de Wojtyla.
Tras estos eventos, los peregrinos que lo deseen podrán pasar una “noche blanca” de oración en alguna de las ocho iglesias de Roma que permanecerán abiertas hasta la mañana del día siguiente. Diversos grupos de jóvenes pertenecientes a las más variadas realidades eclesiales y movimientos existentes en la diócesis de la capital italiana se encargarán de animar el maratón de oración que se llevará a cabo en la noche previa al ascenso a los altares de Juan Pablo II.
Los restos se depositarán en la Basílica
El día grande será el domingo 1 de mayo, festividad de la Divina Misericordia, declarada precisamente por el papa polaco. La ceremonia de beatificación, presidida por Benedicto XVI, tendrá lugar a las 10:00 h. en una Plaza de San Pedro que se espera que esté abarrotada. Una hora antes, a las 9:00 h., comenzarán los preparativos y la oración por la Divina Misericordia. Una vez concluida la misa y terminada la declaración con que se formulará la nueva condición de beato de Juan Pablo II, se descubrirá una suerte de tapiz en el que se representa al anterior pontífice.
Después, Benedicto XVI y los cardenales concelebrantes dedicarán unos minutos a la oración frente al féretro donde reposan los restos de Juan Pablo II, que será ubicado delante del Altar de la Confesión dentro de la Basílica de San Pedro. A partir de ese momento, todos los fieles que lo deseen podrán venerar el cuerpo sin vida del nuevo beato. La Santa Sede tiene previsto no cerrar las puertas de la Basílica hasta que el último peregrino que lo desee haya podido tener un momento de recogimiento frente al féretro de Juan Pablo II. Este será después colocado en su ubicación final, la capilla de San Sebastián, situada en la zona derecha de San Pedro.
Y el lunes, misa de acción de gracias
El lunes 2 de mayo, a las 10:30 h., tendrá lugar la última de las ceremonias de los tres días en que se reparten las celebraciones por la beatificación del papa Wojtyla. En la Plaza de San Pedro, el secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Tarcisio Bertone, presidirá la misa de acción de gracias, la primera que tiene lugar en honor del nuevo beato. Los textos elegidos para esta ceremonia son los mismos que leerá el día anterior Benedicto XVI.
En la misa oficiada por el cardenal Bertone la música ocupará un lugar destacado, pues el Coro de la Diócesis de Roma interpretará varias obras en compañía de dos grupos musicales polacos: el Coro de Varsovia y la Orquesta Sinfónica de Wadowice.
En el nº 2.751 de Vida Nueva.
Publicado el 29.04.2011

lunes, 25 de abril de 2011

FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN


CRISTO NUESTRA PASCUA ESTÁ RESUCITADO 
!!ALELUYA¡¡

jueves, 21 de abril de 2011

Semana Santa. Cronología Litúrgica y Procesional

DOMINGO DE RAMOS Se celebra la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Es un anticipo de la Pascua. Los tradicionales ramos son los protagonistas. La primera lectura de la Pasión. Primeras procesiones populares. 
LUNES SANTO Tras el esplendor del Domingo, la liturgia entra en la angustia de la pasión siguiendo los últimos días de vida de Jesús. El Evangelio nos presenta el episodio de la Magdalena lavando y ungiendo los pies de Jesús, con el escándalo de Judas. En él se han inspirado algunos pasos y procesiones. 
MARTES SANTO Se caracteriza su liturgia por la exaltación de la Cruz, que se propone como motivo de orgullo para los cristianos. El Evangelio de la misa de este día es la Pasión según san Marcos. En muchos lugares el protagonista de las procesiones de este día es la Cruz. 
MIÉRCOLES SANTO Es el día en que se reúne el Sanedrín (el tribunal religioso judío) para condenar a Jesús.. Este episodio es el que convirtió los miércoles en días de ayuno. Hoy es el primer día de luto de la iglesia, en que se celebra el OFICIO DE TINIEBLAS, una especie de funeral por la muerte de Jesús. Los pasos y procesiones de este día reflejan el aumento del dramatismo. 
JUEVES SANTO Es, con el Corpus Cristi y la Ascensión, el primero de los Tres Jueves del año que relucen más que el sol. Es el día en que se celebra la ültima Cena en que Cristo instituyó la Eucaristía. Es el día del Lavatorio de los pies (sobre esto versa el Evangelio), de la atención especial a los pobres, del Amor Fraterno. Los pasos y procesiones se vuelcan en estas significaciones y empiezan a avanzar, ya en la noche, el misterio del Viernes Santo. 
VIERNES SANTO Este día constituye el núcleo central de la Semana Santa. Es el día del máximo dolor y de la muerte de Jesús. Es día de riguroso luto y no se celebra misa sino un rito de oración. Se lee la Pasión según san Juan, se reza por todas las causas en una continua ceremonia de arrodillarse (Flectamus genua) y levantarse (Levate), y en el centro de la celebración está la solemne adoración de la Cruz: “He aquí el leño de la Cruz del que pendió la salvación del mundo”. “Venid , adorémoslo”. Hoy es el segundo gran día de las procesiones en que se vuelca el dolor por la muerte de Cristo y el dolor de su madre.
SÁBADO SANTO Este día propiamente no hay culto oficial. Es día de luto por la muerte del Salvador. Continúa durante el día la visita de los monumentos, la celebración del Vía crucis y otras prácticas piadosas. Al anochecer empieza la gran Vigilia Pascual, que en su primera parte (bendición el fuego nuevo y del agua, lecturas, letanías, profesión de fe y Bautizos) corresponde propiamente al Sábado santo; pero la Misa de Gloria, solemnísima, con volteo de campanas y llena de aleluyas, corresponde a la celebración pascual de la Resurrección.  
DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN La alegría iniciada en la misa de la Vigilia Pascual, que siempre es después de las 12 de la noche, la primera hora del domingo, se prolonga durante toda la mañana. Al mediodía vuelve a celebrarse una Misa solemnísima para celebrar la Resurrección. Aleqh CristoV aneste (Alezé Jristós aneste), En verdad, Cristo ha resucitado. Ese es el saludo pascual en la iglesia ortodoxa. 

Desde mi cruz hasta tu soledad



Te escribo desde mi cruz a tu soledad,
a ti, que tantas veces me miraste sin verme
y me oíste sin escucharme.

A ti, que tantas veces prometiste
seguirme de cerca
y sin saber por qué te distanciaste
de las huellas que dejé en el mundo
para que no te perdieras.

A ti, que no siempre crees que estoy contigo,
que me buscas sin hallarme
y a veces pierdes la fe en encontrarme,
a ti, que a veces piensas que soy un recuerdo
y no comprendes que estoy vivo.

Yo soy el principio y el fin,
soy el camino para no desviarte,
la verdad para que no te equivoques
y la vida para no morir.

Mi tema preferido es el amor,
que fue mi razón para vivir y para morir.

Yo fui libre hasta el fin,
tuve un ideal claro
y lo defendí con mi sangre para salvarte.

Fui maestro y servidor,
soy sonsible a la amistad
y hace tiempo que espero que me regales la tuya.

Nadie como yo conoce tu alma,
tus pensamientos, tu proceder,
y sé muy bien lo que vales.
Sé que quizás tu vida
te parezca pobre a los ojos del mundo,
pero Yo sé que tienes mucho para dar,
y estoy seguro que dentro de tu corazón
hay un tesoro escondido;
conócete a ti mismo
y me harás un lugar a mi.

Si supieras cuánto hace
que golpeo las puertas de tu corazón
y no recibo respuesta.

A veces también me duele que me ignores
y me condenes como Pilatos,
otras que me niegues como Pedro
y que otras tantas me traiciones como Judas.

Y hoy, te pido paciencia para tus padres,
amor para tu pareja,
responsabilidad para con tus hijos,
tolerancia para los ancianos,
comprensión para todos tus hermanos,
compasión para el que sufre,
servicio para todos.

Quisiera no volver a verte egoísta,
orgulloso, rebelde, disconforme, pesimista.

Desearía que tu vida fuera alegre,
siempre joven y cristiana.

Cada vez que aflojas, búscame y me encontrarás
cada vez que te sientas cansado,
háblame, cuéntame.
Cada vez que creas que no sirves para nada
no te deprimas,
no te creas poca cosa,
no olvides que yo necesité de un asno
para entrar en Jerusalén
y necesito a tu pequeñez
para entrar en el alma de tu prójimo.

Cada vez que te sientas solo en el camino,
no olvides que estoy contigo.
No te canses de pedirme
que yo no me cansaré de darte,
no te canses de seguirme que yo
no me cansaré de acompañarte,
nunca te dejaré solo.

Aquí a tu lado me tienes,
estoy para ayudarte.

miércoles, 20 de abril de 2011

Overbooking en el convento

Pese a la crisis de vocaciones, dos monasterios burgaleses cuentan con un tercio de las monjas de clausura de toda España. Y otras 40 están en lista de espera para entrar.


Todo empezó el 23 de febrero de 2001. Era una de esas noches de carnaval donde se vaga sin sentido, donde se palpa el vacío sin saber quién eres. Allí me rescató Él”. Gloria Marín tenía 30 años y ese día lo decidió. Sería monja de clausura. Sor Clara Inés. Durante toda su vida. Hoy 188 mujeres pueblan dos monasterios burgaleses: Nuestra Señora de la Ascensión, en Lerma, y San Pedro Regalado, en La Aguilera. La mitad de ellas lleva allí menos de tres años y supone el tercio de todas las novicias que hay en España. Más de 40 esperan ansiosas poder entrar. Casi todas son universitarias; la mayoría, de familias adineradas; muchas tenían trabajo y pareja antes de abandonarlo todo. Sólo hay cuatro extranjeras. Y su media de edad es la misma que Gloria tenía aquella noche, 30. 

Enero de 1984. María José Berzosa sale con 18 años de su vieja casa de piedra en el corazón de Aranda de Duero (Burgos) camino de un frío convento en Lerma que, como casi todos, moría. Sólo vivían una veintena de hermanas. La anterior novicia había entrado hacía más de dos décadas. La más joven tenía 40. Ella era “una chica normal, alegre, que alternaba como cualquiera de su edad”, recuerda su tío Abel. Pero llegó para revolucionar el convento. Veinticinco años después serían tantas mojas que tendrían que repartirse entre éste y un nuevo monasterio en La Aguilera. Un boom vocacional convertido hace cuatro meses en una nueva congregación religiosa. Dejaron de ser clarisas para tener nombre propio: Iesu Communio (Comunión de Cristo), y con él, una gran independencia. Por encima de ellas, sólo el Papa, y no su diócesis, como suele ocurrir. Pasaban de una clausura estricta a una más abierta con un claro fin: la evangelización de los jóvenes. Y María José, sor Verónica, con 45 años, se convertía en su fundadora. “Es algo muy grande, a nivel europeo, que todavía no podemos ni vislumbrar”, augura Andrés Vicario al acabar su sermón en la parroquia de Santa María, a escasos 100 metros de la casa de piedra de la que un día salió una adolescente a la que ya todos llaman madre.

Cuatro estufas calientan al caer la noche el interior de la iglesia de San Pedro de Lerma (2.800 habitantes). Los primeros bancos están ocupados por 16 veinteañeras. El resto de monjas de Iesu Communio vive desde hace un par de años en La Aguilera (300 habitantes). Se van alternando. Recorren los 37 km que separan ambos monasterios en furgonetas o en sus propios coches (“muchos Mercedes y BMW”, comentan los que las han visto). Ahora permanecen arrodilladas, retorcidas, con la cabeza rozando sus muslos. Con las manos tapando sus ojos. Susurran una y otra vez un estribillo que acompaña las palabras del cura. Un pañuelo azul celeste oculta su pelo. Un amplio hábito de tela vaquera, ceñido por un grueso cordón blanco, sus cuerpos. En los pies calzan sandalias. Es una de las cinco horas diarias que dedican a rezar. Uno de los pocos momentos en que los lermenses pueden observarlas. “Sólo las vemos mientras votan en elecciones, en el ambulatorio o en la estación de autobuses –explica en su despacho el alcalde, José Barrasa (PP)–. Y siempre sonrientes, tan felices... Te embelesan. Si fuera mujer incluso me plantearía ingresar en su convento”. 

Lo dice de verdad. Es esa felicidad lo primero que destacan quienes las conocen. Y la que ha ido atrapando a cada una de ellas. “Es asombroso. Lo tenían todo en la vida: dinero, inteligencia y muchas, belleza. No son las desechadas, como antes llamábamos a las monjas. Éstas son joyas”. Actualmente entra como mínimo una al mes. Mientras, muchos conventos españoles desaparecen. Sólo entre 1998 y 2004 lo hicieron 25 femeninos (pasaron de 920 a 895) según los datos más actualizados que maneja la Conferencia Episcopal. En 2005 había 54.160 monjas profesas, 4.031 menos que cuatro años antes.

De universitaria a monja. 
“Estaba desubicada, tenía un gran lío en la cabeza”. Blanca, 20 años, estudiante de Economía en Madrid, recuerda frente a una taza de té cómo su mejor amiga comenzó a hacerse muchas preguntas. Poco a poco fue reforzando su relación con la Iglesia a través de un grupo cristiano, Camino Neocatecumenal, y de las actividades organizadas en la parroquia de su barrio, San Juan Evangelista, en Torrejón de Ardoz (Madrid). Y así, ampliando su grupo de amigos con fe. Proceso calcado al que describen muchas personas cercanas a estas jóvenes. Entonces comenzaron las horas de conversaciones con su director espiritual, un sacerdote o religiosa que les ayuda a interpretar esta llamada. “Si no hubiera sido por él nunca hubiera entrado en el convento. Me acercó a Jesús en los momentos en los que yo quería correr hacia el otro lado”, describe Pilar Gálvez (29 años), funcionaria que pidió en octubre una excedencia para entrar en La Aguilera, en un vídeo de YouTube. “Pero jamás te presiona ni decide por ti”, aclara Blanca. Y pronto dan un paso clave: visitar uno de los dos conventos. La mayoría toma la decisión en cuanto los pisa. 

“Allí vi lo más grande: mujeres, esposas de Cristo, madres de cada hombre. Me fascinó”. Maite Montes entró en el monasterio hace casi once años. Tenía 18. “Para que mi juventud y mi vida entera fuesen para Él”, dice. “¡No me lo podía creer! Eran alegres, divertidas; eran monjas de clausura y eran como yo. ¡Este era mi sitio!”. Menos de un año después Rocío Rey dejó su cuarto curso de Industriales para convertirse en sor Gema. Ana González es desde 2004 su hermana. Abandonó su trabajo como fisioterapeuta y una relación de cuatro años con su novio tras conocer Lerma. “No vi solo monjas felices, vi la felicidad más verdadera, plena y radiante que yo había visto. Todo encajaba”. Noventa y tres monjas contaron en 2006 cómo dieron este paso en el libro Ven y verás. Después de cinco años su comunidad se ha duplicado. Julio trata de encontrarle explicación. Es vicario de la parroquia de Santa Mónica, en Rivas, y sacerdote de la Diócesis de Alcalá de Henares, ambos pueblos madrileños. Allí conoció a ocho chicas que ahora viven en este monasterio. “Dios no te llama a ser monja en general, te llama a un sitio concreto. Y las ha ido llamando allí”. Y no, por ejemplo, a los otros dos conventos que hay en Lerma: uno de dominicas (14 monjas, una novicia y una futura postulante) y otro de carmelitas (12 hermanas que superan los 70 años y ninguna novicia ni postulante). “Me voy a encerrar en cuatro paredes, pero voy a ser la persona más libre del mundo”, aclara una exultante Vanesa días antes de ingresar en La Aguilera. “Me abandono a otros, para que a través de la oración otros conozcan a Dios. Voy a empezar un noviazgo con él, estoy como medio tonta. Estoy enamorada”.

Paloma también lo sintió. Tenía 20 años. “Fue una huida. No me había encontrado bien en toda mi vida. Buscaba mi hogar, un refugio donde me quisieran. Ellas transmitían que eran muchas y que estaban muy unidas. Tuve envidia. Quería eso”. Sus ojos se humedecen ligeramente tras las gafas. Pero desprende fuerza. “No me costó nada dejar a mi familia, a mis amigos. Solo quería llenar ese vacío. Estaba cegada”. Y allí fue muy feliz durante mucho tiempo. “Te hacen creer que estás en el mejor lugar del mundo, en el mismísimo paraíso. Y lo piensas de verdad. Son muy buenas psicólogas”. Durante tres años se levantó a las seis de la madrugada, rezó cinco horas al día, conversó con fieles, cocinó, limpió, horneó pastas. Pero también bailó sevillanas, vio películas de dibujos animados e incluso interpretó alguna obra de teatro (“siempre con un mensaje, para mostrarnos lo horrible que es el mundo”). Y escuchó las enseñanzas de la Madre. “Inculcan mucho miedo al exterior. Te manipulan. Repiten que fuera nunca serás feliz. Nos preguntaban: ‘¿Creéis que si salís alguien se va a alegrar?”. Ella lo hizo. Se enfrentó a un mundo del que había estado desconectada. Sin una carrera finalizada, habiendo perdido amigos. 

“¿Cómo va a ser una secta si se pueden ir en cualquier momento?”, se pregunta Fernando Berzosa, hermano de sor Verónica, respondiendo a la crítica más repetida hacia esta congregación. “Nadie humano podría retenerlas allí”, argumenta Blanca. Pero para Paloma, que no quiere dar su nombre real ni detalles que permitan reconocerla, abandonar el convento fue un proceso muy difícil. “Primero tuve que darme cuenta de que habían anulado mi capacidad crítica. Después, de que estaba inmersa en una felicidad falsa. Y tuve suerte: mi familia siempre estuvo ahí. Pero hay monjas que rompen el contacto con los suyos y no tienen nada ni a nadie fuera”. Aun así, han sido muchas las que han abandonado Lerma y La Aguilera. Recuerda que en el tiempo que estuvo lo hicieron unas cinco, y a otras tantas las echaron las propias superioras. “Sólo quieren sumisas, nadie que destaque. Y eso siendo una adolescente puede machacarte. Conozco a chicas que aún viven marcadas por lo que oyeron dentro”. Traga saliva. “Dicen cosas muy serias en nombre de Dios. Aunque estoy segura de que creen que están haciendo el bien. Si no, sería terrorífico”.

Expansión. 
Una camiseta verde asoma bajo el hábito vaquero. Deportivas negras. Y unas cejas muy arqueadas que dejan intuir pelo moreno. “No es nuestra vida aparecer en los medios. Tenemos que consolidarnos, acabamos de nacer”. Sor Andrea sonríe todo el rato. Aunque su cabeza niegue. Prohibida la entrada para la periodista a este convento de La Aguilera que hace años les costó casi diez millones de euros reformar. “Tienen detrás gente con mucho dinero que las ayuda muchísimo; reciben donativos cada día”, reconoce un sacerdote del Arzobispado de Burgos. “Y pronto comenzarán a fundar otros monasterios, a colonizar el mundo. Varios obispos ya quieren este milagro en sus diócesis”.

Su misión será aquello que mejor saben hacer: despertar las vocaciones de todo el que acuda a ellas. Por eso, aquí los locutorios, las salas en las que las monjas reciben visitas, ya no tienen rejas. Al más grande lo llaman auditorio. Caben más de 400 personas. Sin olvidarse de la oración. “Porque rezar da sus frutos”, cuenta Blanca. “Si no, ¿para qué estarían ahí encerradas?”.

 PAULA GARCÍA-POZUELO
http://www.tiempodehoy.com

martes, 19 de abril de 2011

40 años, 40 semanas, 40 libros. Testigos de la renovación.


La Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada sigue siendo, después de 40 años, uno de los eventos anuales más importantes de la Iglesia española. Miles de religiosos y religiosas han participado en estas semanas nacionales –cada vez más internacionales–, bebiendo del pensamiento y la teología que ha acompañado la renovación postconciliar de la vida consagrada. Los libros, una vez más, son testigos de esta inmensa riqueza eclesial.
Al calor del Instituto Teológico de Vida Religiosa de Madrid (ITVR) y de la revista Vida Religiosa, nacía en 1971 la Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada. Con la publicación del volumen que recogía sus ponencias vio la luz, igualmente, la editorial católica Publicaciones Claretianas. Aquella primera semana fue dedicada al tema de “La comunidad religiosa”, y participaron como ponentes Thadée Matura, Fernando Sebastián, Lucas Gutiérrez, Basilio Rueda, Jesús Álvarez, Luis Gutiérrez, Víctor Codina… entre otros. Eran tiempos de cambio.
La vida religiosa de España, recién salida del Concilio Vaticano II, quería tomarse en serio la renovación. Los Misioneros Claretianos, que contaban con una gran tradición carismática de servicio a las personas consagradas desde diversos campos (derecho, formación, publicaciones…), hicieron una apuesta importante por intensificar el servicio a la vida consagrada en estos años de fuerte transformación. La vuelta a los orígenes y la adaptación a los tiempos requerían una sólida fundamentación y acompañamiento.
Surgió así el Instituto Teológico de Vida Religiosa, que impulsó estas jornadas de estudio y reflexión, invitando a los religiosos y religiosas del país a participar y a profundizar en los fundamentos bíblicos, teológicos y existenciales de esta forma de vida. A lo largo de estos 40 años, decenas de miles de personas han participado en estas jornadas que, vistas en perspectiva histórica, son una clara expresión del pensamiento y la teología que ha acompañado la renovación de la vida religiosa nacional e internacional. Los lomos de los libros de las Semanas Nacionales permiten ver en el anaquel –a golpe de vista– las temáticas abordadas en estos años, reflejo, sin duda, de las preocupaciones de los consagrados y consagradas.
Al hilo de la actualidad de la Iglesia y del mundo, la vida consagrada ha profundizado en cuestiones referentes a la presencia de los religiosos en nuestra sociedad, los jóvenes y las vocaciones, la experiencia de Dios y la espiritualidad, el compromiso de los religiosos y su responsabilidad eclesial… También se han abordado temas sobre su identidad cristológica o su dimensión carismática, cuestiones en torno a los votos –celibato, pobreza, obediencia– y la necesaria formación permanente. No han faltado tampoco la profundización en temas importantes de frontera para la vida religiosa como el de la mujer, la revitalización, la evangelización en una sociedad laica, la misión compartida… o sobre temáticas que la Iglesia ha querido señalar especialmente: la nueva evangelización, el año de la Eucaristía, el año Paulino, la Palabra de Dios… Esta última Semana Nacional vuelve a incidir en la cuestión de la espiritualidad: “Hombres y Mujeres de Dios. Mística y testimonio”.
Los 40 libros de las semanas recogen más de 500 ponencias y comunicaciones pronunciadas por importantes personalidades y teólogos de la vida consagrada a nivel nacional e internacional. Sin duda, estos volúmenes constituyen un auténtico corpus theologiae vitae consecratae. No es extraño encontrar los libros de estas Semanas Nacionales en muchas comunidades de América o incluso en lugares de misión de África o Asia. Muchas comunidades del extranjero reciben puntualmente la revista Vida Religiosa o están al corriente de las novedades editoriales de Publicaciones Claretianas. Todos estos materiales siguen alimentando la vida misionera y espiritual de muchísimos hermanos y hermanas, de aquí y de allá, que se siguen formando y bebiendo de los contenidos que produce esta importante institución académica con una clara proyección internacional. 

domingo, 17 de abril de 2011

Ese es Dios

  Si en medio de la tristeza, tu alma respira un aire de paz... y no sabes dar respuesta, de porque al llorar, no sientes angustia, sino deseos de continuar... no busques otros porqués... ese es Dios...

Si quieres saber, quién inventó el amor... y porque al sentirlo, ves la vida con otro color; no creas que fueron los poetas, ni el pintor o el escultor; tampoco el músico que le canta, ni el actor que en la escena lloró... solo existe un autor, que todo lo creó por amor... ese es Dios...

¿Quién inventó la risa, quién le regaló un cuerpo al alma... quién nos da las emociones, y hace realidad nuestras ilusiones?...  no hay ciencia que lo haya hecho, tampoco un científico o inventor; todo eso, solo lo pudo hacer Dios...

¿Quién te ha dado la vida, quién pensó primero en Ti, quién crees que quiso adornar el mundo, con seres como tu o yo dándonos el inmenso don de vivir?... ese es Dios...

Si recibes una palabra de aliento en tu soledad, si ves a alguien que comparte lo que tiene con el que nada posee; si te sientes contagiado por la risa del niño, o te quedas extasiado en medio de un jardín creyendo que estás en el paraíso... no hay nadie más detrás de todo eso, solo Dios...

¿Quién ordena cada cosa en tu interior, quién cree tanto en ti que otro día de vida te dio, quién te regala la luz para trabajar, y te cubre con estrellas cuando quieres descansar?... ese es Dios 

miércoles, 13 de abril de 2011

Santa Teresa del Niño Jesús y la ciencia del amor

La “pequeña Teresa” no ha dejado de ayudar a las almas más sencillas, los pequeños, los pobres, los que sufren, y que le rezan, pero también ha iluminado toda la Iglesia, con su profunda doctrina espiritual
Queridos hermanos y hermanas,
hoy querría hablaros de santa Teresa de Lisieux, Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, que vivió en este mundo sólo 24 años, a finales del s.XIX, llevando una vida muy sencilla y oculta, pero que después de su muerte y de la publicación de sus escritos, se convirtió en una de las santas más conocidas y amadas. La “pequeña Teresa” no ha dejado de ayudar a las almas más sencillas, los pequeños, los pobres, los que sufren, y que le rezan, pero también ha iluminado toda la Iglesia, con su profunda doctrina espiritual, hasta tal punto que el Venerable Juan Pablo II, en 1997, quiso darle el título de Doctora de la Iglesia, añadiéndolo el título de Patrona de las Misiones, que ya le otorgó Pío XI en 1939. Mi amado Predecesor la definió como “experta de la scientia amoris" (Novo Millennio ineunte, 27).
Esta ciencia, que ve resplandecer en el amor toda la verdad de la fe, Teresa la expresa principalmente en el relato de su vida, publicado un año después de su muerte bajo el título de Historia de un alma. Es un libro que tuvo enseguida un enorme éxito, fue traducido a muchas lenguas y difundido en todo el mundo. Quisiera invitaros a redescubrir este pequeño-gran tesoro, ¡este luminoso comentario del Evangelio plenamente vivido! Historia de un alma, de hecho, ¡es una maravillosa historia de Amor, relatada con tal autenticidad, sencillez y frescura ante la que el lector no puede sino quedar fascinado!. Sin embargo, ¿cuál es este Amor que ha colmado toda la vida de Teresa, desde la infancia hasta su muerte? Queridos amigos, este Amor tiene un Rostro, tiene un Nombre, ¡es Jesús!. La santa habla continuamente de Jesús. Recorramos, entonces, las grandes etapas de su vida, para entrar en el corazón de su doctrina.
Teresa nació el 2 de enero de 1873 en Alençon, un ciudad de Normandía, en Francia. Era la última hija de Luis y Celia Martin, esposos y padres ejemplares, beatificados los dos el 19 de octubre de 2008. Tuvieron nueve hijos, de estos cuatro murieron en edad temprana. Quedaron cinco hijas, que se hicieron religiosas todas. Teresa, a los 4 años, quedó profundamente afectada por la muerte de su madre (Ms A, 13r). El padre junto a las hijas, se trasladó entonces a la ciudad de Lisieux, donde se desarrolló toda la vida de la santa. Más tarde Teresa, sufriendo una enfermedad nerviosa grave, se curó gracias a una gracia divina, que ella misma definió como “la sonrisa de la Virgen” (ibid., 29v-30v). Recibió la Primera Comunión, vivida intensamente (ibid., 35r), y puso a Jesús Eucaristía en el centro de su existencia.
La “Gracia de la Navidad” del 1886 marcó el punto de inflexión, lo que ella llamó su “completa conversión” (ibid., 44v-45r). De hecho, se curó totalmente de su hipersensibilidad infantil e inició una “carrera de gigante”. A la edad de 14 años, Teresa se acercó cada vez más, con gran fe, a Jesús Crucificado, y se tomó muy en serio el caso, aparentemente desesperado, de un criminal condenado a muerte e impenitente (ibid., 45v-46v). “Quería a toda costa impedirle que fuese al infierno”, escribió la Santa, con la certeza de que su oración lo habría puesto en contacto con la Sangre redentora de Jesús. Es su primera y fundamental experiencia de maternidad espiritual: “Tanta confianza tenía en la Misericordia Infinita de Jesús”, escribió. Con María Santísima, la joven Teresa ama, cree y espera con “un corazón de madre” (cfr PR 6/10r).
En noviembre de 1887, Teresa va de peregrinación a Roma junto a su padre y a su hermana Celina (ibid., 55v-67r). Para ella, el momento culminante es la Audiencia del Papa León XIII, al que pide el permiso de entrar, con apenas 15 años, en el Carmelo de Lisieux. Un año después, su deseo se realizó: se hace carmelita, “para salvar las almas y rezar por los sacerdotes” (ibid., 69v). Al mismo tiempo, comienza la dolorosa y humillante enfermedad mental de su padre. Es un gran sufrimiento que conduce a Teresa a la contemplación del Rostro de Jesús en su Pasión (ibid., 71rv).
De esta manera, Su nombre de religiosa -sor Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz- expresa el programa de toda su vida, en la comunión con los Misterios centrales de la Encarnación y de la Redención. Su profesión religiosa, en la fiesta de la Natividad de María, el 8 de septiembre de 1890, es para ella un verdadero matrimonio espiritual en la “pequeñez” del Evangelio, caracterizada por el símbolo de la flor: “¡Qué bella fiesta la Natividad de María para convertirme en la esposa de Jesús!” -escribe-. Era la pequeña Virgen Santa de un día, que presentaba su pequeña flor al pequeño Jesús (ibid., 77r). Para Teresa, ser religiosa significa ser esposa de Jesús y madre de las almas (cfr Ms B, 2v). El mismo día, la santa escribió una oración que indica la orientación de su vida: pide al Jesús el don de su Amor infinito, de ser la más pequeña, y sobre todo pide la salvación de todos los hombres: “Que ningún alma se condene hoy” (Pr 2). De gran importancia es su Oferta al Amor Misericordioso, hecha en la fiesta de la Santísima Trinidad de 1985 (Ms A, 83v-84r; Pr 6): una ofrenda que Teresa comparte enseguida con sus hermanas siendo ya vicemaestra de novicias.
Diez años después de la “Gracia de Navidad”, en 1896, llega la “Gracia de Pascua”, que abre el último periodo de la vida de Teresa, con el inicio de su pasión profundamente unida a la Pasión de Jesús; se trata de la Pasión del cuerpo, con la enfermedad que la condujo a la muerte a través de grandes sufrimientos, pero sobre todo se trata de la pasión del alma, con una muy dolorosa prueba de la fe (Ms C, 4v-7v). Con María al lado de la Cruz de Jesús, Teresa vive ahora la fe más heroica, como luz en las tinieblas que le invaden el alma. La Carmelita tiene la conciencia de vivir esta gran prueba para la salvación de todos los ateos del mundo moderno, llamados por ella “hermanos”. Vivió, entonces, más intensamente el amor fraterno (8r-33v): hacia las hermanas de su comunidad , hacia sus dos hermanos espirituales misioneros, hacia los sacerdotes y todos los hombres, especialmente los más alejados. ¡Se convierte en una “hermana universal”!. Su caridad amable y sonriente es la expresión de la alegría profunda cuyo secreto nos revela: “Jesús, mi alegría es amarte a Ti” (P 45/7). En este contexto de sufrimiento, viviendo el más grande amor en las más pequeñas cosas de la vida cotidiana, la santa lleva a su total cumplimiento, su vocación de ser el Amor en el Corazón de la Iglesia (cfr Ms B, 3v).
Teresa murió la noche del 30 de septiembre de 1897, pronunciando las sencillas palabras: ¡Dios mío, os amo!”, mirando el crucifijo que apretaba con sus manos. Estas últimas palabras de la santa son la clave de toda su doctrina, de su interpretación del Evangelio. El acto de amor, expresado en su último aliento, era como la respiración continua de su alma, como los latidos de su corazón. Las sencillas palabras: Jesús, te amo” son el centro de todos sus escritos. El acto de amor a Jesús la introduce en la Santísima Trinidad. Ella escribió: “Ah, tú lo sabes, Divino Jesús, Te amo,/ El espíritu de Amor me inflama con su fuego, /Y amándote a Ti, me atraigo al Padre” (P 17/2).
Queridos amigos, también nosotros con santa Teresa del Niño Jesús, debemos poder repetir cada día al Señor, que queremos vivir de amor a Él y a los demás, aprender en la escuela de los santos a amar de una forma auténtica y total. Teresa es uno de los “pequeños” del Evangelio que se dejan llevar por Dios en la profundidad de su Misterio. Una guía para todos, sobre todo para los que, en el Pueblo de Dios, desarrollan el ministerio de teólogos. Con la humildad y la caridad, la fe y la esperanza, Teresa entra continuamente en el corazón de las Sagradas Escrituras que contiene el Misterio de Cristo. Y esta lectura de la Biblia, nutrida por la ciencia del amor, no se opone a la ciencia académica. La ciencia de los santos, de hecho, de la que ella habla en la última página de Historia de un alma, es la ciencia más alta: “Todos los santos la han entendido y en particular, quizás, aquellos que llenaron el universo con la irradiación de la doctrina evangélica. ¿No es quizás, por la oración que los Santos Pablo, Agustín, Juan de la Cruz, Tomás de Aquino, Francisco, Domingo y tantos otros ilustre Amigos de Dios obtuvieron esta ciencia divina que fascina a los genios más grandes?” (Ms C, 36r). Inseparable del Evangelio, la Eucaristía es para Teresa el Sacramento del Amor Divino que desciende hasta el extremo para levantarnos hasta Él. En su última Carta, la Santa escribe estas sencillas palabras sobre la imagen que representa Jesús Niño en la Hostia consagrada: “¡No puedo temer a un Dios que por mí se ha hecho tan pequeño! (…) ¡Yo lo amo! ¡De hecho, Él no es más que Amor y Misericordia!”(LT 266).
En el Evangelio, Teresa descubre sobre todo la Misericordia de Jesús, hasta el punto de afirmar: “¡Él me ha dado su Misericordia infinita, a través de esta contemplo y adoro las demás perfecciones divinas! (…) Y entonces todas me parecen radiantes de amor, la Justicia misma (y quizás mucho más que cualquier otra), me parece revestida de amor”(Ms A, 84r). Así se expresa también en las últimas líneas de la Historia de un alma: “Apenas hojeo el Santo Evangelio, enseguida respiro el perfume de la vida de Jesús y sé hacia donde correr... No es al primer lugar, sino al último al que me dirijo... Sí lo siento, incluso si tuviese sobre la conciencia todos los pecados que se pueden cometer, iría con el corazón destrozado por el arrepentimiento, a lanzarme en los brazos de Jesús, porque sé cuanto ama al hijo pródigo que vuelve a Él” (Ms C, 36v-37r). “Confianza y Amor” son por tanto el punto final del relato de su vida, dos palabras que como faros, han iluminado todo su camino de santidad, para poder guiar a otros sobre su mismo “pequeño camino de confianza y amor”, de la infancia espiritual (cf Ms C, 2v-3r; LT 226). Confianza como la del niño que se abandona en las manos de Dios, inseparable por el compromiso fuerte, radical del verdadero amor, que es el don total de sí mismo, para siempre, como dice la santa contemplando a María: “Amar es dar todo, y darse a sí mismo” (Perché ti amo, o Maria, P 54/22). Así teresa nos indica a todos nosotros que la vida cristiana consiste en vivir plenamente la gracia del Bautismo en el don total de sí al Amor del Padre, para vivir como Cristo, en el fuego del Espíritu Santo, Su mismo amor por los demás.

martes, 12 de abril de 2011

Juan Pablo II, un misionero contemplativo; según Benedicto XVI

"Juan Pablo II ha sido un gran contemplativo y un gran apóstol de Cristo.

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 10 de abril de 2011 (ZENIT.org).- Juan Pablo II no fue sólo un misionero, según explica Benedicto XVI. Su celo apostólico se explica gracias a la oración, añade su sucesor y cercano colaborador durante más de dos décadas.
El papa trazó un breve y personal perfil de Karol Wojtyla al participar en la proyección del documental "Peregrino vestido de blanco" (http://www.jp2szukalemwas.pl), dirigido por el director polaco Jarosław Szmidt, considerado como una de las producciones más grandes de la historia del documental polaco.
En la proyección, el obispo de Roma subrayó "los dos pilares" de la vida y ministerio del futuro beato: "la oración y el celo misionero".
"Juan Pablo II ha sido un gran contemplativo y un gran apóstol de Cristo. Dios le escogió para la sede de Pedro y le preservó durante años para introducir a la Iglesia en el tercer milenio", afirmó, en referencia a las palabras que el cardenal Stefan Wyszyński, primado de Polonia, quien en el momento de la elección del pontífice polaco le dijo: "A te far entrare la Chiesa nel Terzo Millennio".
"Con su ejemplo, nos ha guiado a todos en esta peregrinación, y ahora sigue acompañándonos desde el cielo", añadió el papa, con una expresión que recordó a las palabras que dirigió durante la homilía del funeral de Juan Pablo II.
En aquel 8 de abril de 2005, el cardenal Joseph Ratzinger, dijo: "Ninguno de nosotros podrá olvidar que en el último domingo de Pascua de su vida, el Santo Padre, marcado por el sufrimiento, se asomó una vez más a la ventana del Palacio Apostólico Vaticano e impartió la bendición Urbi et Orbi por última vez. Podemos estar seguros de que nuestro amado Papa está ahora en la ventana de la casa del Padre, nos ve y nos bendice. Sí, bendíganos, Santo Padre".
"Peregrino vestido de blanco" es una producción que ha durado casi 4 años y ha sido realizado en 12 países de 4 continentes, y ha entrevistado a más de 50 personas.
Monseñor Slawomir Oder, postulador de la causa de beatificación de Juan Pablo II, ha declarado que el documental constituye "una ilustración de lo que surgió en el proceso de beatificación".