domingo, 30 de enero de 2011

Thérèse

Sensible acercamiento a la figura de santa Teresa de Lisieux. Alain Cavalier entrega un film sobrio, con una austeridad muy acorde con la severa regla de la orden del Carmelo a la que perteneció la santa, y a la vez con una visión muy cercana y humana, en parte gracias a la composición de Catherine Mouchet, que encarna a Teresa como una mujer joven, alegre y enamorada. Enamorada, se entiende, del Señor, que sabe le ha llamado a la vocación religiosa.

La película muestra la vida cotidiana de Teresa, desde que decide ingresar en clausura, hasta su muerte. La joven supera los obstáculos de su juventud para hacerse carmelita, acudiendo incluso al Papa. Y se muestra también su etapa de sufrimiento por su tuberculosis, que sabe llevar con buen ánimo. Se dibujan muy bien las hermosas ceremonias litúrgicas de ingreso en la orden, y hay momentos muy bellos, como el de la gozosa secuencia de la celebración de la Navidad. 




Año de producción: 1986
País: Francia

Dirección: Alain Cavalier

Fotografía: Philippe Rousselot
Distribuye en Cine: Karma Films
Duración: 94 min.
Público apropiado: Jóvenes

Género: BiográficoDrama

Contenidos: Acción 0, Amor 4, Lágrimas 2, Risas 1, Sexo 0, Violencia 0   [de 0 a 4]


http://www.decine21.com/peliculas/Therese-11800

sábado, 29 de enero de 2011

Se buscan costureros para la visita del Papa

Los organizadores de la Jornada Mundial de la Juventud piden voluntarios para confeccionar los miles de lienzos y casullas necesarios para las ceremonias litúrgicas.


Bajo el lema 'Coser y Cantar', los promotores de la iniciativa que traerá a Benedicto XVI a Madrid la tercera semana de agosto, han puesto en marcha una campaña para pedir la colaboración tanto de particulares como de conventos de clausura y parroquias. El único requisito es tener habilidades de costura y el objetivo es confeccionar la cantidad ingente de lienzos que serán precisos en las misas que esa semana se celebrarán en Madrid. Se calcula que10.000 sacerdotes participarán en los distintos actos religiosos, con una asistencia de más de un millón y medio de jóvenes. Según los organizadores de la JMJ, se necesitarán 10.000 kilómetros de hilo, 40 kilómetros de casullas, 15 kilómetros de albas o 5 kilómetros de purificadores.


MAR RUIZ   26-01-2011
http://www.cadenaser.com/sociedad/articulo/buscan-costureros-visita-papa/csrcsrpor/20110126csrcsrsoc_4/Tes

viernes, 28 de enero de 2011

Los pilares de la JMJ

Más de 800 conventos en España rezan cada día por la Jornada Mundial de la Juventud

Dicen que un edificio sin cimentos, no puede construirse. En la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, desde el primer momento se tuvo claro. La JMJ se fundamenta en la oración. Tras la tremenda ilusión, el último día de la JMJ de Sídney, al darse a conocer que la próxima JMJ sería en Madrid… llegó la hora de ponerse a trabajar.

Por ello, el primer paso que dio el Cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, fue escribir una carta a todos los monasterios y casas de vida contemplativa de España, para que rezaran por los jóvenes que vendrían a la JMJ.

En España, hay más de 800 conventos repartidos por todo el país. Benedictinos, cartujos, jerónimos… carmelitas, agustinas, franciscanas… Cada uno con su espiritualidad, pero con una misión común: ocuparse de Dios, en asidua oración y generosa penitencia.

pilares_JMJ1 “Descubrí mi vocación en una JMJ”
En la Vigilia de Hyde Park en su visita a Reino Unido, Benedicto XVI animó a todos los jóvenes a escuchar la voz de Dios: “sólo Jesús conoce la ‘misión concreta’ que piensa para vosotros. Preguntadle al Señor lo que desea de vosotros y pedidle la generosidad de decir sí”.

Entre los caminos para seguir a Dios, resaltó el “de la vida religiosa contemplativa, que sostiene el testimonio y la actividad de la Iglesia con su oración constante”.

Pero, ¿podría alguien tener vocación en la vida contemplativa en el mundo de hoy?, y lo más importante ¿cómo descubrirla?

Muchos jóvenes han sido tocados por Dios, en una Jornada Mundial de la Juventud, y llamados después a la vida religiosa. La JMJ de Roma en el año 2000 fue una ocasión para muchas personas. Una monja de uno de los conventos con más vocaciones de España, decía: “No me di cuenta de lo que había pasado allí. Es más, creo que no entendí muy bien lo que dijo el Santo Padre. Pero en ese acontecimiento vi a muchos jóvenes que vivían mi misma fe. Era como si en la JMJ, sin haberme dado cuenta, hubiese sido marcada con un sello indeleble. Cada vez que iba a una discoteca me decía: ‘tú has conocido otra manera de vivir, más plena’. Y así vi mi vocación, y me decidí a entrar en el convento”.

pilares_JMJ2Una de aquellas jóvenes que participó en la JMJ de Roma, y ahora nos recibe en su convento recordaba hace poco a algunas personas que están trabajando para la Jornada de Madrid: “Una de las frases que ha dejado más huella en mi vida es la frase de Juan Pablo II en Tor Vergata: “No busquéis en otro sitio lo que sólo Él puede daros. Creo que esa es la gran misión de la Jornada Mundial: dar a Cristo, mostrar a los jóvenes lo que la felicidad pasajera del mundo no puede dar”.

La Jornada Mundial de la Juventud agradece la generosidad de la oración y la vida entregada de tantas personas, que desde un lugar oculto al mundo sostienen los preparativos de cada JMJ.

jueves, 27 de enero de 2011

De hombres y de dioses, memoria y herencia imprescindible

Estamos ante uno de los mejores estrenos del cine espiritual reciente. Curiosamente viene de la laica Francia y tanto en Cannes, donde obtuvo el "Gran Premio" de la última edición, como en las salas ha sido un éxito rotundo que hace pensar en el profundo deseo de Dios que nos sigue acompañando a los seres humanos.
La trágica muerte por decapitación de siete monjes trapenses del monasterio de Nuestra Señora del Atlas ocurrió casi un par de meses después de su secuestro la noche del 26 al 27 de marzo de 1996. Los llamados "Grupos Islámicos Armados" (GIA) decían en un comunicado "Les hemos cortado las gargantas a los monjes". La brutalidad de los hecho en una convulsa Argelia dió la vuelta al mundo.
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La película de Xavier Beauvois -No olvides que vas a morir (1996),Según Matthieu(2000)- afronta desde la ficciónmás que una reconstrucción de los hechos, un profundización en los motivos de la elección de unos hombres que enfrentan la muerte.
La presentación de las circunstancias históricas se pone al servicio del itinerario interior. La vida de los monjes en medio de un pueblo de mayoría islámica nos presenta su convivencia y vecindad en medio de la pobreza y las tensiones políticas que se abaten sobre Argelia. La cercanía y el servicio a las personas había convertido el monasterio en una presencia necesaria para el diálogo y la prevención de la violencia. Sin embargo, el avance del fundamentalismo, por una parte, y la represión policial, por otra, marcan una espiral de destrucción imparable. Pronto los monjes se ven enfrentados a una decisión radical salir para salvar la vida o permanecer asumiendo el riesgo de una muerte inminente.
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Los monjes que muestra la película no son héroes de aventura. La presentación del proceso de cada uno nos descubre su humanidad, sus miedos y sus motivaciones profundas. Todos ellos son muy distintos, desde Luc (Michael Lonsdale), el médico ya curtido en mil dificultades; Célestin (Philippe Laudenbach) , antiguo educador de marginados y ahora hospedero; Christophe (Olivier Rabourdin), de profesión agricultor y el más joven del grupo; Amédée (Jacques Herlin), el más anciano o Cristian (Lambert Wilson), el prior, profundo conocedor de la lengua árabe y de la religión islámica. Pero todos ha de enfrentarse a una decisión compartida.
La película va introduciendo en este ejercicio de discernimiento personal y comunitario, psicológico y espiritual. Cada uno de los monjes se ha de situar personalmente y entre ellos se ayudan a ese camino de libertad. Los dinamismos psicológicos se abren a la dimensión espiritual. Más allá de la inconsciencia, la superficialidad fanática o el imperativo colectivo cada uno será el mismo ante el mundo que quiere construir y el Dios en el que cree. Los motivos para salir son muy sensatos. Los motivos para quedarse son la fidelidad a sus amigos argelinos y la convicción en que Dios sembrará la reconciliación.
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La decisión de permanecer les sitúa ante su misión como comunidad monástica, en este caso no solo puestos entre Dios y los hombres sino también entre dos mundos religiosos y culturales como puentes entre dos orillas. El director sabe entrar en las cuestiones profundas y en la entraña creyente de su decisión que se forja orando más allá de sus miedos. Su última cena, en una secuencia magistral e inspirada, será una epifanía musical y silenciosa de su disponibilidad en primeros planos para creer en que Dios saca lo mejor de cada ser humano, de cada rostro. Su muerte, realizada como un presagio en elipsis, será una esperanza donde las víctimas y los verdugos, son reunidos por la blancura trascendente y infinita del Dios que sienta a la mesa, hoy vacía, a todos los hombres hermanos.
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Lo interesante de la película en que nos coloca en la memoria y la herencia del sacrificio martirial de este grupo de monjes. Ante una tragedia en la que unos matan en nombre de Dios y otros mueren en nombre de Dios, el espectador tiene clara conciencia que plantea algo que le atañe. Le implica porque en medio del desastre, aparece una puerta abierta en que la humanidad puede encontrar un vínculo absoluto para sentarse a la misma mesa. Un vínculo más allá de lo humano, en lo divino a la vez que profundamente humano. Donde Dios y la experiencia de Dios pueden ofrecer futuro y esperanza en medio de las amenazas de la sociedad del riesgo.
Pero, y lo que también es una aportación bien próxima y personal, la historia rememorada se presenta como un verdadero camino de elección donde cada uno, aunque sea menos dramáticamente, nos sentimos enfrentados. Siempre hay motivos sensatos para abandonar, para conservar y para garantizar lo inmediato. Pero también motivos espirituales y razonables para esperar, entregarse y confiadamente seguir avanzando. Y esta elección sigue siendo ineludible y, en alguna manera, nos la encontramos cada mañana.
Peio Sánchez Rodríguez

domingo, 23 de enero de 2011

Un día con las Oblatas

La vida de la Oblata está totalmente consagrada a Dios; por ello todas las horas del día y de la noche están dedicadas a la alabanza divina, a la oración. Es una vida sencilla en un clima de silencio y alegría. A veces parece que son palabras opuestas pero, en la vida de la Oblata, silencio y alegría suenan al unísono.

Dios le ha regalado un nuevo día, la oblata despierta en su celda. Lo primero es dar gracias a Dios por tan inmenso regalo y ofrecerle todas las horas del día, todas las oraciones, los trabajos, cada acto, cada palabra, cada pensamiento…. Saluda a la Virgen con el Ángelus y desde entonces todo en la vida de la Oblata está ofrecido a Dios por toda la Iglesia y muy especialmente por los sacerdotes. “Pro eis ego sanctifico meipsum” ( para ellos yo me santifico)….. esa frase resonará durante todo el día en la mente y el corazón de la oblata.

Oración… esa es su vida, una oración incesante. La oblata pasa gran tiempo junto al Sagrario, acompañando a Jesús. La oración mental es indispensable para el encuentro personal con el Esposo, para estar a solas con Él. Pero también hay un tiempo de oración comunitaria en el que la oblata, se dirige a Dios, se dirige a la Madre y pide por toda la Iglesia. Viven la Liturgia, pues alimenta su espiritualidad. Rezan las letanías de Cristo Sacerdote, el Ángelus, el Rosario, La liturgia de las Horas.

 A las 9,00 ha llegado el momento central de su día; central, porque será lo más importante. Por eso es, que al empezar el día, escucha la Palabra de Dios y recibe a Jesús en la Eucaristía. Desde ese momento, le llevará dentro. Ahora no será ella, sino Jesús quién actúe en ella. Dócil a la voluntad de Dios dejará que Jesús viva en ella todo el día.
Cada una tiene sus funciones, la sacristía, la cocina, la costura, la huerta, el torno, los trabajos del convento…. 

Cada una dará lo mejor de sí misma en cada trabajo, que irá realizando en los momentos dedicados a ello a lo largo del día.
El trabajo es parte de su oración diaria, ofrecido a Dios por la salvación de las almas, por los santidad de los sacerdotes.

Una de sus tareas es la costura: albas, vestiduras para la celebración Eucarística... La oblata cose, borda con amor. A veces se dice que las monjas son las que mejor cosen, las que mejor hacen los dulces, que cantan como los ángeles... El secreto está en el amor que ponen en cada uno de sus actos, en que todo es una oración que vuela hasta el Cielo, que en todo lo que hacen está Dios.
Además, la oblata desempeña cualquier tarea necesaria en el convento: ya sea carpintería, fontanería…o lo que haga falta. ¿Cómo? El Espíritu Santo es su Maestro en todo, y el amor de Dios la lleva a no tener miedo a nada, y a hacer todo lo que Él le pide en cada momento.
Llega la hora de la comida, e igual que en el desayuno o la cena, la oblata se dirige al refectorio. Allí, junto a todas las hermanas le espera un plato de comida sobre una mesa de madera y un banco donde sentarse. La comida es también un tiempo dedicado a Dios y, allí escuchará alguna lectura, quizás hoy la vida de un santo. Los domingos y festivos escuchará canto gregoriano.
Cada día, la oblata, además de sus oraciones, tiene un rato de lectura y también tiempo libre. Sin embargo, todos esos momentos seguirán estando ofrecidos a Dios por ti y por mí, por los sacerdotes, por toda la Iglesia.  

Por la tarde, la oblata, junto a toda la Comunidad, alzará su voz al cielo dirigiéndose a Madre, en esa oración que es el Santo Rosario. ¡Cuánto le gusta a la Virgen esa oración! El Rosario es como un paseo por la vida de Cristo de la mano de María, es meditar cada misterio con los ojos y el corazón de la Virgen.

La formación también ocupa un lugar importante en la vida de la oblata, especialmente en la etapa del noviciado y juniorado. Semanalmente la novicia y, quincenalmente la profesa, la oblata recibe formación sobre la Congregación, el Carisma de Madre Mª del Carmen, la oración mental… Pero esta formación no es sólo parte de estas dos etapas, la oblata estará en continua formación toda su vida: oración, Biblia, Liturgia, Teología… Lo que se aprende en una casa llega a todas.  
Aparte del recreo de los jueves y domingos que la oblata comparte con toda la Comunidad, los días festivos son una auténtica fiesta en el Convento: la Comunidad se reúne en torno a Madre en un ambiente de alegría, de familia; comidas de campo, coloquios… Y es que la Oblata se alegra con Cristo y con María en cada festividad. 

“El que canta reza dos veces” Y eso es lo que hace la oblata cada noche, después de la cena: ensayo de canto gregoriano. La oración de la oblata vuela de nuevo al cielo, esta vez, en forma de canto; igual que volará cada domingo, cuando la oblata, en la solemnidad de la Santa Misa canta a Dios en gregoriano.
Así, llega el final del día. Después de un largo día de oración, trabajo, sacrificios, ofrecimientos…, la oblata reza completas y se prepara para descansar. Al final del día, dará nuevamente gracias a Dios por todo lo ocurrido, pedirá perdón por sus fallos y con ánimo de superación y agradar a Dios, formulará sus propósitos para el día siguiente.

Es hora de descansar, para mañana, comenzar un nuevo día para amar a Dios. Pero incluso durante la noche, no dejarán solo a Jesús ni un instante. Como han venido haciendo durante el día, por la noche harán turnos para acompañar y adorar a Jesús en el Sagrario.

Y mientras la oblata duerme, su sueño seguirá siendo una oración “pro eis” y por la Iglesia, que incesante se dirige al Cielo.

La ciudad de Nazaret

Lugares sagrados para el cristianismo en Nazaret asociados con la Anunciación, la infancia y el temprano ministerio de Jesús


"Envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret..." (Lucas 1:26) 

Nazaret es la ciudad árabe más grande de Israel, con una población de unos 60.000 habitantes, de ellos un 30-35% son cristianos.

Nazaret es mencionada por vez primera en los relatos de los Evangelios. Las evidencias arqueológicas indican que era una aldea agrícola con unas pocas docenas de familias. Esto puede ser la explicación de por qué no existen referencias más tempranas y por qué no fue incluida en las 45 ciudades de la Galilea enumeradas por Flavio Josefo, ni en las 63 ciudades de la Galilea mencionadas en el Talmud. Esto podría explicar también el aparente asombro de Natanael de Caná, que preguntara al apóstol Felipe si algo bueno podría salir de un villorrio tan insignificante (Juan 1:46).

Cierto número de lugares sagrados para el cristianismo en Nazaret están asociados con la Anunciación, la infancia y el temprano ministerio de Jesús. Además de la imponente Basílica de la Anunciación, estos lugares incluyen la lglesia Ortodoxa Griega del Arcángel Gabriel (construida sobre el manantial de agua pura conocido como "la fuente de María"), la "Iglesia Sinagogal" Católica Griega (el supuesto lugar de la sinagoga en la que enseñara el joven Jesús y en la que posteriormente leyera a Isaías) y la Iglesia Franciscana de San José (construida sobre una gruta, que fuera identificada desde el siglo XVII como la "carpintería" de José).

Nazaret incluye también varios lugares históricos de importancia para la comunidad musulmana. Al igual que las iglesias cristianas en Nazaret, la mayor parte de estos edificios son de construcción relativamente reciente. La Mezquita de el-Abyad, al norte de la Basílica de la Anunciación, fue construida en 1812 y es la más antigua de la ciudad.

La tumba de Makam Shihab el-Din, líder musulmán y sobrino de Salah al-Din (Saladino), que se encuentra 100 mts. al sur de la Basílica de la Anunciación, ha sido el foco de una reciente controversia entre las comunidades musulmana y cristiana en Nazaret. El terreno entre la iglesia y la tumba es tierra fiscal a la que se quiso convertir en una plaza pública. Activistas musulmanes exigieron que al menos una parte de ese terreno fuera utilizado para la construcción de una mezquita. El compromiso propuesto por el gobierno no satisfizo por completo a ninguna de las partes involucradas en la disputa.


sábado, 22 de enero de 2011

Ejercicios Espirituales de San Ignacio por Internet

Tienen el fin de ayudar al que se ejercita en ellos a descubrir cuál es la voluntad de Dios para su vida.


Si bien lo óptimo es retirarse a un lugar tranquilo para hacer Ejercicios Espirituales, y tener la guía de un sacerdote en persona; sin embargo, dado que esto no siempre es factible, existe la posibilidad de hacer ejercicios a distancia, utilizando los beneficios que nos trae la tecnología.

Ingresando aquí podrás inscribirte sin más requisitos que una dirección de mail, y de forma gratuita, para tener acceso al material de las tandas de ejercicios (audio, texto e imágenes). Contamos por ahora con dos tandas distintas de Ejercicios, a las cuales podrás acceder una vez inscripto. Para cualquier consulta no tienes más que escribirnos y un sacerdote será tu “guía virtual”.

Existen dos modos de realizarlos:

  • Los llamados Ejercicios Espirituales en la vida corriente. Se trata de una adaptación, que el mismo S. Ignacio hizo, en su anotación 19, para que personas muy ocupadas pudieran hacer sus ejercicios sin abandonar sus actividades cotidianas.

  • El otro modo consiste en dedicar unos días (mínimo 3) en algún lugar en que uno pueda estar sin ocupaciones y con la tranquilidad suficiente para cumplir un horario semejante al que tiene un ejercicio espiritual presencial.

    Elige el que puedas/quieras y ten presente que estaremos rezando por ti.

    Para inscribirte a Los Ejercicios Espirituales, dale click aquí aquí

    Si tienes alguna duda puedes escribir a…

    ejerciciosonline@iveargentina.org
  • ORIGEN Y SIGNIFICADO DE LA FESTIVIDAD DE LA CANDELARIA

    En esta Fiesta la Iglesia Católica conmemora el acto de la purificación de la Virgen María después del parto de Jesús y de la presentación de éste en el Templo. 
    Todo el planteamiento lo podemos encontrar en el Evangelio de San Lucas, Capítulo 2, v. 22-39. El hecho se fundamentaba en que según la Ley de Moisés cuando una mujer paría un niño varón había que considerarla impura durante siete días debiendo ir al templo para ser purificada lo cual podría hacer pasados treinta y tres días después de aquel septenario. Mas si se trataba del nacimiento de una niña la madre disponía del doble de tiempo par presentarse en el Templo. 
    Cuando la madre visitaba el Templo llevaba como ofrenda un cordero o un palomino o tórtola con el fin de limpiar la marca del pecado. Si la mujer era pobre podía presentar dos palominos. 

    Tan pronto eran presentadas las ofrendas el sacerdote pronunciaba las oraciones pertinentes y la mujer quedaba purificada. 
    La Virgen María al tiempo de presentar a Jesús en el Templo Simeón el Anciano y Ana la Profetisa hicieron sus celebres profecías.

    La Fiesta de la Candelaria se considera una fiesta dedicada a Jesús, como Presentación, en la Iglesia de Oriente y griega donde se denomina Hipapante oHipante. En cambio en Occidente se la celebra como Fiesta de la Virgen Maria y se la llama Purificación. 
    Los armenios denominan a esta fiesta Ida de Jesús al templo. Mas generalizada en Occidente se la conoce como Fiesta de la Candelaria que proviene de las candelas o velas que es costumbre bendecir en su día. Si bien la Fiesta se celebraba con anterioridad, fue el Papa Gelasio I, en el siglo V, quien renovó la festividad en la Iglesia romana. 
    ¿ Por que realizó esa renovación ? En este punto los investigadores ofrecen dos posiciones: unos piensan que lo hizo para reemplazar la Fiesta de Proserpina; otros para tratar de frenar los excesos cometidos en las Lupercales del mes de Febrero.

    jueves, 20 de enero de 2011

    ¿Qué es una beatificación? El proceso para ser santo

    El proceso de beatificación y la canonización es un largo camino en el que se debe pasar la dura prueba de certificar que el futuro santo o beato ha vivido una vida santa y puede ser ejemplo para todos los católicos



    Cardenal José Saraiva Martins
    Prefecto Emérito, Congregation para las Causas de los Santos

    “Los protagonistas en un proceso de beatificación y canonización no son el obispo o la Iglesia. El primer paso son los fieles que dicen al obispo: “él fue un verdadero santo”.

    Cuando los fieles piden al obispo la beatificación de una persona, éste nombra una comisión para probar que la fama de santidad de esa persona es cierta.

    Es entonces cuando se recogen los testimonios que prueban, con hechos, la santidad de la persona. Es la llamada fase diocesana. Una vez superada, los docuementos se envían al Vaticano, a la Congregación para las Causas de los Santos. 

    La segunda fase tiene lugar en el Vaticano. Historiadores y teólogos trabajan juntos para recostruir una biografía exacta de la persona, incluyendo también su espiritualidad y signos de heroísmo.

    Cardenal José Saraiva Martins
    Prefecto Emérito, Congregation para las Causas de los Santos

    "La única manera de demostrar el heroísmo de una persona es su vida. Si los demás fieles consideran que es heroico. Por ejemplo, se ve en muchos misioneros que han dado sus vidas, sacrificándose por completo. Esa es una vida claramente heroica. La gente normal, también los buenos cristianos, no manifiestan su heroicidad de esa manera”.

    Tras haber estudiado toda la documentación, un proceso que puede durar años, se debe presentar un milagro. En el proceso de canonización el milagro debe haber ocurrido tras la beatificación. 

    Es entonces cuando, una vez presentado el milagro, es examinado por un comité médico formado por 60 expertos especialistas en diversos campos de la medicina. Ellos intentarán dar una explicación científica al supuesto milagro. 

    Cardenal José Saraiva Martins
    Prefecto Emérito, Congregation para las Causas de los Santos

    “Deben verificar si la curación es inexplicable. Se trata de un milagro si tiene tres características: es inmediato, completo y durarero”. 

    Una vez que el milagro es aprobado, teólogos deben confirmar que el milagro ha sido realizado por intercesión del candidato a los altares y no por otro santo. 

    Cardenal José Saraiva Martins
    Prefecto Emérito, Congregation para las Causas de los Santos

    “La santidad es la unión entre Dios y la persona y de la persona con Dios. Se necesita un milagro no para confirmar que esa persona es santa, sino que es una pequeña muestra que confirma que esa persona está en comunión con Dios”. 

    La beatificación es el primer paso y permite al candidato a los altares a ser venerado en su diócesis. Para la canonización se necesita la aprobación de un segundo milagro. Una vez que el Papa declara un santo, éste puede ser venerado en todo el mundo. 

    El caso de los que son considerados mártires es especial, ya que lo más importante es probar que verdaderamente murieron en nombre de Dios. Si es así, no se necesita un milagro para la beatificación, sino sólo uno para la canonización. 

    El número de los santos en la Iglesia continua aumentando. Actualmente hay más de 2.000 causas de canonización abiertas. Un digno de que la Iglesia continúa vica y que vivir una vida santa es un reto para todos los cristianos.

    miércoles, 19 de enero de 2011

    La santidad de Jerusalem

    La santidad de Jerusalem está reconocida por las tres grandes religiones monoteístas, el judaísmo, el cristianismo y el Islam

    "Si te olvidare, oh Jerusalem, 
    olvide mi diestra su habilidad; adhiérase mi lengua al paladar si de tí no me acordare; si no pusiere a Jerusalem en la cumbre de mis alegrías." (Salmos 137:5-6)

    Jerusalem, la capital de Israel y sede del gobierno, es la ciudad más grande del país. Su población alcanza los 634.000 habitantes (de ellos 14.000 cristianos) es un mosaico de diversas comunidades nacionales, religiosas y étnicas. Jerusalem es una ciudad con lugares históricos cuidadosamente preservados y restaurados, y con modernos edificios, suburbios en permanente expansión, zonas y centros comerciales, parques industriales de alta tecnología y de bellos paisajes. Es una ciudad al mismo tiempo antigua y moderna, con sus tesoros del pasado y con sus planes para el futuro.

    La santidad de Jerusalem está reconocida por las tres grandes religiones monoteístas, el judaísmo, el cristianismo y el Islam, pero la naturaleza de dicha santidad difiere para cada una de ellas.

    Para el pueblo judío, la ciudad es santa en sí. Elegida por Dios en su promesa a David, Jerusalem es el centro mismo de la existencia espiritual y nacional, y de la continuidad judía. Durante casi 3.000 años, desde los tiempos del rey David y la construcción del Primer Templo a cargo de su hijo Salomón, Jerusalem fue el foco de las plegarias y la devoción judía. Dondequiera éstas estuvieran, durante casi 2.000 años, siempre se volvieron hacia Jerusalem y el Monte del Templo durante sus plegarias.

    Para los cristianos, Jerusalem es la ciudad de los Santos Lugares asociados con los hechos de la vida y ministerio de Jesús y con la historia de la temprana iglesia apostólica. Se trata de lugares de peregrinaje, plegaria y devoción. Las tradiciones que identifican algunos de esos lugares datan de los primeros siglos del cristianismo.

    En la tradición musulmana, el Monte del Templo es identificado como "el santuario más alejado" (en árabe, masjid al-aksa) desde el cual el profeta Mahoma, acompañado por el ángel Gabriel, llevó a cabo la travesía nocturna hacia el Trono de Dios (el Corán, Sura 17:1, Al-Isra).

    La Ley de los Santos Lugares (5727-1967) garantiza el libre acceso a los lugares sagrados para los miembros de los diferentes cultos.

    La soberanía judía en la ciudad llega a su término en el año 135, con la represión de la segunda rebelión que éstos llevan a cabo contra Roma y sólo fue restaurada en 1948, con la creación del Estado de Israel. Durante todos esos siglos Jerusalem estuvo bajo el dominio de potencias extranjeras. No obstante, a lo largo del tiempo siempre hubo judíos que vivieron en Jerusalem y desde 1870 constituyen la mayoría de su población.

    Como resultado de las luchas entabladas durante la Guerra de la Independencia en 1948 y de la división de Jerusalem, las sinagogas históricas y academias rabínicas en el Barrio Judío de la Ciudad Vieja fueron destruidas o severamente dañadas. En 1967, con la reunificación de la ciudad después de la Guerra de los Seis Días, el Barrio Judío en la Ciudad Vieja, con sus academias y sinagogas, fue restaurado y reconstruido.

    Hoy en día Jerusalem es una ciudad vibrante y vital. Es un centro cultural de renombre internacional, que ofrece festivales de cine y de artes representativas, conciertos, museos singulares, amplias bibliotecas y convenciones profesionales.

    "Tres mil años de historia nos contemplan hoy desde esta ciudad sobre cuyas antiguas piedras surgiera la antigua nación judía, en cuyo límpido aire de montañas absorbieran las tres religiones su esencia espiritual y su fortaleza...

    "Tres mil años de historia nos contemplan hoy desde esta ciudad en la que las bendiciones del sacerdote judío se mezclan con el llamado del almuecín musulmán y con las campanas de las iglesias cristianas; en la que en cada callejuela y en cada casa de piedra se han oído las admoniciones de los profetas; cuyas torres han visto el surgimiento de las naciones y su caída; pero Jerusalem permanece eternamente...

    Los tres mil años de Jerusalem constituyen para nosotros, ahora y para siempre, un mensaje de tolerancia entre los cultos, de amor entre los pueblos, de entendimiento entre las naciones..."
    (Yitzhak Rabín, septiembre de 1995)

    A través de los siglos, Jerusalem ha sido conocida con numerosos nombres de admiración y reverencia. El más adecuado de todos es "la Ciudad de la Paz".
    http://www.es.catholic.net/turismoreligioso/662/1202/articulo.php?id=22388

    martes, 18 de enero de 2011

    ¿Para que sirven los santos?

    Los santos nos sirven como modelos a imitar en la vivencia de virtudes, son puntos de referencia

    ¿Es importante rezar a los santos? ¿Debemos venerarlos? ¿Por qué son santos?

    Todos fuimos creados por Dios para ser santos.
    Dios quiere que todos se salven (1Tm 2,4), pero para salvarse es necesario renunciar al pecado y seguir a Cristo con fe. 

    Veneración de los santos

    Los primeros santos venerados fueron los discípulos de Jesús y los mártires (los que murieron por Cristo). Más tarde también se incluyó a los confesores (se les llama así porque con su vida "confesaron" su fe), las vírgenes y otros cristianos que demostraron amor y fidelidad a Cristo y a su Iglesia y vivieron con virtud heroica. 

    Con el tiempo creció el número de los reconocidos como santos y se dieron abusos y exageraciones, por lo que la Iglesia instituyó un proceso para estudiar cuidadosamente la santidad. Este proceso, que culmina con la "canonización", es guiado por el Espíritu Santo según la promesa de Jesucristo a la Iglesia de guiarla siempre (Cf. Jn 14:26, Mt 16:18). Podemos estar seguros que quien es canonizado es verdaderamente santo.

    La Iglesia no puede contar la cantidad de santos en el cielo ya son innumerables y por eso celebra la Fiesta de todos los Santos. Solo se consideran para canonización unos pocos que han vivido la santidad en grado heroico. La canonización es para el bien de nosotros en la tierra y en nada beneficia a los santos que ya gozan de la visión beatífica (ven a Dios cara a cara). Los santos en el cielo son nuestros hermanos mayores que nos ayudan con su ejemplo e intercesión hasta llegar a reunirnos con ellos.

    La devoción a los santos es una expresión de la doctrina de la Comunión de los Santos que enseña que la muerte no rompe los lazos que unen a los cristianos en Cristo. Los Protestantes rechazaron la devoción a los santos por no comprender la doctrina de la comunión de los santos. El Concilio de Trento (1545-63) reafirmó la doctrina católica. 

    Los santos interceden por nosotros. En virtud de que están en Cristo y gozan de sus bienes espirituales, los santos pueden interceder por nosotros. La intercesión nunca reemplaza la oración directa a Dios, quien puede conceder nuestros ruegos sin la mediación de los santos. Pero, como Padre, se complace en que sus hijos se ayuden y así participen de su amor. Dios ha querido constituirnos una gran familia, cada miembro haciendo el bien a su prójimo. Los bienes proceden de Dios pero los santos los comparten.

    Los santos son modelos. Debemos imitar la virtud heroica de los santos. Ellos nos enseñan a interpretar el Evangelio evitando así acomodarlo a nuestra mediocridad y a las desviaciones de la cultura. Por ejemplo, al ver cómo los santos aman la Eucaristía, a la Virgen y a los pobres, podemos entender hasta donde puede llegar el amor en un corazón que se abre a la gracia. Al venerar a los santos damos gloria a Dios de quien proceden todas las gracias.

    Sin duda hay quienes se desvían de una sana devoción y hasta existen personajes que son venerados popularmente al margen de la Iglesia y no son sino. Estos errores no justifican que se descuide la auténtica devoción sino mas bien resalta la importancia de la catequesis.

    Santos patronos

    Un santo puede ser declarado patrono de un país, diócesis o institución religiosa. También hay santos patronos de diferentes gremios y causas. Además, todos podemos elegir un santo patrono de nuestra devoción como modelo e intercesor. 

    La santidad consiste en la participación más íntima en la vida de Dios. Todos estamos llamados a la santidad: "vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial", (Mt 5,48). Algunos cristianos han reflejado con mayor heroísmo y coherencia cómo se puede vivir en perfecta sintonía con el Dios de la vida. No son superfluos los santos, pues nos ayudan a ver en la práctica cómo es posible dejarse poseer por el Espíritu Santo y vivir según las Bienaventuranzas.

    Los santos, además de interceder por nosotros y concedernos favores, nos sirven como modelos a imitar en la vivencia de virtudes, como ejemplos de padres de familia, de misioneros, de católicos comprometidos, etc. Ellos no nos sobran, pero tampoco suplen a Dios. Son personas que han entregado su vida y que Dios nos los pone como puntos de referencia.

    lunes, 17 de enero de 2011

    LAS ÓRDENES MENDICANTES

    1.- Introducción.

    A comienzos del siglo XIII la sociedad europea en general y la italiana en particular está en movimiento: los comunes han reivindicado y defendido su independencia, la burguesía ha conquistado mayor potencia política, gracias al comercio el nivel de vida se ha mejorado aumentando también las exigencias generales. La afluencia de las riquezas genera un cierto materialismo práctico y por reacción la aspiración a una pobreza lo más próxima a la evangélica. En algunos casos estas aspiraciones acaban oponiéndose a la jerarquía, nacen así diversos movimientos con difíciles relaciones con la iglesia como los Valdenses o los Humillados, o iglesias claramente heréticas como los Cátaros.
    En este contexto nacen también las órdenes mendicantes, sobre todo por obra de San Francisco de Asís y Santo Domingo de Osma. Estas dos no son las únicas, en este siglo se desarrollan también los Carmelitas, que al principio eran monjes de tipo eremítico en el Reino de Jerusalén, evolucionando en occidente hacia una orden mendicante similar a las otras. También surgen los Ermitaños de San Agustín, que surgirán de la fusión de diversas congregaciones de tipo eremítico en Italia por obra de Alejandro IV en 1256 (es la única orden fundada por un papa y de ella formará parte Lutero..., ¡qué ironía de la historia!). Surgen también en este momento los Siervos de María y otros.

    Características generales de todas las órdenes mendicantes que diferencian al .hermano. del monje son: la pobreza, no sólo individual sino colectiva; el notable lugar dado a la actividad pastoral y la renuncia a la estabilidad; la centralización del gobierno; la formación metódico-teológica de los hermanos destinados al apostolado, siendo los sacerdotes mejor preparados de todo el clero de entonces; la institución de una tercera orden que llama a los laicos a cooperar en el apostolado y les muestra la posibilidad de una vida perfecta permaneciendo incluso permaneciendo en su estado de vida.
    El gran mérito de las órdenes mendicantes consiste sobre todo:
    1)       En hacer propias las aspiraciones de vida simple y evangélica difundidas entonces en toda Europa. Demuestran que la práctica evangélica se podía efectuar incluso dentro de la Iglesia; que una vida tal era compatible con la plena sumisión a la jerarquía.
    2)       En haber transformado la cura pastoral. El hermano, más libre que el monje, pude moverse con mayor facilidad. No espera que los hombres vayan hacia él sino que les sale a su encuentro. No quiere forzar, sino persuadir, de aquí la gran importancia dada a la predicación.
    Las iglesias de las órdenes mendicantes, construidas según sus necesidades, son espacios de reunión para la ciudadanía que acude para escuchar a los predicadores famosos. Pero lo hermanos no hablan sólo en las iglesias, sino también fuera en las plazas, dirigiéndose al pueblo bajo, a los soldados, a los niños, a los herejes. En primer lugar obran en las ciudades. Es típico en las ciudades del bajo medievo la presencia de los conventos de las órdenes mendicantes que estarán en rivalidad en ocasiones (el desprecio y la envidia de los Dominicos hacia los Franciscanos, de los Dominicos hacia los Agustinos,...).
    Al comienzo de las órdenes mendicantes surgirá un díptico que caracteriza las diversas órdenes religiosas: .San Benito ama los montes, San Bernardo los valles, San Francisco las pequeñas ciudades, Santo Domingo las grandes".
    3)       El mérito de las grandes órdenes mendicantes de haber dado un nuevo fuerte impulso al teología y la filosofía, sobre todo dentro de las universidades, y de allí un nuevo impulso también a la piedad sobre todo popular. En este campo despuntan los Franciscanos, que han tomado algunas intenciones de la Cruzada transformándolas en devociones muy profundas como el Vía Crucis.
    A comienzos del XIV, según las estadísticas existentes, había sobre 50.000 hermanos menores. Para los Predicadores se habla de 12.000. Para poder valorarlos deben considerar la población existente entonces. En 1340 se calcula que vivían en toda Europa incluida Rusia 73 millones.

    1.- LOS DOMINICOS.
         SANTO DOMINGO Y LOS HERMANOS PREDICADORES.

    Las fuentes para la vida de Santo Domingo y los inicios de su orden son bastante escasas. Santo Domingo nació hacia 1170 y murió el 6 de agosto de 1221 en Bolonia. Su canonización tiene lugar en 1237 por obra de Gregorio IX, ocasión para la cual se recogieron las noticias sobre la vida y los comienzos de su fundación por Jordano de Saxonia en su Libellus de principiis Ordinis Predicatorum. La segunda fuente principal son las más antiguas constituciones de los dominicos. Nos cuenta Jordano, que cuando Domingo estaba en el lecho de muerte fue preguntado por sus hermanos si quería decirles alguna cosa de la que se arrepentía en aquel momento; el les dijo: .Si. Yo siempre he preferido hablar mejor con chicas jóvenes mejor que con mujeres mayores..
    Domingo de Guzmán nace en Caleruega, hacia 1201 llega a ser prior del cabildo de Osma. Junto con su obispo Diego de Osma comienza la predicación entre los Cátaros de Francia Meridional en 1205-6. Cuando Diego retorna a su patria, Domingo continúa su obra misional. Su primera fundación fue una casa para chicas convertidas del catarismo en Proville (1207), que terminará siendo un monasterio femenino. Esta será la primera fase de su obra.
    En la segunda fase los primeros dos compañeros de Domingo, que se comprometen con un juramento similar al de vasallaje, son dos ciudadanos de Toulouse (1215). Jordano ve en este juramento de fidelidad el comienzo de la Orden de Predicadores. El obispo de Toulouse, Fulco, confirma la nueva compañía. Junto a Fulco Domingo irá al Lateranense IV para pedir la aprobación pontificia de su fundación. Inocencio III consiente, pero según las indicaciones del Concilio, Domingo deberá escoger una de las reglas monásticas aprobadas, decidiéndose por la de San Agustín. El obispo de Toulouse les proporcionará un domicilio en la Iglesia de San Romano en Toulouse. En este momento ya son 16 personas.
    En la tercera fase (1216-17) Domingo volverá de nuevo a Roma (octubre de 1216) y obtiene de Honorio III, en dos bulas del 22 de diciembre de 1216 y del 21 de enero de 1217, a confirmación de su orden. De este modo el monasterio de Toulouse se convierte en una Orden de Predicadores itinerantes. Domingo comienza este paso decisivo enviando el 15 de agosto de 1217 a sus hermanos, unos 30, en todas las direcciones, España, París, Bolonia, Roma, sólo unos pocos quedan en Toulouse.
    En Roma el papa consigna a Domingo la Iglesia de San Sixto, que se convertirá en un convento de hermanas dominicas, y después recibirá la Basílica de Santa Sabina que se convertirá en la Sede del Maestro General de la Orden de Predicadores desde este momento.
    Los dos primeros capítulos generales se desarrollan en Bolonia (1220-1221), que serán importantes para las Constituciones de la Orden. Domingo morirá en Bolonia el 6 de agosto de 1221 tras una breve enfermedad.
    En cuanto a las ideas de Santo Domingo podemos resumirlas así:
    ·         La idea clave fue la vida evangélica y la predicación evangélica, pero no como un fin en sí mismas sino en función de la gran inspiración evangélica. Domingo procedía de la vida de canónigo, tras el NT su lectura preferida era el De Collationes de Juan Casiano. Sólo usa lo que es conforme con la vida apostólica y a la predicación evangélica; por ello se abandona la estabilidad monástica y de los canónigos, que vincularía al predicador a un lugar determinado, se abandona el aislamiento monástico, que impediría la acción de anuncio, finalidad principal de su fundación.
    ·         De la idea clave emanan otros elementos: estudio, pobreza, oración, vida común.
    ·         Para Domingo será de enorme importancia el tema del estudio. Desde los primeros encuentros con los Cátaros en Francia Meridional, ya había entendido que para una buena predicación se necesita una buena ciencia teológica, no sólo los debates en las discusiones, sino también en la catequesis común en un ambiente católico. La declarada intención de renovar la predicación sobre una sólida base teológica conquistó para Domingo la adhesión de muchos jóvenes provenientes de los ambientes universitarios. Las más antiguas constituciones insisten en la obligación de los hermanos predicadores de mantenerse en el seno de su comunidad y, bajo la guía de un hermano responsable, estar al corriente de las distintas disciplinas teológicas. En cada convento el superior tiene el poder de dispensar a los hermanos de todo lo que sea un obstáculo para el estudio y la predicación. Con respecto al oficio divino se establece que .todas las horas se celebren con brevedad y a buen ritmo, de manera que no se dañe la devoción de los hermanos y de ningún modo pueda sufrir daño el estudio..
    ·         Se nota en Domingo una firme voluntad de pobreza, pero constituye un medio para otro fin. En el contacto con los Cátaros se da cuenta que el remedio para solucionar la trágica situación que vive la Iglesia está en la pobreza. La pobreza dominicana es menos absoluta que la franciscana.

    2.- SAN FRANCISCO Y SU MOVIMIENTO.

    Para San Francisco tenemos una extraordinaria riqueza de fuentes, más o menos contemporáneas. Desde el siglo pasado, tras los estudios de Paul Sabatier, se ha planteado la cuestión franciscana. Este autor interpretaba la figura de Francisco como un seguidor del puro Evangelio que ha sido traicionado, junto con su movimiento, por la Curia Romana.
    En las fuentes, según el P. Esser debemos distinguir los escritos dejados por el propio San Francisco y otras fuentes que hablan de su vida.
    Los escritos se pueden dividir en 3 categorías:
    ·         Reglas y admoniciones.
    ·         Cartas.
    ·         Oraciones e himnos.
    Entre las reglas tenemos la Regla no bulada de 1221, es decir, no aprobada por la Santa Sede; para algunos estudiosos este es el documento de base para la interpretación del movimiento franciscano de 1210-1221. Después tenemos la Regla bulada de 1223 confirmada por el papa Honorio III, que es la regla oficial de los menores hasta hoy; no es sólo obra de Francisco sino de un Comité de redactores en torno a él, teniendo una cuarta parte de la extensión de la no bulada.
    El Testamentum de 1226 es un texto muy discutido, no sólo en cuanto al lugar que debe ocupar en los autotestimonios de Francisco sino, recientemente, con respecto a su autenticidad.
    De entre los escritos del Santo es de los más conocidos el Canto del Hermano Sol, compuesto por Francisco en la lengua vulgar de Umbría, según una tradición durante su última enfermedad; el conjunto del texto está asegurado, pero las numerosas variantes en las diversas versiones, con respecto a la grafía de cada palabra hacen imposible una edición crítica. Es de suma importancia sobre la concepción de Francisco sobre el mundo y la naturaleza.
    Las vidas de San Francisco se dividen en dos categorías:
    ·         Vidas oficiales. Nacen por iniciativa del papa y del gobierno de la orden con el fin de comunicar al orden y a la Iglesia la imagen válida y vinculante de San Francisco. A este grupo pertenecen las dos vidas de Tomás de Cellano; la realizada en primer lugar constituye la primera biografía particularizada del Santo realizada tras la canonización por orden de Gregorio IX (1228-29). La segunda se hizo tras un capítulo general de 1244, encargada también a Cellano que la realiza entre 1246-47; es un testimonio del cambio producido dentro de la orden de los Menores, con un tono muy diferencia. Queriendo sintetizar la imagen de Francisco en dos palabras podemos decir que en la primera vida se le presenta como un hombre en su realidad concreta e histórica, mientras que en la segunda es un mito, una figura legendaria. Esta mitificación se llevará al extremo en la vida escrita por  Buenaventura de Bagnoregio, que fue ministro general de los Menores desde 1257; su vida se llama Legenda Maior, fue escrita por orden del capítulo general de 1260 cuando la paz entre los espirituales y la mayoría, la comunidad, estaba ya comprometida seriamente. Deseo del capítulo general era ofrecer a ambos partidos una única biografía vinculante del santo. San Buenaventura también escribirá la Leyenda Minor es un resumen de la Maior para su uso en el oficio divino. Ambas Leyendas la escribió San Buenaventura entre 1260-62 en París. El Capítulo General de 1266 de París decidió destruir todas las vidas franciscanas anteriores, permitiendo sólo la Leyenda de San Buenaventura; no fue plenamente cumplido.
    ·         Vidas no oficiales. Estas se mantuvieron al no obedecerse la decisión del Capítulo de 1266. Destacan dos: la Leyenda Trium Sociorum y la Leyenda Perugina también Llamada Compilatio Asistiensis. Al primer texto se le deben las discusiones de la .Cuestión Franciscana.; el texto se formaría entre 1235-48. La Perugina es una composición de episodios de la vida de San Francisco en un orden no cronológico, y contenido en un solo manuscrito, el 1046 de la Biblioteca Comunal de Perugia.
    El comienzo de la conversión de Francisco presenta un problema bastante delicado con soluciones diversas. ¿Su experiencia comienza con actividad llevada a cabo en medio de los leprosos? Este dato nos lo expresa él mismo Francisco en su Testamentum.
    Otros autores, como Feld, no se fían de este texto como autobiográfico, de modo que la conversión de Francisco sería un proceso comenzado en 1204-5 y termina el 24 de febrero de 1208 cuando el Santo escucha en la Porciuncula el Evangelio del día sobre la misión de los discípulo por parte de Jesús (Mt 10, 1-13). Es en este Evangelio donde verá un programa para su vida, se expolia del hábito de eremita que llevaba a este momento y se viste de una túnica en forma de cruz ceñida por una cuerda. Estaciones en este itinerario de conversión, son para Feld, sobre todo las visiones, no sólo la de San Damián, basadas sobre elTestamentum o la Leyenda Trium Sociorum y el Testamento de Santa Clara.
    De lo que llevamos dicho observamos la dificultad para escribir un biografía crítica del .poberello. pero manifiesta también la facilidad para modelar a San Francisco según el gusto de los diversos tiempos. Por ejemplo si situamos el comienzo de su conversión con la experiencia con los leprosos se convierte en uno que es solidario con un grupo de marginados de la sociedad medieval, con un elemento extraño, irrecuperable, repugnante,..., una sociedad que él quiere cambiar y superar. Pero si por el contrario vemos su conversión como un proceso lento, en el que las visiones tienen una parte determinante, entonces Francisco está mucho más alejado de nuestra mentalidad, es un hombre mucho más medieval, con sus ansias y preocupaciones.
    Hablando del primer franciscanismo se hace la pregunta de si el ideal de San Francisco ha fracasado. La respuesta debe ser doble:
    El ideal del Santo sólo valía para él, no podía aplicarse a una comunidad sin atenuaciones. Por otro lado es cierto que Francisco se sentía llamado a extender su ideal, no quería fundar otra orden religiosa sino una fraterna y libre comunidad apostólica. Su idea iba dirigida, en último término, a toda la Iglesia; él pensaba en una renovación de la Iglesia a través de una escucha nueva y fresca del Evangelio y una nueva imitación de Cristo. Este ideal de Francisco no se ha realizado.
    La curia desde el comienzo a hecho todo lo posible para domesticar el movimiento franciscano y de canalizarlo hacia una forma similar a la de las demás órdenes religiosas anteriores. San Francisco quería un movimiento religioso y la Curia le ha hecho una orden religiosa. Tomada esta decisión de seguir el camino de una orden auténtica y propia siguieron las demás consecuencias. Francisco antes de morir ha querido obligar a sus hermanos a volver a los ideales iniciales.
    La bula Quo elongati del papa Gregorio IX (28-IX-1207) ha quitado a este testamento toda fuerza vinculante; por este motivo el papa Gregorio IX ha sido contado por algunos estudiosos entre los destructores de San Francisco. Como sea lo cierto es que el uso de los bienes donados a la orden fue permitido, aunque formalmente los donantes mantenían la propiedad.
    Hacia la mitad del XIII la orden con sus exenciones y privilegios papales, con las graciosas obras edicilias en Asís, con sus procuradores, procesos, legados, limosnas, con sus polémicas con el clero secular y los maestros de la Universidad de París y con los inquisidores provenientes de la orden que funcionaban como tropa de defensa del papado, ciertamente no lo que quería Francisco.
    A la vista de todo ello podemos afirmar que no se cumplió su ideal. No hace falta mucha psicología para saber por qué entonces la figura del Santo venía exageradamente exaltada como .ángel del sexto sello., como .alter Christus., el .dux. que según Joaquín dei Fiori abrirá la tercera y última edad, la .Iglesia Espiritual. mientras la propia orden se comporta como la Iglesia Carnal.
    No podemos sorprendernos al encontrar a algunos frailes que estaban en desacuerdo con esta evolución. La parte discordante fueron los espirituales, su rama extrema son los .Fraticelli.. Los espirituales no sólo querían identificarse con la comunidad inicial de los hermanos sino que querían seguir la imitación del maestro seráfico con el Cristo sufriente. Aquí la pobreza, entendida en un sentido más amplio, tiene una parte de extrema importancia, provocándose la lucha producida dentro de la Orden y al final contra el propio papa, por la pobreza rigurosa. En 1317 los espirituales son excomulgados por el papa Juan XXII y perseguidos por la Inquisición, muriendo bastantes en el hoguera.
    La gran mayoría de los hermanos se habían adaptado a los nuevos tiempos, con la tendencia apoyada por la Curia Romana de institucionalizar el movimiento franciscano. Fueron llamados Conventuales porque aceptaron la vida conventual con todas sus exigencias, incluso materiales. Eran sobre todo los clérigos dedicados al ministerio pastoral, dedicados al estudio y a la vida conventual. De suyo entraron en el orden de los maestros de teología y de derecho canónico hombres provenientes de estratos superiores, que trían una tradición cultural habiendo sido formados en su mentalidad y exigencias intelectuales. Sería absurdo pensar que estos maestros entrasen en la orden para traicionar el ideal de San Francisco o para buscar una vida cómoda o por aspiraciones de poder. Vivieron en la orden de los Menores una elección de santidad, un medio de renovación a ellos ofrecido por la gracia y un instrumento de santificación para toda la cristiandad, pero lo viven con su perspectiva y su cultura.
    Quién tenía razón, los Espirituales devotos de la idea originaria de Francisco sobre la pobreza pero desobedientes a la Iglesia jerárquica, o los Conventuales que con sus grandiosas iglesias y sus espléndidos conventos, con su ricas bibliotecas, su saber y sus contactos comunales y universitarios estaban ciertamente muy lejos del ideal de Francisco, pero obedientes a la Iglesia y a su servicio en toda Europa y en países lejanos como misioneros hasta China.