En la espiritualidad cristiana existen una serie de protagonistas que tienen mucha relevancia en la historia de la Iglesia, y ese es el caso de Clara durante el siglo XII, pues esta Santa esta preocupado por la Reforma Gregoriana, el sacerdote como varón era la autoridad, los laicos en ese momento estaban subordinados de los Clérigos, y en el caso de las mujeres monjas estaban sujetos a ellos, pues, ellas no podían manipular la eucaristía, pero, la mujeres abadesas tenía cierto status clerical, es decir mujeres con funciones sacerdotales sin potestad de orden, en consecuencia, Clara como autoridad en la orden, se obliga a que se observen una clausura estricta y la obligación de un cuarto voto, por lo cual, no podían ser pobres, porque tienen que poseer propiedades, al mismo existe cierta tensión y lucha con la jerarquía eclesiástica.
Esta Santa nace en Asís en 1193, perteneciente a una familia noble. En su adolescencia, se da cuenta lo que sucede con Francisco de Asís. Pues su sensibilidad cristiana, oración y obras de caridad atraen a Clara empieza a visitar a Francisco que más adelante se convertirá en la amiga más fiel, por lo cual, se siente fuertemente motivada por el ideal de vida que Francisco representa en el momento.
En tanto, Clara hace oídos sordos a la voz insistente de su familia y de su ambiente social que la quieren como esposa y madre entre las comodidades de su hogar, en consecuencia, huye la noche siguiente del domingo de Ramos de 1211 hacia Santa María de los Ángeles donde Francisco la espera para consagrarla a Cristo. Clara al mismo tiempo experimenta la insatisfacción de unas respuestas tradicionales y percibe la luz de un nuevo camino por recorrer, bajo la guía de Francisco, dentro da la experiencia femenina y claustral. Por lo tanto, ella escribe la Regla, su testamento, y sus cartas dirigidas a Santa Inés de Praga, son la expresión más fuerte de su intuición espiritual y del itinerario propuesto por ellas en lo vivido personalmente.
Clara es importante por su experiencia de la expresión esponsal de la contemplación Clariana, pues ella utiliza un lenguaje esponsal en la relación con Dios que brota de una vivencia personal y afectiva. Este modo de hablar a Dios a los hombres por parte de Clara está marcado por toda una simbología esponsal.
Por otra parte encontramos la clausura Clariana esta responde a uno de los elementos estructurales del carisma Clariano, la cual es una acción configurante con Jesucristo esposo. La intuición claustral constituye un espacio libre, de escucha, de adoración, es decir, en función de una Palabra y de una presencia que reclama silencio y soledad que constituyen el significado teológico y a esencia de la clausura monástica.
En la espiritualidad de Clara origina la gratitud por el amor recibido, es una gratitud sobrecogedora por el descubrimiento de saberse amada por Dios. La humanidad de ese Dios que totalmente se entrega, quedará marcada por el fuego en la mirada esponsal de Clara. En consecuencia, la contemplación, presenta una progresiva fidelidad, y en este sentido fidelidad como importancia en el seguimiento e imitación de Cristo. Pero el núcleo de la verdadera mirada contemplativa será: contemplar a Cristo hasta ser transformada en Él. Por lo tanto, esta Santa es importante en la historia de la Iglesia.
Yván Enríquez, sacerdote
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