Hay épocas en el desarrollo de la vida espiritual de las
personas…, en que por razón de un mal entendido amor al Señor, alcanzar la
oración contemplativa y por ende el estado de vida contemplativo, se constituye
en una especie de objetivo que hay que alcanzar a toda costa. Y como es lógico
el objetivo no se alcanza, porque se olvidan de algo fundamental, y es que la
contemplación es un don divino y como tal el Señor lo da a quién cree
conveniente dárselo, como y cuando Él lo cree oportuno. Y ya se pueden hacer
los esfuerzos que se crean necesarios y aplicar las técnicas de oración que se
hayan leído, que nada se consigue, entre otras razones porque la única técnica
que se debe de emplear en la oración es amar, ser humildes en nuestras
pretensiones y esperar pacientemente. 40 años estuvo esperando Santa Juana
Chantal, fundadora de la orden de la Visitación, a tener, no ya un momento de
contemplación, si ni siquiera una simple consolación.
Se
lee mucho sobre la contemplación y llega un momento que uno piensa que la
contemplación, es el no va más de la oración y de la vida espiritual y que hay
que llegar a ella, cueste lo que cueste. ¡Qué gravísimo error! Nos olvidamos de
algo tan fundamental, como es la aceptación de la voluntad de Dios y que la
oración contemplativa, solo se adquiere, si Él estima que nos es conveniente
ser contemplativos, y si no lo estima, aceptemos humildemente su decisión y no
tratemos de forzar su voluntad, porque Él nos ama mucho más de lo que nosotros
podemos amarnos a nosotros mismos. El otorga la contemplación a quien cree
conveniente, y si no nos la otorga, estar seguros de que algo mejor nos tiene
preparado. Paciencia, sobre todo paciencia amarle, pase lo que pase y nos envíe
los que nos envíe, o no nos envíe lo que creemos que ha de donarnos.
Estamos
acostumbrados a lo que ocurre en la vida humana, donde a una acción determinada
siempre viene una reacción inmediata y nos creemos que igual ocurre en la vida
de nuestra alma. En este mundo material, si un joven estudia cinco años de una
carrera universitaria, hace después un doctorado, y adorna los conocimientos
adquiridos, con un par de masters, fuera de España, tiene
garantizada la papanata admiración de sus conciudadanos, que creen
que este joven ha llegado al sumun de conocimientos para
andar por este mundo. Se olvidan de que hay otras muchas personas que sin
carrera universitaria, están más capacitados, para andar por este mundo en su
aspecto material, que el que solo ha hecho otra cosa que estudiar y no ha
tenido ningún contacto con la dureza de la vida real.
En
la vida espiritual, no hay que cumplir unos determinados requisitos ni superar
unas pruebas, para que alcancemos la titulación de contemplativos y ello es
así, en atención a una serie de principios que no hemos de olvidar. El principal
de ellos ya lo hemos mencionado: “La contemplación es un don” y
como tal, su adquisición solo depende de que el Señor estime oportuno
concederla y no del cumplimiento de unos determinados requisitos. Solo hay que
hacer una cosa y esa es amar y amar mucho y ante todo al Señor y por
ello solo hay un camino para seguir, que es el de amar y pacientemente esperar
con perseverancia.
Se
lee en escritos y tratados de oración, que es fundamental vaciarse uno
interiormente, porque Dios no acude a un alma nada más que cuando esta está
vaciada de todo apego mundano. ¡Claro! no va a acudir a un alma que vive
continuamente en pecado sin arrepentirse. Pero es el caso de que si
habitualmente vivimos en gracia de Dios, Él está ya inhabitando en el interior
de nuestra alma y no acude a nosotros porque hagamos esfuerzos por vaciarnos
interiormente, porque ya está ahí. Desde luego que la Santísima Trinidad mora
de distinta forma, en toda alma en estado de gracia. A este respecto Santa
Benedicta de la Cruz –Edith Stein- nos dice: “Verdad es que Dios en todas
las almas mora en secreto y encubierto, que de no ser así, no podrían ellas
subsistir. Pero “en unas mora solo, en otras no mora solo; en unas mora
agradado y en otras mora desagradado; en unas mora como en su casa mandándolo y
rigiéndolo todo, y en otras mora como extraño en casa ajena, donde no le dejan
mandar ni hacer nada. El alma donde menos apetitos y gustos moran, es donde Él
más solo y agradado y más como en casa propia mora, rigiéndola y gobernándola y
tanto más secreto mora cuanto más solo”…. Ni el demonio ni el entendimiento del
hombre pueden saber ni sospechar lo que allí pasa, más para la misma alma no es
cosa tan secreta, porque siempre siente en sí este abrazo”. En este mismo
libro escribe también la santa carmelita descalza: “El alma vive su
vida de gracia, por el Espíritu Santo, ama en Él al Padre, con el amor del Hijo
y al Hijo con el amor del Padre. Este participar de la vida trinitaria, puede
realizarse sin que el alma experimente en si la presencia de las divinas
personas. De hecho solo un reducido número de elegidos es el que llega a la
percepción experimental de Dios trino en el fondo íntimo de sus almas”.
Hacer
esfuerzos por vaciarnos interiormente, para conseguir la contemplación, si
logramos vaciarnos, es querer forzar la voluntad del Señor. Religiosos
católicos misionando en la India, quizás por un síndrome de Estocolmo han
cometido el error de querer aplicar técnicas hindúes al ejercicio
de nuestra oración. A este respecto Jean Lafrance escribe: “Me
maravilla hoy el ver a tantos religiosos y religiosas, que corren detrás de
todas las técnicas orientales (que no desprecio) para aprender a orar. Si
quieres encontrar modelos de auténticos contemplativos, no te fijes demasiado
en los sufíes o hindúes; mira a tu perro; él te esclarecerá de una manera más
sencilla y concreta sobre lo que Dios espera de ti, que es muy sencillo pero
también muy humillante. Es verdaderamente humillante ser un pobre perro, que no
puede hacer nada para salir de la situación: no puede más que esperar, echarse
ante la puerta y gemir…. Pero ¡que alegría cuando la puerta se abre!, Su larga
espera se ve recompensada”.
Y
en otro libro vuelve sobre este tema y nos dice: “Te quejas a menudo de
no poderte concentrar; y eso es precisamente lo que no hay que hacer en la
oración: ni dispersarse ni concentrarse. En el mundo de la oración hay
que desterrar la concentración. Seguramente has visto a los jugadores
de ajedrez o de tenis concentrarse; al cabo de una hora o dos, no pueden más de
fatiga. Ante el Santísimo Sacramento te sentirás tentado de concentrarte de
esta manera y por eso te quejas de que tienes distracciones. ¡Gracias a Dios!
Peor sería lo contrario. Esa es la diferencia diametral que existe entre los
místicos cristianos y los sufíes o los hindúes. Míralos tienen ciertamente
conciencia de ser contemplativos, concentrados en si mismo, mientras que la
contemplación cristiana es el descentramiento de sí sobre Dios. Me preocupa el
éxito de los métodos orientales entre los cristianos, pues se sitúan en las
antípodas de la verdadera contemplación. En la oración cristiana, la
concentración viene de Dios y no de ti”.
Para
Pedro Finkler: “Se impone, por tanto, un esfuerzo de discernimiento. El
yoga es yoga; la meditación trascendental es una cosa, y la meditación
cristiana, la oración personal del cristiano es algo sustancialmente diverso de
esas prácticas del misticismo oriental pagano. La oración y la contemplación
cristianas miran al encuentro con Dios en la Santa Humanidad de Jesucristo,
dentro de la persona. En cambio las prácticas de la mística pagana ni miran al
antedicho objetivo ni tienen medios para realizarlo. Es pura ilusión querer
rezar por medio de estas técnicas y prescindiendo de la Palabra de Dios”.
En
resumidas cuentas, solo hay un camino que es el del amor. Amar y esperar con
perseverancia aceptado en todo momento la divina voluntad y si el Señor no nos
considera dignos de orar contemplativamente, no pensemos que por ejemplo Santa
Teresa vivía continuamente en estado de contemplación. Todos somos criaturas
con almas tan diferentes como lo son nuestros cuerpos y cada uno sentirá la
contemplación si le llega de forma diferente. Es más hay personas que oran
contemplativamente y aún no se han enterado de que son contemplativos.
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te
bendiga.
Autor: Juan del Carmelo
Autor: Juan del Carmelo
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=24525
2 comentarios:
Publicamos em muestro blog como un monje budista termino de Hno. contemplativo del Monte Athos se hizo cristiano, "para no estar solo", pues su vaciamiento lo dejaba sin nada.
Precioso articulo, y muy ilustrativo.
Me encantaria publicarlo en nuestro blog, con su amable permiso.
Muchas bendiciones, en Jesus, y la Theotokos,
Robert
La Paz Robert. Como ve al final del post, la reflexión está cogida de la web: http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=24525, por lo que al igual que lo he divulgado yo, poniendo la Fuente, no hay problema. En cuantos más blogs se encuentre colgado a más hermanos llegará haciendo bien a sus almas. Un abrazo. Rosario
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