(P. Alexis Rodríguez Vargas, secretario ejecutivo del Departamento de Vocaciones y Ministerios del CELAM y secretario adjunto del II Congreso de Vocaciones)El método Ver-Juzgar-Actuar (DA, 19) ha dinamizado el trabajo del II Congreso Latinoamericano de Vocaciones(Costa Rica, 31 de enero-5 de febrero de 2011), por lo me parece adecuado utilizarlo también en esta reflexión que ahora comparto.
VER: el rostro de Dios en su Iglesia hoy
El objetivo general que animó el largo camino que nos llevó hasta Costa Rica para este encuentro fue: fortalecer la cultura vocacional para que los bautizados asuman su llamado de ser discípulos y misioneros de Cristo en las circunstancias actuales de América Latina y el Caribe. Lo que nos planteó el reto de realizar una actividad de Iglesia en la que todos los participantes se comprometieran como protagonistas.
La respuesta al evento superó mis expectativas y me dio claras señales de la vitalidad de la Pastoral Vocacional en nuestras tierras. Contamos con una masiva asistencia de las 22 Conferencias Episcopales del continente.
Así, quienes participamos en el Congreso, tanto en su sede como a través de los medios de comunicación, tuvimos una profunda experiencia de esta Iglesia, misterio de vocaciones.Iglesia de muchas voces, Iglesia de la Palabra , Iglesia de la Eucaristía , Iglesia de puertas abiertas, Iglesia de testimonio. Iglesia en comunión, Iglesia que anuncia el Reino. Iglesia que refleja una viva dinámica vocacional.
JUZGAR: la Palabra de Jesús como dinamizadora del diálogo vocacional
Destacaré algunos elementos, de entre muchos posibles, que fueron fundamentales para la exitosa realización del Congreso:
Dice VD, 77: “La Palabra llama a cada uno personalmente”. Por eso, desde que definimos el lema del Congreso (“Maestro en tu Palabra echaré las redes”, Lc 5, 5), la lámpara de la Palabra guió nuestro compartir y nuestro trabajo… en la liturgia, en las lectios y en la vida de las personas.
Algo que escuché mucho fue el reconocimiento del nivel organizativo. Tanto el equipo local en Costa Rica, como todas las delegaciones, hicieron un gran esfuerzo de corresponsabilidad, que se tradujo en una logística de excelente nivel.
ACTUAR: convocados por el Espíritu a lanzar las redes aquí y ahora (Lc 5, 5)
Una actividad hermosa, con un carácter bíblico, teológico, pastoral y eclesial tan profundo, podría llevar a la tentación del triunfalismo. No es así. El evento no ha sido un fin en sí mismo, sino parte de un proceso mucho más extenso, se enmarca en el camino de los congresos continentales convocados por la Santa Sede hace más de 18 años (el primero se realizó en nuestro continente).
Que la Pastoral Vocacional ocupe “un lugar privilegiado” en el corazón del Papa también debe ser entendido como propuesta para toda la Iglesia. Quienes trabajamos en este área debemos velar por animar a todos nuestros hermanos y hermanas para que también den al servicio vocacional un lugar preponderante en sus recursos, en su tiempo y en su vida. El porvenir de una pastoral de las vocaciones madura pasa por que sea una opción prioritaria en la labor pastoral.
El I Congreso vocacional latinoamericano auguraba una nueva primavera en el campo vocacional, por ser el nuestro “el continente de la esperanza”. Hoy día podemos hablar de nuevo en estos términos, siempre que no los reduzcamos a un sentido cuantitativo.
El reto que el Congreso plantea de cara al futuro no se puede entender en relación a la cantidad de consagrados y consagradas en nuestras casas de formación y seminarios, sino más bien en términos de una nueva dinámica, una conversión pastoral que cambie nuestros paradigmas, en la que todos los bautizados asuman su papel en el trabajo del Reino. La nueva evangelización no depende sólo de las vocaciones de especial consagración, sino de una respuesta decidida a la vocación universal a la santidad. Sólo tomando en serio nuestra vocación bautismal podremos dejar atrás escándalos, divisiones y antitestimonios.
Ahora, ante la duda de no haber alcanzado mi objetivo de compartir lo que para mí fue este Congreso, sólo le pido al Señor que quienes vean sus frutos en los años por venir le agradezcan a Él todo el bien que nos ha hecho.
25.02.2011.
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