martes, 23 de octubre de 2007

Plenitud de presencia en la Iglesia

De los 3.600 monasterios femeninos existentes en el mundo, 921 están enclavados en nuestras tierras. Son más de 3.000 las religiosas de clausura, 400 novicias y 250 aspirantes. Si de la vida monástica masculina hablamos, las cifras son más reducidas. En España hay 44 monasterios masculinos, pertenecientes a 13 institutos monacales con más de un millar de monjes y un centenar de novicios.
Para el abad del monasterio de Leyre, padre Luis María Pérez Suaces, la vida contemplativa es una vida de dedicación a Dios. Según la mentalidad de hoy, no servimos para nada, porque no tenemos ningún tipo de pastoral, no nos dedicamos a ninguna actividad material. Sólo nos dedicamos a Dios, a la vida en comunidad y a la oración personal y comunitaria. La vida monástica pertenece a la plenitud de presencia de las realidades trascendentes. Tierra fecunda, en la que arraigan los afanes, las necesidades, las oraciones y las alabanzas de los creyentes. No se trata, como ha señalado la joven religiosa trinitaria de clausura, Sor María José Sobrino, del Monasterio de Suesa (Cantabria), de estar aislados del mundo, sino de vivir en solidaridad con el mundo. Nuestra labor no se ve, pero nuestra función es la base de la Iglesia. Es una tarea callada. Es la labor principal de todas las que se llevan a cabo...

Vida Monástica

La vida de los monasterios ha cambiado, como insiste el obispo de Segovia, y presidente de la Comisión Episcopal de Obispos y Superiores Mayores, monseñor Luis Gutiérrez, en el sentido de un especial gusto por la Palabra de Dios, por la Sagrada Escritura.

Ahora, en muchos monasterios viven de las empresas, trabajan con el ordenador y pueden subsistir con lo que ganan.
En la entrega al Señor se hace visible el rostro orante de la Iglesia, como recordó Juan Pablo II a las monjas de clausura, en Bolonia. De cada convento se eleva incesantemente la oración de alabanza e intercesión por el mundo entero, cuyos sufrimientos, expectativas y esperanzas vosotras estáis llamadas a acoger y compartir. Vuestra vocación contemplativa constituye también un gozoso anuncio de la cercanía de Dios; anuncio muy importante para los hombres de hoy, que necesitan redescubrir la trascendencia de Dios y, al mismo tiempo, su presencia amorosa al lado de cada persona, especialmente de los pobres y desorientados, insistió el Santo Padre.
El monje cisterciense de la abadía de San José, en Massachussets, M. Basil Pennington, ha escrito que, si preguntas a cualquier monje o monja por qué él o ella viven en un monasterio, la primera respuesta siempre será: porque Dios así lo quiere. No puede haber nada más correcto y menos falto de justificación que el cumplimiento de la voluntad divina. Ahora bien, hemos respondido a la invitación de Dios a vivir en clausura con el corazón henchido de paz y alegría, porque semejante vida tiene motivos sobrados para ello. Somos conscientes del privilegio que supone la libertad de podernos reunir en el coro, una vez en la noche y siete veces durante el día, para glorificar, rogar y dar gracias a nuestro Dios, inmensamente bondadoso, no sólo en nuestro nombre, sino también en el de toda la creación y en el de la entera familia humana. Nos abruma el solemne deber de interceder con Cristo por todas las necesidades de la tierra, por una humanidad que tiene tantas y tan acuciantes necesidades.
Las comunidades de vida religiosa son algo más que los viejos tomos en las estanterías de las bibliotecas que custodian. Nunca se han sentido una reliquia de formas atávicas, excluyentes del mundo, de la vivencia de la fe. Son, al contrario, el registro de la presencia del reino de Cristo en nuestro tiempo.
Edith Stein escribió un día que nuestra tarea es amar y servir. Dado que Dios no abandona al mundo que Él ha creado, y, sobre todo, ama mucho a los hombres, es imposible para nosotras, naturalmente, menospreciar al mundo y a los hombres. No hemos de jado el mundo porque lo consideremos sin valor, sino a fin de estar libres para Dios.

José Francisco Serrano Oceja. Jornada "Pro Orantibus". revista Alfa y Omega

2 comentarios:

ramiroemejia dijo...

SOY RAMIRO MEJIA, ESCRIBO DESDE BOGOTA COLOMBIA, ESTOY MUY INTERESADO EN CONSAGRAR MI VIDA A DIOS A TRAVES DE UN CONVENTO MASCULINO DE CLAUSURA, PUESTO QUE HE SENTIDO UN GRAN DESAPEGO POR LA VIDA SEGLAR Y ME QUIERO APARTAR DEL MUNDO PARA PREPARARME PLENAMENTE PARA LA VERDADERA VIDA DESPUES DE LA MUERTE.

DESEO QUE ME AYUDEN Y ME ORIENTEN PARA ACCEDER A UNA COMUNIDAD LO MAS PRONTO.

GRACIAS

ramiroemejia dijo...

SOY RAMIRO MEJIA, OLVIDÈ SEÑALAR LA CASILLA DE SEGUIMIENTO POR CORREO ELECTRONICO, ESPERO TENER PRONTA RESPUESTA DE SU PARTE.

MUCHAS GRACIAS, AMO CON TODAS MIS FUERZAS AL CREADOR Y POR EL ESTOY DISPUESTO A RENUNCIAR AL MUNDO PARA DEDICARME A SU
TOTAL CONTEMPLACION.

TENGO 29 AÑOS DE EDAD.