jueves, 26 de junio de 2008

La Identidad de la Superiora de Comunidad

Si falta la visión de fe en quien ejerce al autoridad, ni con la ayuda de las ciencias humanas podrá darse un verdadero servicio de la autoridad y su respectiva obediencia.

Un trabajo apasionante para tiempos apasionantes.

Hablar de tiempos difíciles por los que pasa la vida consagrada en los inicios de este siglo, resulta ya algo común en nuestros días. Libros, ciclos de conferencias, cursos que pululan por doquier para tratar de entender el fenómeno y dar una solución adecuada.
La ayuda de las ciencias sociales, así como de la Teología, ayudan a entender el fenómeno, a dar una plausible explicación y a buscar soluciones que ayuden a salir de estos momentos.

Personalmente creo que la visión negativa de la que se parte, refleja ya de por sí una postura un tanto errónea sobre la identidad de la vida consagrada. Para la persona consagrada no hay, o no debería haber, estaciones fáciles o estaciones difíciles. Debemos partir, siempre según opinión personal, de que la vida consagrada tiene una sola estación, y ésta es la estación de la fidelidad y de la coherencia.

La vida consagrada debe ser coherente consigo misma y fiel a la identidad que su Fundador, Jesucristo, ha querido para ella. Si bien es cierto que las condiciones culturales por las que atraviesa la vida consagrada pueden afectar su propio desenvolvimiento, no podremos decir que hay estaciones fáciles o estaciones difíciles. Tomemos por ejemplo los inicios de la vida consagrada, cuando Jesucristo invita doce hombres a dejar todo por seguirlo a Él.

No creo que pueda hablarse de momentos fáciles, para quien debe lanzarse a la aventura de una nueva forma y estilo de vida. Existe sin embargo la atracción fascinante de Aquel hombre que con su palabra y con su ejemplo arrastra a estos hombres que, no sin dificultades, son capaces de ser fieles y coherentes a este estilo de vida.

Las dificultades culturales y personales para llevar a cabo con coherencia y fidelidad este nuevo estado de vida, son superadas cuando estos doce hombres se dejan llevar, diríamos enamorar, de este hombre que es Jesucristo.

Artículo completo en el enlace:
http://www.es.catholic.net/religiosas/803/2774/articulo.php?id=37400


Autor: Germán Sánchez Griese

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