domingo, 24 de mayo de 2009

La dirección espiritual hoy

La dirección espiritual ha sido uno de los medios para la santificación de las almas. Desde sus comienzos en el monaquismo hasta nuestros días, ha atravesado por diversos momentos y se ha enriquecido con la aportación que el desarrollo de diversas ciencias humanas ha aportado a la humanidad. Junto con este apoyo también se han venido dando tendencias a reducir la dirección espiritual a un foro de consulta para confirmar de alguna manera las intuiciones o disposiciones del cliente.1
Existen por otra parte nuevas corrientes, basadas en las recientes aportaciones de la Psicología cognitiva cuyo centro es la facultad que tiene la persona para resolver por sí misma, con la ayuda del terapeuta, sus problemas y situaciones específicas, problemas que de alguna u otra forma dependen de la visión que el hombre tiene de la vida, de sí mismo y del futuro.2

Como expertos en humanidad, las personas consagradas encargadas de ayudar a sus hermanas en religión a alcanzar la perfección evangélica expresada a través de la consagración religiosa, no pueden ni deben permanecer al margen de las aportaciones que las ciencias humanas pueden brindarles en su labor de formadoras.

Siendo la dirección espiritual elemento primordial para el desarrollo espiritual de las personas consagradas a Dios a través del seguimiento de los consejos evangélicos y pudiendo enriquecerse o emprobecerse por un uso adecuado o inadecuado de la psicología 3 en este artículo trataremos de ahondar la relación y el beneficio que aporta la psicología de consultación y la dirección espiritual.

En este último decenio se han venido revisando varios modelos psicológicos y han ido surgiendo otros muchos, de entre los cuales destaca la Psicología de consultación. Comenzada y desarrollada en Italia por el Prof. Antonio Tamburello 4 inicia como una derivación de la psicología comportamentalista. Fundada en una visión antropológica del hombre y reteniendo como principios básicos los últimos fines del hombre, la Psicología de consultación aporta elementos valiosos para quien ejerce el difícil pero apasionante oficio de director o directora espiritual.

En el campo de la dirección de las almas, ¿todo se reduce a una labor psicológica o todo se reduce a la gracia de Dios? No es fácil establecer una diferenciación neta entre estas dos vertientes y hay quien retiene como falso este planteamiento. Nuestro objetivo será descubrir los elementos esenciales de la Psicología de consultación que pueden ser tenidos como instrumentos válidos y valiosos para la dirección espiritual.

NOTAS
1 C. Rogers, La terapia centrata.
2 Epicteto. "Enquiridion". "A los hombres no los perturban las cosas, sino la visión que tienen de ellas".
3 Equip. Percorsi umani e spirituali nella Direzione Spirituale EdiSI, Genova 2002
4 El Prof. Antonio Tamburello es Fundador y presidente del Instituto Skinner de Roma y coordinador académico del Master de Consultación en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma.

Autor: Germán Sánchez

sábado, 23 de mayo de 2009

Nuevos hábitos

Los conventos de clausura navegan por la Red y abren sus puertas en Internet. A través de la pantalla venden repostería, conceden plegarias 'a la carta' y llevan a cabo tareas informáticas

25.09.07 - 09:34 - TEXTO: ITSASO ÁLVAREZ

«No sabemos qué sistema operativo usa Dios, pero nosotros usamos Linux», comentaba en una entrevista la hermana Judith Zoebelein, usuaria de Macintosh y responsable del departamento de Internet del Vaticano, que recibe de 11 a 15 millones de visitas al día. Y es que con la Iglesia hemos topado... en la Red. Ya lo dijo Juan Pablo II un 24 de enero, fiesta de San Franscisco de Sales, patrón de los periodistas: «Los monasterios deben estar conectados con el mundo real y, por ello, con el de las nuevas tecnologías». Tras lo cual el Pontífice pasó a nombrar al sacerdote Santiago Alberione- fundador de la familia paulina, él siempre empleó los medios de comunicación en su labor evangelizadora- protector de los internautas.

«Moderado y discreto»

También en los conventos de clausura, el Vaticano permite el uso «ilimitado, pero con moderación y discreción» de la Red de redes. La Santa Sede ha dejado dicho que ni el voto de silencio que hace enmudecer a las congregaciones más estrictas debe ser incompatible con la comunicación a través del ordenador. De ahí que lo último en algunas comunidades de vida contemplativa sea conceder plegarias 'a la carta' con los ruegos que reciben vía 'e-mail'. Es el caso de las trece monjas de clausura del monasterio trinitario de Burgos. Llevan siete siglos asentadas en la capital, pero «no nos conocían», explica María José Ibáñez, vicaria de la casa. Emplearon a dos hermanas en la gestión y actualización de un sitio web y ahora incluyen en sus oraciones las 'ciberpeticiones'. «Cada día llegan de cinco a diez». Desde España, México, Chile, EE. UU., Filipinas... «Se refieren a problemas familiares, de salud, drogas, sectas».

«Esperamos demostrar que también Internet puede ser utilizado para hacer el bien», justifican en el monasterio de Santa María de Vallbona, el cenobio cisterciense femenino más importante de Cataluña, donde también las hermanas sacian por 'mail' el apetito de predicar. Ello, pese a no tener el don de la repostería. Lo que la comunidad domina es el tratamiento de textos y partituras de música con ordenador. Las manos divinas para la repostería se las dejan a las clarisas del Jesús de Estepa, en Granada. Sus ingresos han mejorado desde el día en que instalaron «el torno virtual»; la web que difunde en abierto lo apetecibles que se ven sus cuajadas de almendra y sus tocinillos de cielo recién sacados de la cocina. Ellas argumentan a su modo: «La distancia física no impide la proximidad a todo y a todos, porque la proximidad es cuestión de amor». Eso sí, las hermanas son reticentes a poner al alcance de cualquiera el secreto de su buen hacer repostero.

La idea de la web llegó con el Plan Alfa, un portal de instituciones católicas que en 1985 se creó para ofrecer soluciones informáticas integradas a los centros educativos católicos. Con el tiempo, la demanda de información, productos y servicios relacionados con las nuevas tecnologías se incrementó, y dicha respuesta se extendió a las instituciones católicas -diócesis, congregaciones...-. Compraron e instalaron ordenadores y periféricos (impresora, escáner) en los conventos. Impartieron cursillos y crearon páginas web a medida. Hoy en día, el programa gestiona 600 sitios web en España y se centra «en la comunicación entre congregaciones en distintos países», avanza Diego Echeverri, del departamento técnico de Plan Alfa.

Ha habido otras iniciativas, como la denominada 'Monasterios en red' de la Fundación Riojana para la Sociedad del Conocimiento (Fundarco), una entidad sin ánimo de lucro que ha ido disponiendo ordenadores y acceso a Internet en las congregaciones religiosas de la comunidad autónoma. Ya sean reducidas, como la de los agustinos recoletos de San Millán de la Cogolla. «Aquí somos diez frailes. Pero si contamos a los que tenemos en Venezuela y Perú... Dependemos de una organización por encima de esta casa», ilustra Juan Ángel Nieto, el padre prior del Monasterio de Yuso. El hombre dice preferir la clásica enciclopedia de pasar páginas a mano, pero «qué bien viene 'google'», exclama. «Es el buscador que yo uso en mi 'Apple Mac'».

Para leer las noticias del Vaticano, para consultar sobre arte e historia... «Navegamos en Internet porque es otro modo de estar en comunión con nosotros mismos y con el mundo», dice. «Para preparar las homilías» le viene que ni pintada la Red a Fray Eduardo, de la comunidad de monjes cistercienses del Monasterio de Zenarruza. Para eso, «y para saber con seguridad el tiempo que va a hacer y determinar el mejor día para cortar la hierba», explica. Para no tener que «molestar» al monaguillo ni llamar al servicio telefónico del Instituto Nacional de Meteorología. En el monasterio son ocho frailes y cada uno tiene su 'e-mail'.

Premios internacionales

Se informaron bien y mucho las carmelitas descalzas de Medina de Rioseco. Fueron buenos tiempos los que transcurrieron antes de su mudanza a Valladolid, cuando crearon una página web que acabó recibiendo doce premios internacionales a su diseño y contenido. Algo tuvo que ver la hermana Virtudes Parra, también carmelita, pero del convento alicantino de Altea. Antes de abrir un 'blog' al que bautizó con un extracto de una poesía de San Juan de la Cruz ('Aquesta eterna fonte'), fue programadora de IBM y sabe bien el terreno que pisa. Lo que se oye al otro lado de la línea telefónica cuando uno quiere comunicar con ella de viva voz es el tintineo disonante de una campana. «Es que yo estaba en el piso de arriba, y la usamos para avisarnos unas hermanas a otras cuando suena el teléfono», disculpa.

Dice que desde la sala en la que está hablando puede ver el mar Mediterráneo. La brisa se cuela por las ventanas del Carmelo de Altea, en Alicante. Aires bien distintos llegan por las otras ventanas; las que se abren en la pantalla del portátil de Virtudes Parra. La informática interfiere en la rutina diaria de esta monja que comienzan el día a las cinco y cuarto de la mañana hasta tal punto que ha creado «dos miniempresas» de elaboración de páginas web. Con otras dos compañeras, se afana estos días en la creación de un portal para una inmobiliaria de Valencia. De su inventiva han nacido www.sinfancia.net, un punto de encuentro para familias acogida de menores tutelados y www.eneagrama.com, para una entidad mexicana. Pero su intención es que todas las monjas sean capaces de gestionar una web, «para sacar más ganancias».

Todo se andará. La 'sala de informática' que esconden los gruesos paredones del convento de Altea tiene su aquel. Cuatro PC, tres portátiles, «todos en red» y con webcam. Cuando Virtudes Parra ingresó en el convento no existían siquiera los ordenadores personales. En el año 2000 creó un portal para las Carmelitas Descalzas de España, donde están ubicados todos los Carmelos de las cinco federaciones en España y convenció a su priora, que ya la deja hacer a su antojo. «Quién me iba a decir que iba a volver a tocar un teclado», dice Virtudes Parra. Los caminos de Dios, inescrutables.

viernes, 22 de mayo de 2009

Un día en la vida de una monja.

Son muchas, más de ochocientas mil, las religiosas que andan distribuidas por el mundo entero en ocupaciones distintas: cuidan enfermos, dan clases, viven en barrios obreros al lado de la gente, de sus preocupaciones y sus desgracias o dedican su vida a la contemplación. Las encontramos en las grandes ciudades, en los pueblos, en algún rincón de África, América o Asia. No hacen ruido. Trabajan. En la Iglesia los altos cargos los tienen los hombres. Pero estas mujeres, diversas, a veces ignoradas, pacientemente, con su vida dedicada a Dios y a los demás, son la savia que nutre la vida cristiana, el río de agua bienhechora. Como ejemplo, presentamos el relato de una jornada en la vida de Carmen Ferreté, religiosa misionera de Jesús-María en Guinea Ecuatorial.

Guinea Ecuatorial. Isla de Bioko. Malabo, barrio periférico de la ciudad. Barrio de aluvión, llega continuamente gente del interior en busca de mejores condiciones de vida. Casas de madera y chapa. Familias hacinadas. Un bar junto a otro. Podríamos decir un barrio de Cuarto mundo en el Tercer mundo.

Son las cinco de la mañana. Las luces de la casa de las Hermanas empiezan a encenderse. Se huele a café. Alguna más madrugadora lo ha preparado. El barrio duerme. Anoche la música no paró hasta bien tarde. La actividad en el barrio comienza cuando clarea, a las seis. Para las Hermanas es la hora de la serenidad, oración, reflexión. Una hora no “amenazada” por reclamos externos. A las seis y cuarto salida hacia la ciudad para la celebración de la Eucaristía. Encuentro con muchos cristianos, los de cada día. Los cantos no faltan en la celebración, no sería tal si no los hubiera. Encuentro con otras religiosas. Saludos cortos; todos vamos al trabajo.

Desayuno rápido. A unos minutos de la vivienda, el colegio. A las ocho de la mañana suena la campana, 330 niños y niñas forman en el patio. Suena el himno de Guinea mientras se iza la bandera. Con mucha seriedad escuchamos, día tras día, aquella estrofa: “Tras dos siglos de estar sometidos a la dominación colonial, en perfecta unión y fraternidad cantemos libertad”. ¿Saben lo que cantan? ¿Conocemos lo que cantan? Los sentimientos se entremezclan. La historia es la historia. Triunfa el deseo de no repetir lo que ha podido hacer daño. Eduquemos en libertad y responsabilidad.

Niños y niñas de siete y ocho años, sonrientes y contentos: “Hermana, ¿me llamas hoy para leer?, ¿me toca hoy?” Sentimiento de cercanía, cariño y de poder despertar, en esas personitas en crecimiento, el ansia de superación. Hoy una pequeña, con dificultad en pronunciar “casa”, “caramelo” (decía “tasa”, “taramelo”), me dice con gran satisfacción, “mira ya sé decir casa, caramelo, queso”. ¡Bravo, tú llegarás!

Casi cada día un niño a 40 de fiebre, una pequeña con diarrea; hay que correr al hospital. ¡La sanidad! ¡Qué preocupación! El barrio está rodeado de basuras. Un desguace de coches al lado del colegio. Cartas al Ayuntamiento. Los mayores de quinto sensibilizados escriben a la alcaldesa. “¡Queremos llegar a mayores, la basura mata!, ¿puede hacer algo?” ¡Qué impotencia la de todo el barrio!

La misionera no nace, “se hace”. Día a día el contacto con una población que intenta sobrevivir, que lucha por un trabajo digno, que vive, o malvive, va golpeando el corazón y lo transforma hasta sentir que vamos haciendo, juntos, un camino de fraternidad. Hay días que es más fácil rezar a Dios diciendo “¡Padre!”, que decir “nuestro”. Una mirada alrededor te interpela. ¿Cómo hacer para que el Evangelio de Jesús, sea una buena noticia que libere?

La ciudad es otra cosa, hay limpieza, orden, se nota que hay petróleo, el barrio es el olvidado, el que desborda todas las previsiones, donde no llega ni el petróleo ni, casi, la electricidad. En la casa de las Hermanas es un continuo entrar y salir: llamadas, consultas. “Hermana, ¿me das unos limones?”, “hermana, quiero encargar una misa para mis difuntos”, “hermana, toma estas papayas, ¡tenéis forasteros!”, “hermana, el sábado no estaré, voy al pueblo, tengo defunción”.

Es la una y media, hora de la comida. Se cocina a la española o a la guineana, según la hermana que la hace. Plato único. Momento de encuentro fraterno interrumpido a menudo por llamadas a la puerta (los horarios, a veces, no coinciden).

Las tres de la tarde. Hoy me toca estudio con las internas. La residencia de las chicas al lado de la casa de la comunidad. Jóvenes de Bachillerato, de cuarto a último curso, que estudian en diversos colegios. “Carmen, mañana me toca filosofía, o literatura, o francés, ¿me puedes ayudar?” Y piensas, en estas jóvenes de 17, 18 años, ¿podrán llegar a cubrir sus aspiraciones de ser mujeres respetadas, cultas, agentes de cambio en la transformación de la sociedad? ¡Es un reto y un objetivo prioritario para nosotras! Cuando a las siete y media de la tarde acuden a rezar, las que quieren, la oración y el deseo se hacen intensos. ¡Señor, ayúdalas, acompáñalas!

La cena, un bocadillo. Es el final de la tarde, el momento de compartir, de descansar, de reír juntas, de comentar los incidentes de la jornada, lo que pasa, lo que dice la gente; es el momento de ver las noticias del país; de constatar, muchas veces, la impotencia ante las situaciones que se viven; de soñar nuevas maneras de hacer. Termina un día lleno, vivido intensamente; tocado por muchas situaciones humanas.

Sobre las diez de la noche la casa va quedando silenciosa. Otro momento para la serenidad, la relectura del día, situar cada acontecimiento donde corresponde, confiar, agradecer lo vivido, sobre todo las personas con las que has tratado. ¡Se aprende tanto de la gente! En verdad, la gente, el proyectar juntos, es lo que te retiene en el país. Fuera, en el barrio, la música de los bares suena sin parar; te acostumbras, casi te arrulla.

(Fuente: Revista El Ciervo, nº 649, abril 2005)

jueves, 21 de mayo de 2009

Paseo por loc Conventos de Clausura. Sevilla

La ciudad de Sevilla atesora una importante riqueza patrimonial. Dentro de este reconocido legado histórico-artístico, las clausuras sevillanas ocupan un lugar destacado. Lo arcano, lo sublime y celestial son notas definitorias y características de estos recintos religiosos que siempre han gozado de la atención y la curiosidad de turistas y sevillanos, atraídos precisamente, por ese halo de misterio y misticismo que se esconde detrás de sus altos muros y sus celosías.

La paz de los claustros, la vida austera y sacrificada, la intimidad de la oración y la entrega a los demás, son formas de vida desconocidas para el mundo de hoy. Paseando por Sevilla mostrará al visitante tanto la riqueza patrimonial de los conventos, como la íntima y silenciosa vida de las clausuras. De los diecisiete conventos de clausura que existen en la ciudad, Paseando por Sevilla ofrece la posibilidad única de visitar ocho de éstos, en tres itinerarios diferentes en los que se visitan tres conventos. Qué mejor forma de terminar nuestros paseos por los conventos sevillanos que degustando los deliciosos dulces que tan esmeradamente elaboran las monjas.

Enlace: http://www.paseandoporsevilla.com/conventos/conventos.html

miércoles, 20 de mayo de 2009

"Sor Internet" abre al mundo su convento de clausura

Domina el lenguaje "ad hoc" de usuarios de internautas y tiene muy claro que la web es muy útil.
Toledo. A la inquieta sor María Jesús Galán la Era tecnológica le ha servido para abrir esa gran "caja de sorpresas" que dice que es el convento de clausura toledano de Santo Domingo El Real (1364) en el que entró, llamada por la Fe, en 1976.

Abierta, conversadora, sonriente y servicial, María Jesús frunce el ceño entre risas cuando se le define como "sor Internet", un término que le queda corto porque, afirma, sin dejar de reirse, que en realidad es "sor muchas cosas" y "como Petra, criada para todo".

María Jesús, de 51 años, es la orgullosa archivera del convento, pero también su historiadora, contable, cocinera alterna, costurera, consejera y amiga de las otras quince monjas y postulantes que alberga el viejo convento, que en otros tiempos acogió a 160 hermanas.

La escasez de vocaciones religiosas

"Comprendo que la vida ofrece muchas más cosas", dice comprensiva María Jesús, para justificar la escasez de vocaciones religiosas, pero ella dice estar muy contenta con su elección.

María Jesús comparte la enorme casa con monjas y postulantes keniatas, una colombiana y el resto españolas, "de 24 a 80 y muchos años". El pico no lo dice para no molestar a las más mayores, afirma con una sonrisa pícara.

"Sor Internet" suele recibir, con café y exquisitas pastas que ella misma hace, en la pequeña celda que contiene su "joya", que es la valiosa biblioteca-celda que cobija libros que provocan temblor en las manos al cogerlos, como un breviario de 1382, encontrado, emparedado, entre los gruesos muros del convento.

El libro de los cotilleos de Toledo

Su otro rincón favorito es lo que llama "pescadería", un espacio también reducido llamado así porque en otro tiempo era donde se hacía la salazón del pescado y hoy alberga documentos de los siglos XII y XIII y otra obra singular: "El Becerro", de 1568.

"Es el libro de los cotilleos de Toledo", dice María Jesús, que asegura que la lectura de sus 61 páginas (es decir, pergaminos) es muy instructiva porque se cuentan detalles de la vida cotidiana del silo XVI en la mágica y universal Toledo.

El libro, llamado "El Becerro" porque las tapas son de piel de ternera, el pergamino de oveja y el papel verjurado, contiene las cuentas y propiedades de la comunidad religiosa, así como las del pan, gallinas vivas, dineros, aceites y rentas.

Sor María Jesús tiene todo este valioso material meticulosamente inventariado en fichas en el ordenador personal de la biblioteca, y más de cien libros, incluido "El Becerro", los ha ido escaneando pacientemente y forman parte del rico legado dominico.

Internet llega al convento

La Era Internet llegó al convento en el año 2000, cuando su banco les sugirió a las monjas la idea de revisar sus cuentas por esa vía y así se ahorraban los desplazamientos a la entidad.

"Antes tenías que salir y ahora no. Simplemente consultas los saldos y haces las transferencias por Internet", dice.

La red de redes tiene otra gran utilidad. Las monjas debían salir de su clausura para pedir cita al médico, pero ahora pueden hacerlo por Internet en la web del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam). Paradójicamente, Internet las ha enclaustrado más.

"Sor Internet" habla y domina el lenguaje "ad hoc" de usuarios de ordenadores e internautas y tiene muy claro que la web es muy útil porque "encuentras lo que quieres si vas con una mirada limpia".

El ordenador, un mueble más

Sor María Jesús ha introducido Internet en el resto de la comunidad. En otros conventos, el ordenador lo tiene la priora, pero en el de Santo Domingo está en la sala de labor "como un mueble más", afirma con toda naturalidad.

"La mayoría (de las monjas) ni entienden. Tengo de protector de pantalla 'Mis Imágenes' y así todas ven las fotos que les mandan sus familiares", y afirma, siempre entre risas, que "les echo en cara que todas abren el correo ¡y ninguna contesta!".

Apenas hay tiempo en su "recreo" para perderlo en Internet y las monjas lo usan para lo más básico, como leer la prensa o ver el estado de tiempo si se lo han perdido en "la tele del Golfo", llamada así porque la compraron para enterarse de lo que pasaba en la primera guerra del Golfo Pérsico en 1991.

Está claro que sor María Jesús es la que más se beneficia de la red porque es una herramienta útil para buscar la traducción de una palabra del latín, navegar por el buscador de la Iglesia, bajarse recetas de cocina u obras de teatro de Tirso de Molina "que era -dice- vecino y amigo del convento". (Efe)

http://www.gaceta.es/noticia_1img.php?s=16&sm=16¬i=41062