jueves, 28 de mayo de 2009

HOMILÍA DEL PAPA A MONJES Y MONJAS BENEDICTINOS EN MONTECASSINO

"No anteponer nada al amor de Cristo"

MONTECASSINO, lunes 25 de mayo de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía que pronunció Benedicto XVI al presidir en la tarde de este domingo las vísperas con los abades de las comunidades de monjes y monjas benedictinos del mundo.
* * *
Queridos hermanos y hermanas de la gran familia benedictina:
Cuando queda poco para concluir mi visita de hoy, con mucho gusto me detengo en este lugar sagrado, en esta Abadía, cuatro veces destruida y reconstruida, la última vez tras los bombardeos de la segunda guerra mundial de hace 65 años. "Succisa virescit": las palabras de su nuevo escudo de armas indican bien la historia. Montecassino, como encina secular plantada por san Benito, fue "escamondada" por la violencia de la guerra, pero ha resurgido con más vigor. En varias ocasiones yo también he tenido la oportunidad de disfrutar de la hospitalidad de los monjes, y en esta Abadía transcurrí momentos inolvidables de tranquilidad y oración. En esta tarde hemos entrado cantando las Laudes regiae para celebrar juntos las vísperas de la solemnidad de la Ascensión de Jesús. A cada uno de vosotros os expreso la alegría de compartir este momento de oración, saludando a todos con afecto agradecido por la acogida que me habéis dispensado y a quienes me acompañan en esta peregrinación apostólica. En particular, saludo al abad dom Pietro Vittorelli, que ha interpretado vuestros sentimientos comunes. Extiendo mi saludo a los abades y abadesas y a las comunidades benedictinas aquí presentes.
Hoy la liturgia nos invita a contemplar el misterio de la Ascensión del Señor. La lectura breve, tomada de la Primera Carta de Pedro, nos exhorta a detener la mirada en nuestro Redentor, que murió "una sola vez por los pecados" para volvernos a llevar a Dios, a cuya diestra se encuentra, "tras haber subido al cielo y haber recibido la soberanía sobre los ángeles, los principados y las potestades" (Cf. 1 Pedro 3, 18.22). "Subido al cielo" e invisible a los ojos de los discípulos; sin embargo, Jesús no les ha abandonado: "muerto en la carne, vivificado en el espíritu" (1 Pedro 3,18), ahora está presente de una manera nueva, interior, en los creyentes, y en él la salvación se ofrece a todo ser humano sin diferencia de pueblo, lengua o cultura. La primera Carta de Pedro contiene referencias precisas a los acontecimientos cristológicos fundamentales de la fe cristiana. La preocupación del apóstol es la de mostrar el alcance universal de la salvación en Cristo. Análoga preocupación encontramos en san Pablo, del que estamos celebrando los dos mil años de su nacimiento, quien escribe a la comunidad de Corinto: Cristo "murió por todos para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos" (2 Corintios 5, 15).
Dejar de vivir para nosotros mismos, sino para Cristo: esto es lo que da pleno sentido a la vida de quien se deja conquistar por Él. Lo manifiesta claramente la vicisitud humana y espiritual de san Benito, que abandonando todo siguió fielmente a Jesús. Encarnando en su propia existencia el Evangelio, se convirtió en iniciador de un amplio movimiento de renacimiento espiritual y cultural en Occidente. Quisiera mencionar un acontecimiento extraordinario de su vida, referido por el biógrafo san Gregorio Magno que vosotros conocéis muy bien. Se podría decir que también el santo patriarca fue "elevado al cielo" en una indescriptible experiencia mística. La noche del 29 de octubre del año 540, se lee en la biografía, mientras estaba asomado a la ventana, "con los ojos fijos en las estrellas para penetrar en la divina contemplación, el santo experimentaba que el corazón le ardía... Para él el firmamento era como la cortina bordada que desvelaba al Santo de los Santos. En un momento preciso, su alma se sintió transportada a otra parte del velo para contemplar sin velo el rostro de Aquél que vive en una luz inaccesible" (Cf. A.I. Schuster, Storia di san Benedetto e dei suoi tempi, Ed. Abbazia di Viboldone, Milano, 1965, p. 11 y siguientes). Análogamente a lo que le sucedió a Pablo tras su arrebato al cielo, también san Benito, tras esta experiencia espiritual extraordinaria, tuvo que comenzar una nueva vida. Si bien la visión fue pasajera, los efectos permanecieron, su misma fisionomía --refieren los biógrafos-- quedó modificada, su aspecto fue siempre sereno y su porte angélico y, si bien vivía en la tierra, se comprendía que con el corazón ya estaba en el Paraíso.
San Benito no recibió este don divino para satisfacer su curiosidad intelectual, sino más bien para que el carisma que Dios le había dado tuviera la capacidad de reproducir en el monasterio la misma vida del cielo y restablecer la armonía de la creación a través de la contemplación y el trabajo. Con razón, por tanto, la Iglesia le venera como "eminente maestro de vida monástica" y "doctor de sabiduría espiritual en el amor a la oración y al trabajo"; "resplandeciente guía de pueblos a la luz del Evangelio" que "elevado al cielo por una senda luminosa" enseña a los hombres de todos los tiempos a buscar a Dios y las riquezas eternas por Él preparadas (Cf. Prefacio del Santo en el suplemento monástico al Misal Romano, 1980, edición italiana, 153).
Sí, Benito fue ejemplo luminoso de santidad e indicó a los monjes como único gran ideal a Cristo; fue maestro de civilización que, proponiendo una equilibrada y adecuada visión de las exigencias divinas y de las finalidades últimas del hombre, tuvo siempre presentes también las necesidades y las razones del corazón, para enseñar y suscitar una fraternidad auténtica y constante, para que en el conjunto de las relaciones sociales no se extraviara una unidad de espíritu capaz de construir y alimentar siempre la paz. No es una casualidad que la palabra Pax acoja a los peregrinos y a los visitantes a las puertas de esta abadía, reconstruida tras el tremendo desastre de la segunda guerra mundial: se eleva como una silenciosa admonición para rechazar cualquier forma de violencia y construir la paz: en las familias, en las comunidades, entre los pueblos y en toda la humanidad. San Benito invita a toda persona que sube a este monte a buscar la paz y seguirla: "inquire pacem et sequere eam (Salmo, 33,14-15)" (Regla, Prólogo, 17).
Siguiendo la escuela de san Benito, con el paso de los siglos, los monasterios han sido centros fervientes de diálogo, de encuentro y benéfica fusión entre gentes diversas, unificadas por la cultura evangélica de la paz. Los monjes han sabido enseñar con la palabra y el ejemplo el arte de la paz, sirviéndose de los tres "vínculos" que san Benito consideraba necesarios para conservar la unidad del Espíritu entre los seres humanos: la Cruz, que es la ley misma de Cristo; el libro, es decir la cultura; y el arado, que indica el trabajo, la señoría sobre la materia y el tiempo. Gracias a la actividad de los monasterios, articulada en el triple compromiso cotidiano de la oración, del estudio y del trabajo, pueblos enteros del continente europeo han experimentado un auténtico rescate y un benéfico desarrollo moral, espiritual y cultural, educándose en el sentido de la continuidad con el pasado, en la acción concreta a favor del bien común, en la apertura hacia Dios y la dimensión trascendental. Recemos para que Europa valorice siempre este patrimonio de principios e ideales cristianos que constituye una riqueza cultural y espiritual inmensa.
Pero esto sólo es posible cuando se acoge la enseñanza constante de san Benito, es decir el "quaerere Deum", buscar a Dios como compromiso fundamental del ser humano que no se realiza plenamente ni puede ser realmente feliz sin Dios. Os toca en particular a vosotros, queridos monjes, ser ejemplos vivos de esta relación interior y profunda con Él, actuando sin compromisos el programa que vuestro fundador sintetizó en el "nihil amori Christi praeponere", "no anteponer nada al amor de Cristo" (Regla 4, 21). En esto consiste la santidad, propuesta válida para todo cristiano, más que nunca en nuestra época, en la que se experimenta la necesidad de anclar la vida y la historia en firmes puntos de referencia espirituales. Por este motivo, queridos hermanos y hermanas, es particularmente actual vuestra vocación y es indispensable vuestra misión de monjes.
Desde este lugar en el que descansan sus restos mortales, el santo patrono de Europa sigue invitando a todos a proseguir su obra de evangelización y promoción humana. Os alienta en primer lugar a vosotros, queridos monjes, a permanecer fieles al espíritu de los orígenes y a ser intérpretes auténticos de su programa de renacimiento espiritual y social. Que os conceda este don el Señor, por intercesión de vuestro santo fundador, de la hermana, santa Escolástica, y de los santos y santas de la Orden. Y que la Madre celestial del Señor, a quien hoy invocamos como "auxilio de los cristianos", vele por vosotros y proteja a esta abadía y a todos vuestros monasterios, así como a la comunidad diocesana que vive alrededor de Montecassino. ¡Amén!
[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]

miércoles, 27 de mayo de 2009

Los medios de comunicación y la vida consagrada en el siglo XXI

Del 8 al 10 de mayo, Madrid fue la sede de un congreso clave para la vida religiosa en el mundo de hoy: el X Encuentro de Responsables de Comunicación de Congregaciones Religiosas.

La nueva tecnología de los medios revolucionó el siglo XX, revelándose como una poderosa espada para cualquiera que pudiera dominarlos. Abrieron a la vida religiosa nuevas posibilidades para evangelizar, facilitaron el compartir información, y conectaron consagrados y laicos de todos los continentes.

Hubo muchos sacerdotes y religiosos que se valieron de la radio y la prensa para promover el mensaje perenne del Evangelio y extender su labor transcendental más allá que el alcance de los pies.

Sin embargo, era una espada de doble filo. Duele recordar tantas influencias negativas que llegaron con el uso indiscriminado de los medios, especialmente tras los años 60´s: radios, televisiones y periódicos poco a poco tomaron el lugar de la oración, la vida fraterna y el apostolado, e infundieron en los sacerdotes y religiosas la mentalidad liberal y sensual del momento. Hoy los enemigos de la Iglesia han capturado la gran mayoría de los medios y los utilizan libremente para ridiculizar y destruir la imagen de la vida consagrada y aun de las mismas personas consagradas.

Los organizadores del Encuentro en Madrid, el Área de Comunicación de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) y el Instituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR), invitaron a los responsables a la reflexión y el análisis sobre cómo está hoy situada la vida religiosa “en medio de los medios”.

José María Gil, director del Departamento de Medios de la Conferencia Episcopal (CEE), señaló dos posturas extremas que hay que evitar: "la fascinación por los medios y el temor a entrar en el mundo de la comunicación”. El director del Área de Comunicación, Isidro Hernández, resaltó la necesidad de "buscar nuevos caminos en la sociedad de la información, de modo que todo desafío sea una oportunidad, y que toda oportunidad, sea camino".

¿Qué puede motivar a la vida consagrada a retomar las riendas, enfrentar este desafío y dar uso provechoso a esta espada de doble filo? Cabe pensar en el coraje de los misioneros de los siglos XVI y XVII, cómo se lanzaron a la aventura de conquistar un nuevo país para Cristo, conscientes de los peligros que tendrían que enfrentar. Hoy las almas necesitadas del Evangelio se encuentran más que nunca en los medios: navegando por internet, escuchando la radio, viendo la televisión, saliendo al cine, y siguiendo las opiniones de la prensa.

Los jóvenes de Estados Unidos, incluidos los católicos, según estudios recientes, gastan un promedio de 72 horas cada semana utilizando los medios. De este número, pasan un promedio de dos horas cada día sólo con redes sociales. Los católicos que resisten la influencia de los canales principales de los medios han logrado crear redes extensivas en línea de páginas católicas que les mantienen informados de las noticias y la actualidad de la cultura. Allí, “en medio de los medios”, está el país exótico del nuevo milenio.

Y es un país que necesita la riqueza y la aportación de la vida religiosa. La persona consagrada es por naturaleza un alma que goza de un trato íntimo con Dios y que arde con el fuego misionero. Los laicos tienen sed de escuchar el cristianismo predicado en el lenguaje del hombre moderno, desde la experiencia de una persona que vive con los pies en la tierra fugaz y la mirada puesta en el cielo eterno. Tienen sed de lo que pueda aportar a sus vidas la espiritualidad de cada orden religiosa y cada movimiento eclesial. Abren los portales católicos todas las mañanas en busca de un mensaje que les pueda ayudar a enfrentar las tormentas de la vida y mantenerse firmes en la fe

Los jóvenes en particular necesitan escuchar la voz de las almas consagradas. Miles de jóvenes buscan páginas vocacionales como www.vocation.com para encontrarse con otro camino de vida que les atrae misteriosamente. La conferencia episcopal de Estados Unidos creó hace dos años un video impactante y profesional llamado “Fishers of Men”, exponiendo la transcendencia, la belleza, y el cautivante riesgo de la vida sacerdotal. Ganó el Gabriel Award 2007 y sigue invirtiendo la imagen negativa del sacerdote presente en los medios de mucho éxito.

Los medios de comunicación son medios y como tales deberían usarse. Sólo quien ha conocido el sentido de la vida puede compartirlo como fuente de certeza y alegría para quienes lo están buscando. Los medios ofrecen una utilísima y fuerte red de comunicación para hacer extensiva esta esperanza.

Como subrayó el religioso Enrique Losada, secretario general de la CONFER, durante el acto de clausura del Encuentro en Madrid, es "comunicar nuestra vida y anunciar la verdad". El desafío así se convierte en oportunidad, y la oportunidad en el camino donde se encuentran los hermanos necesitados del evangelio

Melicia Antonio
jem@arcol.org

domingo, 24 de mayo de 2009

La dirección espiritual hoy

La dirección espiritual ha sido uno de los medios para la santificación de las almas. Desde sus comienzos en el monaquismo hasta nuestros días, ha atravesado por diversos momentos y se ha enriquecido con la aportación que el desarrollo de diversas ciencias humanas ha aportado a la humanidad. Junto con este apoyo también se han venido dando tendencias a reducir la dirección espiritual a un foro de consulta para confirmar de alguna manera las intuiciones o disposiciones del cliente.1
Existen por otra parte nuevas corrientes, basadas en las recientes aportaciones de la Psicología cognitiva cuyo centro es la facultad que tiene la persona para resolver por sí misma, con la ayuda del terapeuta, sus problemas y situaciones específicas, problemas que de alguna u otra forma dependen de la visión que el hombre tiene de la vida, de sí mismo y del futuro.2

Como expertos en humanidad, las personas consagradas encargadas de ayudar a sus hermanas en religión a alcanzar la perfección evangélica expresada a través de la consagración religiosa, no pueden ni deben permanecer al margen de las aportaciones que las ciencias humanas pueden brindarles en su labor de formadoras.

Siendo la dirección espiritual elemento primordial para el desarrollo espiritual de las personas consagradas a Dios a través del seguimiento de los consejos evangélicos y pudiendo enriquecerse o emprobecerse por un uso adecuado o inadecuado de la psicología 3 en este artículo trataremos de ahondar la relación y el beneficio que aporta la psicología de consultación y la dirección espiritual.

En este último decenio se han venido revisando varios modelos psicológicos y han ido surgiendo otros muchos, de entre los cuales destaca la Psicología de consultación. Comenzada y desarrollada en Italia por el Prof. Antonio Tamburello 4 inicia como una derivación de la psicología comportamentalista. Fundada en una visión antropológica del hombre y reteniendo como principios básicos los últimos fines del hombre, la Psicología de consultación aporta elementos valiosos para quien ejerce el difícil pero apasionante oficio de director o directora espiritual.

En el campo de la dirección de las almas, ¿todo se reduce a una labor psicológica o todo se reduce a la gracia de Dios? No es fácil establecer una diferenciación neta entre estas dos vertientes y hay quien retiene como falso este planteamiento. Nuestro objetivo será descubrir los elementos esenciales de la Psicología de consultación que pueden ser tenidos como instrumentos válidos y valiosos para la dirección espiritual.

NOTAS
1 C. Rogers, La terapia centrata.
2 Epicteto. "Enquiridion". "A los hombres no los perturban las cosas, sino la visión que tienen de ellas".
3 Equip. Percorsi umani e spirituali nella Direzione Spirituale EdiSI, Genova 2002
4 El Prof. Antonio Tamburello es Fundador y presidente del Instituto Skinner de Roma y coordinador académico del Master de Consultación en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma.

Autor: Germán Sánchez

sábado, 23 de mayo de 2009

Nuevos hábitos

Los conventos de clausura navegan por la Red y abren sus puertas en Internet. A través de la pantalla venden repostería, conceden plegarias 'a la carta' y llevan a cabo tareas informáticas

25.09.07 - 09:34 - TEXTO: ITSASO ÁLVAREZ

«No sabemos qué sistema operativo usa Dios, pero nosotros usamos Linux», comentaba en una entrevista la hermana Judith Zoebelein, usuaria de Macintosh y responsable del departamento de Internet del Vaticano, que recibe de 11 a 15 millones de visitas al día. Y es que con la Iglesia hemos topado... en la Red. Ya lo dijo Juan Pablo II un 24 de enero, fiesta de San Franscisco de Sales, patrón de los periodistas: «Los monasterios deben estar conectados con el mundo real y, por ello, con el de las nuevas tecnologías». Tras lo cual el Pontífice pasó a nombrar al sacerdote Santiago Alberione- fundador de la familia paulina, él siempre empleó los medios de comunicación en su labor evangelizadora- protector de los internautas.

«Moderado y discreto»

También en los conventos de clausura, el Vaticano permite el uso «ilimitado, pero con moderación y discreción» de la Red de redes. La Santa Sede ha dejado dicho que ni el voto de silencio que hace enmudecer a las congregaciones más estrictas debe ser incompatible con la comunicación a través del ordenador. De ahí que lo último en algunas comunidades de vida contemplativa sea conceder plegarias 'a la carta' con los ruegos que reciben vía 'e-mail'. Es el caso de las trece monjas de clausura del monasterio trinitario de Burgos. Llevan siete siglos asentadas en la capital, pero «no nos conocían», explica María José Ibáñez, vicaria de la casa. Emplearon a dos hermanas en la gestión y actualización de un sitio web y ahora incluyen en sus oraciones las 'ciberpeticiones'. «Cada día llegan de cinco a diez». Desde España, México, Chile, EE. UU., Filipinas... «Se refieren a problemas familiares, de salud, drogas, sectas».

«Esperamos demostrar que también Internet puede ser utilizado para hacer el bien», justifican en el monasterio de Santa María de Vallbona, el cenobio cisterciense femenino más importante de Cataluña, donde también las hermanas sacian por 'mail' el apetito de predicar. Ello, pese a no tener el don de la repostería. Lo que la comunidad domina es el tratamiento de textos y partituras de música con ordenador. Las manos divinas para la repostería se las dejan a las clarisas del Jesús de Estepa, en Granada. Sus ingresos han mejorado desde el día en que instalaron «el torno virtual»; la web que difunde en abierto lo apetecibles que se ven sus cuajadas de almendra y sus tocinillos de cielo recién sacados de la cocina. Ellas argumentan a su modo: «La distancia física no impide la proximidad a todo y a todos, porque la proximidad es cuestión de amor». Eso sí, las hermanas son reticentes a poner al alcance de cualquiera el secreto de su buen hacer repostero.

La idea de la web llegó con el Plan Alfa, un portal de instituciones católicas que en 1985 se creó para ofrecer soluciones informáticas integradas a los centros educativos católicos. Con el tiempo, la demanda de información, productos y servicios relacionados con las nuevas tecnologías se incrementó, y dicha respuesta se extendió a las instituciones católicas -diócesis, congregaciones...-. Compraron e instalaron ordenadores y periféricos (impresora, escáner) en los conventos. Impartieron cursillos y crearon páginas web a medida. Hoy en día, el programa gestiona 600 sitios web en España y se centra «en la comunicación entre congregaciones en distintos países», avanza Diego Echeverri, del departamento técnico de Plan Alfa.

Ha habido otras iniciativas, como la denominada 'Monasterios en red' de la Fundación Riojana para la Sociedad del Conocimiento (Fundarco), una entidad sin ánimo de lucro que ha ido disponiendo ordenadores y acceso a Internet en las congregaciones religiosas de la comunidad autónoma. Ya sean reducidas, como la de los agustinos recoletos de San Millán de la Cogolla. «Aquí somos diez frailes. Pero si contamos a los que tenemos en Venezuela y Perú... Dependemos de una organización por encima de esta casa», ilustra Juan Ángel Nieto, el padre prior del Monasterio de Yuso. El hombre dice preferir la clásica enciclopedia de pasar páginas a mano, pero «qué bien viene 'google'», exclama. «Es el buscador que yo uso en mi 'Apple Mac'».

Para leer las noticias del Vaticano, para consultar sobre arte e historia... «Navegamos en Internet porque es otro modo de estar en comunión con nosotros mismos y con el mundo», dice. «Para preparar las homilías» le viene que ni pintada la Red a Fray Eduardo, de la comunidad de monjes cistercienses del Monasterio de Zenarruza. Para eso, «y para saber con seguridad el tiempo que va a hacer y determinar el mejor día para cortar la hierba», explica. Para no tener que «molestar» al monaguillo ni llamar al servicio telefónico del Instituto Nacional de Meteorología. En el monasterio son ocho frailes y cada uno tiene su 'e-mail'.

Premios internacionales

Se informaron bien y mucho las carmelitas descalzas de Medina de Rioseco. Fueron buenos tiempos los que transcurrieron antes de su mudanza a Valladolid, cuando crearon una página web que acabó recibiendo doce premios internacionales a su diseño y contenido. Algo tuvo que ver la hermana Virtudes Parra, también carmelita, pero del convento alicantino de Altea. Antes de abrir un 'blog' al que bautizó con un extracto de una poesía de San Juan de la Cruz ('Aquesta eterna fonte'), fue programadora de IBM y sabe bien el terreno que pisa. Lo que se oye al otro lado de la línea telefónica cuando uno quiere comunicar con ella de viva voz es el tintineo disonante de una campana. «Es que yo estaba en el piso de arriba, y la usamos para avisarnos unas hermanas a otras cuando suena el teléfono», disculpa.

Dice que desde la sala en la que está hablando puede ver el mar Mediterráneo. La brisa se cuela por las ventanas del Carmelo de Altea, en Alicante. Aires bien distintos llegan por las otras ventanas; las que se abren en la pantalla del portátil de Virtudes Parra. La informática interfiere en la rutina diaria de esta monja que comienzan el día a las cinco y cuarto de la mañana hasta tal punto que ha creado «dos miniempresas» de elaboración de páginas web. Con otras dos compañeras, se afana estos días en la creación de un portal para una inmobiliaria de Valencia. De su inventiva han nacido www.sinfancia.net, un punto de encuentro para familias acogida de menores tutelados y www.eneagrama.com, para una entidad mexicana. Pero su intención es que todas las monjas sean capaces de gestionar una web, «para sacar más ganancias».

Todo se andará. La 'sala de informática' que esconden los gruesos paredones del convento de Altea tiene su aquel. Cuatro PC, tres portátiles, «todos en red» y con webcam. Cuando Virtudes Parra ingresó en el convento no existían siquiera los ordenadores personales. En el año 2000 creó un portal para las Carmelitas Descalzas de España, donde están ubicados todos los Carmelos de las cinco federaciones en España y convenció a su priora, que ya la deja hacer a su antojo. «Quién me iba a decir que iba a volver a tocar un teclado», dice Virtudes Parra. Los caminos de Dios, inescrutables.

viernes, 22 de mayo de 2009

Un día en la vida de una monja.

Son muchas, más de ochocientas mil, las religiosas que andan distribuidas por el mundo entero en ocupaciones distintas: cuidan enfermos, dan clases, viven en barrios obreros al lado de la gente, de sus preocupaciones y sus desgracias o dedican su vida a la contemplación. Las encontramos en las grandes ciudades, en los pueblos, en algún rincón de África, América o Asia. No hacen ruido. Trabajan. En la Iglesia los altos cargos los tienen los hombres. Pero estas mujeres, diversas, a veces ignoradas, pacientemente, con su vida dedicada a Dios y a los demás, son la savia que nutre la vida cristiana, el río de agua bienhechora. Como ejemplo, presentamos el relato de una jornada en la vida de Carmen Ferreté, religiosa misionera de Jesús-María en Guinea Ecuatorial.

Guinea Ecuatorial. Isla de Bioko. Malabo, barrio periférico de la ciudad. Barrio de aluvión, llega continuamente gente del interior en busca de mejores condiciones de vida. Casas de madera y chapa. Familias hacinadas. Un bar junto a otro. Podríamos decir un barrio de Cuarto mundo en el Tercer mundo.

Son las cinco de la mañana. Las luces de la casa de las Hermanas empiezan a encenderse. Se huele a café. Alguna más madrugadora lo ha preparado. El barrio duerme. Anoche la música no paró hasta bien tarde. La actividad en el barrio comienza cuando clarea, a las seis. Para las Hermanas es la hora de la serenidad, oración, reflexión. Una hora no “amenazada” por reclamos externos. A las seis y cuarto salida hacia la ciudad para la celebración de la Eucaristía. Encuentro con muchos cristianos, los de cada día. Los cantos no faltan en la celebración, no sería tal si no los hubiera. Encuentro con otras religiosas. Saludos cortos; todos vamos al trabajo.

Desayuno rápido. A unos minutos de la vivienda, el colegio. A las ocho de la mañana suena la campana, 330 niños y niñas forman en el patio. Suena el himno de Guinea mientras se iza la bandera. Con mucha seriedad escuchamos, día tras día, aquella estrofa: “Tras dos siglos de estar sometidos a la dominación colonial, en perfecta unión y fraternidad cantemos libertad”. ¿Saben lo que cantan? ¿Conocemos lo que cantan? Los sentimientos se entremezclan. La historia es la historia. Triunfa el deseo de no repetir lo que ha podido hacer daño. Eduquemos en libertad y responsabilidad.

Niños y niñas de siete y ocho años, sonrientes y contentos: “Hermana, ¿me llamas hoy para leer?, ¿me toca hoy?” Sentimiento de cercanía, cariño y de poder despertar, en esas personitas en crecimiento, el ansia de superación. Hoy una pequeña, con dificultad en pronunciar “casa”, “caramelo” (decía “tasa”, “taramelo”), me dice con gran satisfacción, “mira ya sé decir casa, caramelo, queso”. ¡Bravo, tú llegarás!

Casi cada día un niño a 40 de fiebre, una pequeña con diarrea; hay que correr al hospital. ¡La sanidad! ¡Qué preocupación! El barrio está rodeado de basuras. Un desguace de coches al lado del colegio. Cartas al Ayuntamiento. Los mayores de quinto sensibilizados escriben a la alcaldesa. “¡Queremos llegar a mayores, la basura mata!, ¿puede hacer algo?” ¡Qué impotencia la de todo el barrio!

La misionera no nace, “se hace”. Día a día el contacto con una población que intenta sobrevivir, que lucha por un trabajo digno, que vive, o malvive, va golpeando el corazón y lo transforma hasta sentir que vamos haciendo, juntos, un camino de fraternidad. Hay días que es más fácil rezar a Dios diciendo “¡Padre!”, que decir “nuestro”. Una mirada alrededor te interpela. ¿Cómo hacer para que el Evangelio de Jesús, sea una buena noticia que libere?

La ciudad es otra cosa, hay limpieza, orden, se nota que hay petróleo, el barrio es el olvidado, el que desborda todas las previsiones, donde no llega ni el petróleo ni, casi, la electricidad. En la casa de las Hermanas es un continuo entrar y salir: llamadas, consultas. “Hermana, ¿me das unos limones?”, “hermana, quiero encargar una misa para mis difuntos”, “hermana, toma estas papayas, ¡tenéis forasteros!”, “hermana, el sábado no estaré, voy al pueblo, tengo defunción”.

Es la una y media, hora de la comida. Se cocina a la española o a la guineana, según la hermana que la hace. Plato único. Momento de encuentro fraterno interrumpido a menudo por llamadas a la puerta (los horarios, a veces, no coinciden).

Las tres de la tarde. Hoy me toca estudio con las internas. La residencia de las chicas al lado de la casa de la comunidad. Jóvenes de Bachillerato, de cuarto a último curso, que estudian en diversos colegios. “Carmen, mañana me toca filosofía, o literatura, o francés, ¿me puedes ayudar?” Y piensas, en estas jóvenes de 17, 18 años, ¿podrán llegar a cubrir sus aspiraciones de ser mujeres respetadas, cultas, agentes de cambio en la transformación de la sociedad? ¡Es un reto y un objetivo prioritario para nosotras! Cuando a las siete y media de la tarde acuden a rezar, las que quieren, la oración y el deseo se hacen intensos. ¡Señor, ayúdalas, acompáñalas!

La cena, un bocadillo. Es el final de la tarde, el momento de compartir, de descansar, de reír juntas, de comentar los incidentes de la jornada, lo que pasa, lo que dice la gente; es el momento de ver las noticias del país; de constatar, muchas veces, la impotencia ante las situaciones que se viven; de soñar nuevas maneras de hacer. Termina un día lleno, vivido intensamente; tocado por muchas situaciones humanas.

Sobre las diez de la noche la casa va quedando silenciosa. Otro momento para la serenidad, la relectura del día, situar cada acontecimiento donde corresponde, confiar, agradecer lo vivido, sobre todo las personas con las que has tratado. ¡Se aprende tanto de la gente! En verdad, la gente, el proyectar juntos, es lo que te retiene en el país. Fuera, en el barrio, la música de los bares suena sin parar; te acostumbras, casi te arrulla.

(Fuente: Revista El Ciervo, nº 649, abril 2005)

jueves, 21 de mayo de 2009

Paseo por loc Conventos de Clausura. Sevilla

La ciudad de Sevilla atesora una importante riqueza patrimonial. Dentro de este reconocido legado histórico-artístico, las clausuras sevillanas ocupan un lugar destacado. Lo arcano, lo sublime y celestial son notas definitorias y características de estos recintos religiosos que siempre han gozado de la atención y la curiosidad de turistas y sevillanos, atraídos precisamente, por ese halo de misterio y misticismo que se esconde detrás de sus altos muros y sus celosías.

La paz de los claustros, la vida austera y sacrificada, la intimidad de la oración y la entrega a los demás, son formas de vida desconocidas para el mundo de hoy. Paseando por Sevilla mostrará al visitante tanto la riqueza patrimonial de los conventos, como la íntima y silenciosa vida de las clausuras. De los diecisiete conventos de clausura que existen en la ciudad, Paseando por Sevilla ofrece la posibilidad única de visitar ocho de éstos, en tres itinerarios diferentes en los que se visitan tres conventos. Qué mejor forma de terminar nuestros paseos por los conventos sevillanos que degustando los deliciosos dulces que tan esmeradamente elaboran las monjas.

Enlace: http://www.paseandoporsevilla.com/conventos/conventos.html

miércoles, 20 de mayo de 2009

"Sor Internet" abre al mundo su convento de clausura

Domina el lenguaje "ad hoc" de usuarios de internautas y tiene muy claro que la web es muy útil.
Toledo. A la inquieta sor María Jesús Galán la Era tecnológica le ha servido para abrir esa gran "caja de sorpresas" que dice que es el convento de clausura toledano de Santo Domingo El Real (1364) en el que entró, llamada por la Fe, en 1976.

Abierta, conversadora, sonriente y servicial, María Jesús frunce el ceño entre risas cuando se le define como "sor Internet", un término que le queda corto porque, afirma, sin dejar de reirse, que en realidad es "sor muchas cosas" y "como Petra, criada para todo".

María Jesús, de 51 años, es la orgullosa archivera del convento, pero también su historiadora, contable, cocinera alterna, costurera, consejera y amiga de las otras quince monjas y postulantes que alberga el viejo convento, que en otros tiempos acogió a 160 hermanas.

La escasez de vocaciones religiosas

"Comprendo que la vida ofrece muchas más cosas", dice comprensiva María Jesús, para justificar la escasez de vocaciones religiosas, pero ella dice estar muy contenta con su elección.

María Jesús comparte la enorme casa con monjas y postulantes keniatas, una colombiana y el resto españolas, "de 24 a 80 y muchos años". El pico no lo dice para no molestar a las más mayores, afirma con una sonrisa pícara.

"Sor Internet" suele recibir, con café y exquisitas pastas que ella misma hace, en la pequeña celda que contiene su "joya", que es la valiosa biblioteca-celda que cobija libros que provocan temblor en las manos al cogerlos, como un breviario de 1382, encontrado, emparedado, entre los gruesos muros del convento.

El libro de los cotilleos de Toledo

Su otro rincón favorito es lo que llama "pescadería", un espacio también reducido llamado así porque en otro tiempo era donde se hacía la salazón del pescado y hoy alberga documentos de los siglos XII y XIII y otra obra singular: "El Becerro", de 1568.

"Es el libro de los cotilleos de Toledo", dice María Jesús, que asegura que la lectura de sus 61 páginas (es decir, pergaminos) es muy instructiva porque se cuentan detalles de la vida cotidiana del silo XVI en la mágica y universal Toledo.

El libro, llamado "El Becerro" porque las tapas son de piel de ternera, el pergamino de oveja y el papel verjurado, contiene las cuentas y propiedades de la comunidad religiosa, así como las del pan, gallinas vivas, dineros, aceites y rentas.

Sor María Jesús tiene todo este valioso material meticulosamente inventariado en fichas en el ordenador personal de la biblioteca, y más de cien libros, incluido "El Becerro", los ha ido escaneando pacientemente y forman parte del rico legado dominico.

Internet llega al convento

La Era Internet llegó al convento en el año 2000, cuando su banco les sugirió a las monjas la idea de revisar sus cuentas por esa vía y así se ahorraban los desplazamientos a la entidad.

"Antes tenías que salir y ahora no. Simplemente consultas los saldos y haces las transferencias por Internet", dice.

La red de redes tiene otra gran utilidad. Las monjas debían salir de su clausura para pedir cita al médico, pero ahora pueden hacerlo por Internet en la web del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam). Paradójicamente, Internet las ha enclaustrado más.

"Sor Internet" habla y domina el lenguaje "ad hoc" de usuarios de ordenadores e internautas y tiene muy claro que la web es muy útil porque "encuentras lo que quieres si vas con una mirada limpia".

El ordenador, un mueble más

Sor María Jesús ha introducido Internet en el resto de la comunidad. En otros conventos, el ordenador lo tiene la priora, pero en el de Santo Domingo está en la sala de labor "como un mueble más", afirma con toda naturalidad.

"La mayoría (de las monjas) ni entienden. Tengo de protector de pantalla 'Mis Imágenes' y así todas ven las fotos que les mandan sus familiares", y afirma, siempre entre risas, que "les echo en cara que todas abren el correo ¡y ninguna contesta!".

Apenas hay tiempo en su "recreo" para perderlo en Internet y las monjas lo usan para lo más básico, como leer la prensa o ver el estado de tiempo si se lo han perdido en "la tele del Golfo", llamada así porque la compraron para enterarse de lo que pasaba en la primera guerra del Golfo Pérsico en 1991.

Está claro que sor María Jesús es la que más se beneficia de la red porque es una herramienta útil para buscar la traducción de una palabra del latín, navegar por el buscador de la Iglesia, bajarse recetas de cocina u obras de teatro de Tirso de Molina "que era -dice- vecino y amigo del convento". (Efe)

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