domingo, 15 de febrero de 2009

Bibliografia. Vida consagrada. Febrero 2009

La autoridad en la vida consagrada. Un carisma de animación-comunión
Severino-María Alonso


Hablar de la autoridad y de la obediencia resulta "difícil, impopular y comprometido" (Pablo VI). En sentido cristiano, no son dos realidades distintas y separables, sino dos dimensiones de un mismo misterio: "dos maneras complementarias de participar en la oblación de Cristo" (ET 25). "La autoridad es siempre, evangélicamente, un servicio" (VFC 49). No es poder que domina, sino diakonía: amor que sirve.

Páginas: 304- PVP.- 17 €
------------------------
¿Como los demás?
Juan José de León Lastra

A veces, consciente o inconsciente, las personas consagradas han vivido el descuido de las exigencias que se derivan de su condición humana. Sin embargo, el sentido de la vida religiosa no pude ser otro que vivir un proyecto verdaderamente humano y humanizador. La vida religiosa, mirando a Dios, descubre en Él la medida de lo que significa realmente ser hombre y mujer

Páginas: 144- PVP.- 13 €
-------------------------
TAL COMO ÉRAMOS. Una historia de cambio y renovación
Joan Chittister

El cambio que se ha producido en los últimos años en la vida religiosa -sobre todo femenina- ha sido del todo drástico. Joan Chittister nos habla de ello en este libro con su sabiduría y claro y directo lenguaje. Igualmente nos da claves para entenderlo y para seguir profundizando en él.

Páginas: 304- PVP.- 17 €
-----------------------
UNA PASION DE AMOR.Consideraciones teológicas sobre la vida consagrada
Severino-María Alonso

La vida religiosa es, de verdad, una pasión de Amor. Con las características propias del amor convertido en pasión: la totalidad en la entrega, la inmediatez en la relación con la persona amada y la absoluta gratuidad en la donación de sí mismo. Con renovado entusiasmo, el autor vuelve sobre los temas de siempre, consciente de que, mucho más que una refundación, la vida consagrada necesita, y con urgencia, reafirmar el fundamento, volver a su raíz viva y permanente.

Páginas: 400- PVP.- 18 €
------------------
Suplemento al Diccionario Teológico de Vida Consagrada
Angel Aparicio (ED.)

Cincuenta y una voces nuevas se añaden con este suplemento a la gran obra del Diccionario Teológico de la Vida Consagrada. Articuladas de forma sistemática, forman –junto con el anterior Diccionario– un verdadero tratado teológico sobre la vida consagrada adaptado a los tiempos. Autores y estudiosos de prestigio tratan de responder a las problemáticas y desafíos actuales desde un estudio riguroso de las bases bíblicas y teológicas de la vida consagrada, esclareciendo doctrinalmente su identidad y misión en la Iglesia y en el Mundo.

Páginas: 1104- PVP.- 60 €
----------------------------
Las formas de vida consagrada. Comentario teológico-jurídico al código de derecho canónico.
Domingo J Andrés

Obra única en su género. El autor, uno de los especialistas de mayor prestigio internacional, ofrece un comentario del derecho canónico de la vida consagrada, tanto en sus aspectos generales como en lo que se refiere a las diferentes formas de consagración. Imprescindible para todo especialista en derecho, juristas, obispados y superiores mayores

Páginas: 800- PVP.- 52 €
-----------------------------
INUTIL Y PRECIOSA. Ensayo sobre el futuro de la vida consagrada en occidente.
Noëlle Hausman

¿Hacia dónde va la vida consagrada en Occidente? ¿Está en trance de desaparecer? ¿Qué sentido tiene hoy esa forma de vida en la Iglesia? A estas y otras preguntas se viene tratando de responder en los últimos tiempos. El presente libro es una contribución más en esa búsqueda. En sus páginas se nos ofrece un ensayo rico y profundo que trata de analizar las causas de la situación actual de la vida consagrada y también las posibles respuestas de futuro que esta forma de vida ha de adoptar en los paises de la vieja cristiandad. Inútil y preciosa, como la pequeña botella de perfume en Betania, la Vida Consagrada se derrama a los pies de Jesús, gratuitamente, por puro amor.

Páginas: 288- PVP.- 15 €

-------------------------------
La vida consagrada. Aspectos antropologicos, psicologicos y formativos
Jesús María Alday

Adquirir una madurez humana y psicológica consistente es tarea del todo necesaria para toda persona consagrada que quiere hacer de su vida un proyecto de santidad y singular anuncio del reino. La vida consagrada es una vida de alguna manera singular. Formarse para ser una persona consagrada ha de tener en cuenta las bases humanas, psicológicas y formativas de esta peculiar vida de consagración. La experiencia formadora y docente del autor son garantía de calidad.

Páginas: 256- PVP.- 13 €
--------------------------
Por un presente que tenga futuro. Vida consagrada hoy
José Mª Arnáiz

La necesidad de la refundación de los institutos religiosos se va comprendiendo cada día con más claridad. Se trata de profundizar en el Concilio: volver a los orígenes y adaptarse a los tiempos. Volver al buen vino de la fundación, al carisma de los fundadores, y verterlo en los odres de la realidad sociocultural y eclesial de nuestro tiempo. Quizá el acento esté más hoy en la adaptación a los tiempos. Empeña-do en esta tarea, el autor ofrece en este libro unas líneas de orientación.

Páginas: 256- PVP.- 14 €
-----------------------------
Formación para la vida consagrada. Temas para el noviciado
Manuel Carrasco
Jesús Palacios
José San Román

Conocer a fondo la vida consagrada es tarea de toda persona que abraza esta forma especial de vida. En el presente libro se nos propone una síntesis de los temas fundamentales que atañen a la vida consagrada. Los temas están dispuestos pedagógicamente para ser un instrumento de estudio, comprensión y vivencia de las principales cuestiones sobre la identidad, consagración, misión y espiritualidad de esta forma de vida. Los autores, conocidos formadores y expertos en la materia, nos ofrecen estos materiales que pueden resultar útiles también para otras etapas o momentos de la formación inicial y permanente de las personas consagradas.

Páginas: 400- PVP.- 16.5 €
--------------------------------
A donde el Señor nos lleve. Vida Consagrada en el mundo: tendencias y perspectivas.

Adonde el Señor nos Ileve, como nave de vela impulsada por el viento del Espíritu. En cualquier lugar, la vida consagrada mira al futuro con la misma ilusión de siempre, aceptando los retos que le salen al paso, venciendo las dificultades y, sobre todo, confiando en el Señor. Este libro quiere ofrecer una visión global de la vida consagrada. Desde diversas latitudes, sus cualificados autores, nos ofrecen una panorámica actual de esta forma de vida.

Páginas: 280- PVP.- 14.5 €

lunes, 9 de febrero de 2009

Calendario Gregoriano

Con todo el jolgorio que armamos en las celebraciones del Año Nuevo, perdemos de vista lo que celebramos. Más o menos como quien va a una boda, un bautizo o un cumpleaños, y ni siquiera sabe de qué va la fiesta, ni en honor de quién se celebra.
El caso es que toda cuenta de los años constituye por sí misma la proclamación más solemne y fehaciente de que en el año cero de esa cuenta se inicia una era, que es tanto como decir una forma singular de entender la vida, de entender la humanidad.
En nuestra civilización occidental hemos conocido sólo dos eras auténticas: la era "ab urbe cóndita" (la que se inicia con la fundación de Roma), y la era "ab incarnatione Dómini" (desde la Encarnación del Señor), que propuso en el año
527 el monje Dionisio el Exiguo, y que el año 607 asumió como propia el papa Bonifacio IV. Esta fecha se fijó en el 25 de marzo (fiesta de la Anunciación y por tanto de la Encarnación) del año 753 ab urbe cóndita; luego se desplazó hacia el 25 de diciembre y el 1 de enero, en que se conmemora el nacimiento de Cristo (está clara la incongruencia de celebrar en días distintos el nacimiento de Cristo y el principio del año, cuando se pretende que la cuenta de los años empieza en este acontecimiento).
Para hacernos una idea de lo costoso que fue llegar al calendario único para toda la cristiandad, no hay más que anotar que en Portugal no se adoptó la era cristiana hasta casi las vísperas del descubrimiento de América. Otras "eras" de menor entidad, de corta duración por tanto, son las que impusieron los romanos a los pueblos conquistados: la era de Augusto en Egipto, la Antíoco-Cesárea en Asia Menor, la era de España, la era de los Anni Augustorum, la de Diocleciano. Y ya en el cristianismo, en la zona de Oriente, la era bizantina, que empezaba el 5509 a. de J.C. (por la cuenta bíblica del principio del mundo).
Está claro que mientras se le daba vueltas al tema de la era (del principio de la cuenta de los años), que al fin y al cabo era un tema menor, se iba tirando de Calendario Juliano, el instituido por Julio César en el año 47 a. de J.C. (707 de la era romana, es decir de la fundación de Roma), a la sazón dictador y gran pontífice.
En 1582 el papa Gregorio XIII promulgó el nuevo calendario, llamado Gregoriano por ser él su promotor. Habían pasado más de 1.600 años de vigencia del calendario Juliano y los pequeños desajustes se habían hecho muy ostensibles al cabo de tanto tiempo. El calendario civil se había retrasado 10 días respecto al calendario astronómico; por lo que Gregorio XIII tuvo que decretar en 1583 el salto del día 10 al 20 de diciembre. Ese año, diciembre tuvo sólo 21 días.
En esencia, la principal aportación de la reforma gregoriana consiste en que la cuenta de los años bisiestos no es rígida como en el juliano; así pues, de la regla general del bisiesto cada cuatro años, se exceptuaban los años múltiplos de 100, excepción que a su vez tenía otra excepción, la de los años múltiplos de 400, que sí eran bisiestos. La nueva norma de los años bisiestos se formuló del siguiente modo: La duración básica del año es de 365 días; pero serán bisiestos (es decir tendrán 366 días) aquellos años cuyas dos últimas cifras son divisibles por 4, exceptuando los años que expresan el número exacto del siglo (100, 200..., 800..., 1800, 1900, 2000...), de los que se exceptúan a su vez aquellos cuyo número de siglo sea divisible por 4. Asimismo se corrigió en el calendario gregoriano la duración de los meses, ya fijada básicamente en el calendario juliano.
El año bisiesto fue ya instituido por el calendario juliano, que añadía un día cada cuatro años en el mes de febrero, intercalándolo entre los días 23 y 24. Los romanos llamaban al 23 de febrero, "sexto calendas Martii" (el sexto día antes de las calendas de marzo). Al no permitir la peculiar cuenta y denominación de los días por los romanos "alargar" el mes, sólo les quedaba la opción de "repetir" un día. El día elegido para ser repetido fue el 23 de febrero, el sexto calendas, por lo que a los años en que se repetía (bis) ese día se les llamó bis-sextilis, que nos dio finalmente el nombre de bisiesto. "23-F bis" es un buen recurso mnemotécnico para recordar el origen de la palabra "bisiesto".
El Papa Gregorio XIII reunió un grupo de expertos que, después de cinco años de estudios, implantó el calendario que actualmente tenemos en vigor en la sociedad occidental, realizando las siguientes reformas al calendario juliano.
1. Se excluyeron diez días, disponiéndose que el 5 de octubre se contase como 15 de octubre.
2. Se corrigió la duración del año solar, estableciéndose en 365 días, 5 horas, 49 minutos y 12 segundos.
3. Se hizo empezar el año el 1 de enero.
4. Los años seculares se convirtieron en bisiestos sólo si resultaban divisibles por 400, de este modo se ganaba la fracción de un día cada cien años, que en 15 siglos había ascendido a 10 días.
El nuevo calendario fue inmediatamente adoptado en todos los países católicos, pero el resto del mundo tardó en aceptarlo, siendo Rusia el último país que lo adoptó en 1918.
www.elalmanaque.com

sábado, 7 de febrero de 2009

La Candelaria

Cuanto más a fondo nos metemos en los calendarios, con mayor claridad vemos que su principal objetivo no era marcar los días sino las celebraciones, en tanto en cuanto son el soporte de creencias que a su vez están al servicio de las buenas costumbres.

Así que si queremos conocernos, si estamos interesados en saber de dónde venimos (y ojalá que también a dónde vamos) deberemos dejarnos llevar por el celendario y detenernos en sus grandes fiestas. Y la del 2 de febrero lo era, y grande.

Cerraba el dilatadísimo ciclo de la Navidad, que empezaba el 8 de diciembre, con la fiesta de la Purísima y acababa con la fiesta de la Purificación de María en el templo. ¿Es casualidad que tanto la puerta de entrada de las Navidades como su puerta de salida coincidan en el mismo concepto? Respecto a la fiesta de la Inmaculada es razonable dudar, pues es de muy reciente incorporación al calendario.

La fiesta de la Candelaria, en cambio, es tan antigua que con buen fundamento se cree que es la conversión al cristianismo de una fiesta pagana de purificación. Por la enorme variedad de tradiciones que giran en torno a esta fiesta, y que con seguridad no nacieron todas con ella, se diría más bien que se trata de una fiesta del tiempo, que debían tener de una u otra forma todas las culturas, y que se aglutinaron en la fiesta de la Candelaria.

Llama la atención que siendo esta fiesta de purificación, haya escorado hacia la luz, hasta prevalecer incluso la denominación que hace referencia a la luz, sobre la que se refiere a los ritos de purificación. Si tenemos en cuenta que hace tan sólo un siglo las candelas eran uno de los más habituales medios de iluminación en las casas, comprenderemos cómo pudo prevalecer la luz en estas fiestas.

El caso es que en la misa de la Candelaria se bendecían velas de varios colores, cada color para un uso, y se repartían a los fieles. Al tratarse de velas bendecidas, no se empleaban para el consumo, sino que se reservaban para usos de carácter religioso.

Se empleaban para prevenirse de los rayos y del granizo en las tormentas, para ahuyentar a las brujas y los malos espíritus, para proteger a la familia de las enfermedades, y también a los rebaños y animales de labranza. La vela blanca se empleaba para las ceremonias religiosas: la procesión del mismo día de la Candelaria, la Semana Santa, etc. La amarilla, para los funerales y para iluminar durante la extremaunción a los moribundos.

En algunos casos las velas las daba la iglesia, proporcionadas por cofradías que se ocupaban del culto a la Virgen de la Candelaria. En otros casos, era el ayuntamiento el que corría con el gasto, y en otros finalmente los mismos fieles tenían su propia fabricación de velas y las llevaban a bendecir a la iglesia.

Esto en cuanto a los ritos y usos relacionados con la luz. Ni que decir tiene, que no eran en absoluto ajenos a la idea de purificación: para las mujeres embarazadas, las que acababan de dar a luz y las que deseaban descendencia, esta festividad tenía una especial significación, y en torno a ella se desarrollaron curiosas tradiciones.

La luz de las velas benditas jugaba un papel importante en la felicidad de los partos y en las oraciones para conseguir marido o para quedar embarazadas. De ahí que en algunos lugares la fiesta de la Candelaria, que era la primera “media fiesta” del año (no era de precepto) se consideraba exclusivamente de mujeres, por lo que no permitían asistir a los hombres (esto vuelve a recordarnos las lupercales romanas).

En otros lugares, finalmente, se hacía la procesión de la candelaria por los campos. Y según que el viento hubiese apagado muchas o pocas velas, se calculaba si el año sería próspero o escaso. En cuanto a su carácter de cierre de la Navidad, en este día se cantaban los últimos villancicos ante el pesebre, que ese mismo día se desmontaba, y se comían los últimos turrones, barquillos y demás dulces especiales de la Navidad: a partir de este día se consideraba totalmente fuera de lugar las músicas, los adornos y los dulces de navidad; se había entrado en una nueva fase litúrgica. Hoy se han perdido totalmente estas tradiciones: las fiestas navideñas se acaban justo el día de Reyes o como mucho el siguiente. Y a partir de ahí entramos en el ciclo litúrgico de las rebajas.

Mariano Arnal

Copyrigth EL ALMANAQUE todos los derechos reservados.